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Un templo de la música clásica, dañado por un concierto ‘techno’ en Holanda

El volumen del sonido pudo originar el desperfecto de las molduras

Isabel Ferrer
Auditorio de Ámsterdam afectado.
Auditorio de Ámsterdam afectado.Hans Roggen

Una fiesta techno celebrada la noche de este jueves en el Concertgebouw a punto estuvo de costarle muy cara a la legendaria sala de Ámsterdam, de más de 100 años de antigüedad. Programada para que durara siete horas, la cita debía concluir a las tres de la madrugada. Pasada la medianoche, sin embargo, el estuco de una de las molduras del techo empezó a desprenderse. Con unas 2.000 personas en el interior, el organizador, Audio Obscura, especializado en música electrónica, decidió parar en ese momento. La dirección de la sala investiga si el volumen del sonido pudo originar el desperfecto. La Orquesta Real del Concertgebouw, habitual ocupante del auditorio, está considerada una de las mejores del mundo.

Hacia la una de la madrugada se vio que había cal fina sobre el escenario y una de las molduras parecía suelta. La sesión se detuvo de inmediato y se procedió a un desalojo escalonado. Ya de día, pudieron comprobarse los daños: retiraron el adorno inestable, de unos dos metros de longitud, y los demás están pasando revisión.

Dos DJ, Job Jobse y Dixon, amenizaron una velada en la que el interior del Concertgebouw estuvo decorado especialmente para la ocasión. Había altavoces gigantes y lámparas y luz láser de discoteca, lo propio de una cita de estas características. Si bien no encajan en un entorno dedicado a lo clásico, no era la primera vez que albergaba un encuentro musical tan distinto. “Seguimos protocolos y el auditorio está preparado para tirar grandes cables. Además, lo de poner pantallas grandes no es nuevo”, ha dicho Reinoud van Houten, portavoz de la sala. Tampoco se permite sobrepasar el límite de decibelios tolerado por el auditorio principal.

Considerado unos de los mejores auditorios del mundo, el Concertgebouw se levanta sobre un antiguo pastizal situado en su día a las afueras de la capital holandesa. Inaugurado en 1888, en la sala grande caben unos dos millares de personas, y los expertos señalan que es “perfecta para la música de Gustav Mahler”. De momento, nadie espera que lo ocurrido afecte el calendario de conciertos.

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