Enrico Rava: el ‘cavaliere’ del jazz
El trompetista italiano actúa esta semana en España junto a Soupstart, el dúo que componen Giovanni Guidi y Gianluca Petrella
Nadie diría que tiene 77 años escuchándole tocar, ni cara a cara. Enrico Rava, uno de los nombres más importantes de la historia del jazz europeo, sigue siendo un tipo que rezuma clase, de esos que representan la más genuina esencia de lo cool. Improvisador incansable en eterna reinvención artística, Rava no ha dejado de producir música arriesgada y fascinante desde que comenzó su carrera a principios de los 60. A punto de tocar a dúo con su viejo amigo Louis Moholo en NovaraJazz 2017, recuerda cuando conoció al legendario baterista sudafricano hace más de 50 años: “Steve Lacy y yo montamos un cuarteto con Louis y Johnny Dyani, que acababan de instalarse en Europa hacía poco. Nos fuimos a Buenos Aires para dos semanas y nos quedamos más de un año, básicamente porque no conseguíamos reunir dinero para comprar billetes de vuelta”.
Medio siglo después, Rava (Trieste, 1939) es una leyenda viva que visita España esta semana junto a Soupstar, nombre que toman como dúo los extraordinarios Giovanni Guidi y Gianluca Petrella. Pero la unión de Rava y Soupstar tiene truco: Guidi y Petrella son miembros esenciales de algunos de los grupos más importantes del trompetista en los últimos años, así que su sintonía en el escenario está garantizada: “Nos conocemos tanto y tan bien que hemos llegado al punto en el que simplemente tocamos y dejamos que las cosas sucedan. Podemos improvisar libremente durante un rato y entrar de repente a un tema u otro sin planificación”.
Entonces, ¿qué estilo practica Rava? Es difícil de decir, salvo que uno se remita a la propia personalidad del trompetista: “No tengo ningún tipo de autocensura estilística. Un día puedo tocar solo standards y al siguiente tocar algo completamente improvisado. Empecé a escuchar jazz siendo niño, a Bix Beiderbecke, Louis Armstrong, Duke Ellington… Muchos músicos de jazz avanzado hemos empezado así; cuando llegué a Nueva York en los años sesenta me encontré con gente como Roswell Rudd, que tenía una gran experiencia en el dixieland, o Steve Lacy, que también empezó tocando ese estilo. Para mí todo viene de esa tradición, de los diálogos de Armstrong o Johnny Dodds o de Bix con Bill Rank. Ese lenguaje es el padre de lo que tocamos hoy en día”.
Con ese punto de partida, Rava ha navegado por toda clase de estilos a lo largo de las décadas, desde el free jazz al jazz más ortodoxo, la electrónica —está preparando un disco junto a Matthew Herbert— o su atrevido homenaje a Michael Jackson: “Siempre lo aprecié, aunque no le presté atención hasta que murió. Un día llegué a casa y mi mujer estaba viendo el vídeo de un concierto de Michael en Budapest: ¡no podía creer lo bueno que era! Así que compré todos sus discos, empecé a profundizar en su música y decidí hacer aquel proyecto”. Viniendo de un músico que siempre se ha caracterizado por una gran integridad artística, no parece que aquello fuese un vulgar movimiento comercial; de hecho, aparte de un par de clásicos inevitables, la mayoría del repertorio salió de los discos menos populares de Jackson, como History, Invincible o Blood on the Dance Floor: “No son solo canciones pop bonitas, sino composiciones de gran calidad. Cuando saqué el disco sabía que a los fans de Michael no les interesaría y que los puristas del jazz dirían que Rava solo quiere hacer dinero. Lo sabía, y me daba igual: yo quería hacer el disco porque me apetecía y, ¿sabes qué? Es uno de mis discos menos vendidos”.
Así es: mientras otros no pueden evitar seguir sus anhelos comerciales, Rava es un tipo que, simplemente, hace la música que le apetece: “No existe otra manera para mí; el único motivo por el que toco es porque me gusta. No necesito demostrar nada a estas alturas, ni me veo dando de comer a las palomas en el parque: lo hago porque me hace feliz. Supongo que, en cierta forma, tocar me mantiene vivo.” Y tan vivo. Rava sigue en una forma extraordinaria, como podrá verse en directo esta semana en Valencia (Jimmy Glass, hoy), Barcelona (Jamboree, mañana martes) y Madrid (Berlin, miércoles 14).
Cinco discos seleccionados
The Forest and The Zoo (ESP, 1967)
Años de formación junto a Steve Lacy. Un irrepetible encuentro de free jazz intercontinental: Lacy por EE.UU, Rava por Europa y Dyani y Moholo por Sudáfrica.
The Pilgrim and The Stars (ECM, 1975)
Un clásico del jazz Europeo junto a John Abercrombie, Palle Danielsson y Jon Christensen, inaugurando la relación entre Rava y el sello ECM, que dura hasta hoy.
Enrico Rava Quartet (ECM, 1978)
Uno de sus discos más sólidos de los 70. Con Roswell Rudd, Jenny-Clark y Aldo Romano, Rava se muestra ya como una voz referencial en la escena internacional.
Shades of Chet (Via Veneto Jazz, 1999)
Homenaje a Chet Baker mano a mano con Paolo Fresu, otro de los trompetistas italianos más importantes de la historia. No hay competición, pero Rava marca el pulso.
Easy Living (ECM, 2004)
Época de madurez a principios de este siglo con su grupo junto a Stefano Bollani y Gianluca Petrella, en un precioso disco que muestra a un artista incombustible.
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