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El arte que llega a todos

La Casa Encendida impulsa visitas de discapacitados intelectuales a muestras de arte contemporáneo

Manuel Morales
Visitantes con discapacidad intelectual en la exposición '¡Vivan los campos libres de España!', en La Casa Encendida.
Visitantes con discapacidad intelectual en la exposición '¡Vivan los campos libres de España!', en La Casa Encendida.CARLOS ROSILLO

Llegan tímidos, respetuosos, pero poco a poco se sueltan y empiezan a comentar las obras de arte que les rodean. "Me encantan los cuadros", dice uno de los especiales visitantes de la exposición ¡Vivan los campos libres de España!, del artista Antonio Ballester Moreno, en La Casa Encendida, de Madrid. Son 13 personas con discapacidad intelectual, pertenecientes a la Fundación Jardines de España, dedicada a acogerles y formarlos en el cuidado de las plantas. La historiadora del Arte Carmen Fernández Ortiz es la encargada de preguntar al grupo qué ven y sienten ante las piezas.

"Son muy cercanos, hacen comentarios sin ningún tipo de barreras y aportan mucha ternura", dice Fernández (Madrid, 1964) sobre su experiencia en esta iniciativa, impulsada por La Casa Encendida, en colaboración con la asociación La Alliance Française de Madrid. Fernández guía las visitas que, los jueves de marzo, intentarán llevar el arte contemporáneo a estas personas. "No se trata de enseñarles conceptos, sino de hacer la exposición entre todos. El objetivo de este programa es que se convierta en una actividad estable, no intermitente".

Sin embargo, no todas las manifestaciones artísticas en sala son adecuadas para este fin, sino las que "activan lo sensorial". "Si hay vídeos es más complicado", añade Fernández, gestora cultural y comisaria. Ya hubo una primera toma de contacto en el último trimestre de 2016, con El curso natural de las cosas, una colectiva con piezas de 15 artistas. Ahora, la muestra de Ballester Moreno (Madrid, 1977), que se puede visitar hasta el 23 de abril, es apropiada para "ese recorrido perceptivo" gracias a sus enormes lienzos de colores primarios y figuras geométricas sencillas que representan a la naturaleza y sus ciclos vitales, el sol, la luna, las estrellas… Todo ello facilita incidir en los materiales y las formas. Ballester es un artista con obra en la colección del CA2M, de Móstoles, y en el Musac, de León.

Fernández considera que "el arte debe implicarse en la evolución social de este tipo de colectivos  porque les ayuda a expresar sus pensamientos y emociones". Le sorprende en estas personas "la capacidad que poseen para conectar con lo que el artista ha querido transmitir". Esta experta en desarrollos pedagógicos recuerda que en una exposición de la fotógrafa Isabel Muñoz, un discapacitado le preguntó cómo era la artista, "pero no físicamente, sino como persona, y lo hizo con el gesto de llevarse la mano al corazón".

Treinta lienzos y dos instalaciones

¡Vivan los campos libres de España!, compuesta por una treintena de lienzos de gran formato y dos instalaciones, es una frase del escultor Alberto Sánchez (1895-1962) surgida de sus excursiones por los alrededores de Madrid, a finales de los años veinte, junto al pintor Benjamín Palencia (1894-1980). Fundadores ambos de la Escuela de Vallecas, les encantaba la naturaleza que descubrían en aquellos paseos.

En el recorrido del pasado jueves, Fernández fue preguntando a sus invitados qué representaban las obras que contemplaban: "¿Esas rayas azules que caen, qué puede ser?". "La lluvia", contestó uno de ellos. "¿Y esos triángulos negros que suben y bajan?". "¡Las montañas!". Una de las dos instalaciones es un bosque, de forma circular, compuesto por figurillas de cerámica que asemejan setas, casitas de seres fantásticos… ante las que se mostraron muy interesados, mientras las rodeaban con cuidado para no pisarlas.

La historiadora del Arte Carmen Fernández explica la exposición '¡Vivan los campos libres de España!'.
La historiadora del Arte Carmen Fernández explica la exposición '¡Vivan los campos libres de España!'.CARLOS ROSILLO

Han pasado con rapidez los 45 minutos de visita. Antes de la despedida, Fernández les sugiere que cuenten al resto de sus compañeros del centro lo que han visto. Las caras de Pepe, David, Clara, Claudia, Raquel, José Luis… demuestran que lo han pasado bien, se repiten los "¡Ha sido muy bonito!" y uno de los más entusiasmados afirma que lo que más le ha gustado son las pequeñas piezas de cerámica "que parecían casitas de brujas", pero no solo por su belleza. Le interesa "que se puedan comprar", dice. Porque el arte también es mercado.

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Sobre la firma

Manuel Morales
Periodista de la sección de Cultura, está especializado en información sobre fotografía, historia y lengua española. Antes trabajó en la cadena SER, Efe y el gabinete de prensa del CSIC. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster de Periodismo de EL PAÍS, en el que fue profesor entre 2007 y 2014.

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