La calle donde vivió Bowie
Un libro recorre el siglo XX alemán a través de la historia de la Hauptstrasse berlinesa
A finales del siglo pasado, una periodista francesa se trasladó a Berlín: la corresponsal Pascale Hugues se instaló en un distrito tranquilo, Schöneberg. Pura casualidad: alquilaban un piso y el precio era aceptable. Su olfato hizo que se sintiera intrigada por la calle en la que vivía.
Sabía que había sido devastada durante la Segunda Guerra Mundial: el 80% de los edificios eran de construcción reciente; una cercana colina artificial ocultaba millón y medio de metros cúbicos de escombros. Así que la pregunta era inevitable: ¿qué pasó con los habitantes de aquellas casas? Pascale empezó a investigar y terminó publicando La robe de Hannah. Berlin 1904-2014, que ha ganado el premio Simone Veil al Libro Europeo.
Estamos ante la biografía de una calle. Pudorosa, la Hugues no llega a mencionar su nombre en su texto. Pero ya podemos informar de que se trata de la Hauptstrasse, que ahora forma parte de las rutas turísticas de Berlín, gracias a un inglés que residió allí fugazmente: David Bowie.
Todavía se especula sobre los motivos que le llevaron precisamente hasta Schöneberg. Bowie conocía a Christopher Isherwood y el escritor residió en la zona durante sus años berlineses. Tangerine Dream tenía allí su estudio, y Bowie estuvo husmeando, igual que hizo con otros “interesantes” grupos alemanes.
Reportaje de 2014 sobre el piso de David Bowie en Berlín.
Schöneberg ofrecía anonimato y discreción. El barrio fue creado para la burguesía berlinesa, que en 1904 ocupó unas viviendas que ofrecían las máximas comodidades. Muchos de aquellos profesionales eran judíos. Judíos sufridos que superaron la crisis económica troceando sus grandes pisos. Judíos patriotas, que se resistieron a abandonar su país. Judíos ingenuos que no podían imaginar la intensidad del odio que despertaban.
106 residentes judíos de la Hauptstrasse fueron triturados en la Solución Final. Fueron tiempos de miseria y nobleza: sí, hubo delatores, pero también arios que arriesgaron sus vidas al esconder a los perseguidos. Pascale Hugues incluso pudo localizar a algunos de los vecinos más afortunados, los que emigraron antes del comienzo de la guerra.
La robe de Hannah recoge sus vivencias grandes y pequeñas. El título hace referencia al vestido de fiesta estrenado por la tal Hannah en el paquebote que llevaba su familia a Nueva York. Con el tiempo, la prenda se convirtió también en una recriminación muda: había sido confeccionada por su amiga Suzanne, una huérfana que no tuvo medios para escapar del nazismo.
Schöneberg terminó acogiendo a numerosos funcionarios del Tercer Reich. Pero, a finales de los años setenta, sus moradores tendían a ser prósperos bohemios, intelectuales, feministas, gays. El tipo de gente que fingió indiferencia cuando allí aterrizaron David Bowie y su amigo Iggy Pop.
Los actuales residentes no protestaron cuando, el pasado año, el alcalde de Berlín inauguró una placa en la fachada del 155 de la Hauptstrasse, donde residió David Bowie. Se saltaba las normas municipales, que exigen que hayan pasado cinco años antes de cualquier homenaje a un difunto.
El alcalde, el socialdemócrata Michael Müller, reconocía estar algo confuso: asumía la explicación convencional de que David Bowie llegó a la ciudad huyendo de las drogas, pero reconocía que en Berlín tenían entonces “un problema importante con las drogas”. A ver cómo lo explicamos sin que herr Müller se arrepienta: cuando una estrella del rock asegura que ha dejado las drogas, vaya, mejor no tomárselo al pie de la letra.
Babelia
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