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Una historia de rock con final feliz

La banda sevillana Los Labios graba su primer disco, 'Birthday', en el estudio de Lenny Kravitz en Las Bahamas

Charlie Cepeda (i) y Sammy Taylor(d) forman el grupo musical Los Labios.
Charlie Cepeda (i) y Sammy Taylor(d) forman el grupo musical Los Labios. Carlos Rosillo

Un buen relato se empieza por el final, sobre todo cuando es apoteósico. El interés ya no radica en cómo acaba, sino en cómo ha llegado a tan sorprendente desenlace. Los miembros de Los Labios, un grupo sevillano que tan solo tenía cuatro canciones autoproducidas, han conseguido que Lenny Kravitz les grabe su primer disco en su chalé de las Bahamas. Todo comenzó hace un año, en un pequeño pueblo andaluz.

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"El Viso de Alcor, cerquita de Sevilla. Alquilamos una hacienda para ensayar nuestra gira americana", cuenta Charlie Cepeda, uno de los guitarristas, que siguió desde niño los pasos de su padre, Carlos Cepeda: a los ocho años tocó su primer solo de blues sobre un escenario. Hoy tiene 40 y ha acompañado a Kiko Veneno, Jackson Browne, Santiago Auserón, Chrissie Hynde de The Pretenders... La lista es interminable. Pero volvamos a Los Labios. "Nuestro mánager había contactado con una productora de cine inglesa para rodar un documental sobre la gira y las interioridades de una banda que se busca la vida", sigue Cepeda, "y en esos ensayos comenzó el rodaje".

Por buscarse la vida, se refiere a que Los Labios solo habían grabado un EP y ya tenían programados decenas de bolos por Estados Unidos. Algo tuvo que ver la agenda de contactos de otro miembro, Álvaro Suite, guitarrista de cabecera de Enrique Bunbury, "un dios al otro lado del charco". La música de Los Labios se puede resumir con sus principales referencias: los primeros Led Zeppelin, The Beatles y Rolling Stones. Por supuesto, cantan en inglés. En eso tiene mucho que ver la influencia de Sammy Taylor, el vocalista del grupo. Hijo de una aristócrata inglesa, se enteró a los 30 años de que su padre era Silvio, roquero ibérico de culto a finales del siglo pasado, con el que su madre tuvo un affaire en Sevilla. "Las únicas referencias que tenía eran que tocaba la batería y que bebía mucho", cuenta Taylor. "Me enteré de lo famoso que había sido cuando ya había muerto. Viajé a Sevilla para conocer a mi abuela, y nada más llegar me asaltó una masa de periodistas". Cuando uno habla con Taylor (no desvela su edad), tiene la sensación de hacerlo con Mick Jagger y David Bowie mientras se contonean en el vídeo Dancing in the street. Lleva el rock y el glam pegados a cada uno de sus gestos. Fue actor de series australianas para adolescentes, y en los noventa formó una banda junto a otras dos chicas. Estuvieron a punto de firmar con una multinacional, pero la crisis de la industria discográfica abortó el proyecto en el último momento. "Sonábamos como The Bangles. Mejor que quedara en anécdota", reconoce tras sus gafas de sol.

Los integrantes de Los Labios, en el sofá.
Los integrantes de Los Labios, en el sofá.Carlos Rosillo

Charlie Cepeda y Sammy Taylor se conocieron en Sevilla, intercambiaron canciones y finalmente montaron Los Labios. El año pasado se fueron a América acompañados de un equipo de grabación que los seguía desde los camerinos a los escenarios y de vuelta al hotel. "Cuando ya estábamos al final, el productor nos dijo que no tenía material para una película", reconoce Cepeda. "La gira no había ido como esperábamos, aun con el reclamo de llevar al guitarrista de Bunbury".

Y entonces sucedió. Su mánager de gira les consiguió un concierto en una fiesta privada que daba Lenny Kravitz en su casa de las Bahamas. Fue el mejor recital de su vida y el productor de las canciones de Kravitz, Craig David Ross, se entusiasmó con ellos. Después del concierto, les dijo que les grabaría un disco. "Estábamos todos un poco borrachos, no nos lo tomamos en serio", recuerda Cepeda. Pero a los pocos días llamó: el resultado es Birthday, un tratado de rock virtuoso y energético grabado en el estudio de Lenny Kravitz, con el que cierran fechas a la velocidad del rayo en salas y festivales de nuestra geografía, y que también pasearán por el otro lado del Atlántico. El documental, claro, se estrenará en breve. "Ni el propio director habría imaginado un final mejor para su película", dice Cepeda. Ni Los Labios, desde luego, un mejor comienzo. Porque su historia acaba de empezar.

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