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Una linda excusa

Argentina sale del recinto ferial e invade las calles de Madrid, donde ofrece un ecléctico programa de actividades

Obra de Nicolás Robbio, expuesta en la muestra 'Ejercicios de resistencia', en La Casa Encendida.
Obra de Nicolás Robbio, expuesta en la muestra 'Ejercicios de resistencia', en La Casa Encendida.
Rut de las Heras Bretín

No sería mucho fantasear imaginarse Madrid en estos días como un gran tablero de juego. Una gran rayuela pintada en la que el que esté interesado puede ir saltando de casilla en casilla, del lado de allá, al lado de acá, entre eventos, exposiciones, coloquios, ciclos de cine o de teatro y fiestas desparramados por la ciudad. Más allá del recinto ferial donde se celebra Arco (del 22 al 26 de febrero), la feria se expande y coloniza distintos espacios. Y si hay que poner un rostro al colonizador de esta 36ª edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo sería el de Argentina, el país invitado. Lo complicado es definir sus facciones y marcar un tablero de dirección. Pero, ¿es necesario hacerlo si Leandro Erlich, uno de los artistas bonaerenses que expondrá estos días en Madrid, ha denominado a esta sobredosis de actividades “una linda excusa”? Y no es el único.

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Nicolás Robbio (Mar de Plata, 1975), que muestra en Ejercicios de resistencia en La Casa Encendida (hasta el 16 de abril) varias instalaciones, coincide con Erlich. Robbio, que vive y trabaja entre o Paulo y Buenos Aires, “descree” en el arte argentino: “Es una Babilonia, somos trovadores que vamos de festival en festival con nuestra música e intercambiando letras. No es un qué está ocurriendo [artísticamente] en Argentina, es un pensar qué y cómo hacerlo. Eso es lo lindo, esas sinergias”. Materializa esta idea en una de sus piezas expuestas, Tonelada, en la que una montaña de arena no sería tal sin cada uno de los granitos que la forman.

A pesar de defender las individualidades y de la complejidad de aunar la multitud de caminos que toman los artistas argentinos, un paseo por las distintas opciones que ofrece la capital destaca ciertos temas e inquietudes comunes: la presencia de los mapas, por ejemplo. Robbio se queda con las fronteras, no en vano vive entre dos ciudades que están a “solo” dos horas y media de distancia, “en avión” tiene que especificar dándose cuenta de que las dimensiones europeas y americanas son muy dispares. Jugando con esas dimensiones reduce a 319 líneas de alambre los perfiles de las fronteras entre los distintos países del mundo. En esta instalación de sutiles dibujos, Plano expandido, queda reflejado el dolor que provocan esas simples líneas.

'Plano expandido', instalación de Nicolás Robbio en La Casa Encendida.
'Plano expandido', instalación de Nicolás Robbio en La Casa Encendida.

Argentina también viaja en cercanías y llega a Perspectiva, la exposición de Jorge Macchi (Buenos Aires, 1963) en el CA2M, el Centro de Arte Dos de Mayo en Móstoles, y a sus cartografías. Un gran mapa visual y sonoro, Buenos Aires Tour, recibe al visitante dándole la oportunidad de meterse en el entorno urbano de la capital argentina. Esta Perspectiva, término medido y usado para no denominarla retrospectiva, da la idea del gran peso que para Macchi tienen las palabras. Otro denominador común: la literatura, la palabra hecha materia es una constante en el arte plástico argentino. Borges es un referente que usa Agustín Pérez Rubio, comisario de la muestra y director artístico de MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires) para explicar a Macchi y que utiliza Leandro Katz, con una muestra en Tabacalera, para explicarse a sí mismo.

El peso de la palabra cuando se escribe en un bloque de mármol, como la pieza de Marie Orensanz (Mar de Plata, 1936), que forma parte de Las decisiones del tacto en Casa de América (hasta el 23 de marzo), una de las ocho sedes de En el ejercicio de las cosas, exposición colectiva comisariada por los argentinos Sonia Becce y Mariano Mayer. Muestra que ha reunido a la vez que ha “desparramado”, como dice Mayer, a más de 50 artistas de distintas generaciones y disciplinas, una relación entre pasado y futuro, que por sus múltiples caras los comisarios consideran un ser vivo que ponen en manos del espectador y él, según su punto de vista -su perspectiva-, lo interpreta o transforma. En el ejercicio de las cosas los introduce las piezas en lugares tan dispares de su origen argentino como la casa de Lope de Vega en pleno barrio de las Letras, vestigio del Madrid de capa y espada, donde obras de Fernanda Laguna (Buenos Aires, 1972), entre otros, dialogan con lo que Lope describía como “mi casilla, mi quietud, mi huertecillo y estudio…”.

'Buenos Aires Tour', de Jorge Macchi en el CA2M.
'Buenos Aires Tour', de Jorge Macchi en el CA2M.

El Fénix de los Ingenios no hace más que mantener ese vínculo entre las artes plásticas argentinas y sus literatos. Una perla que sigue reforzando esa relación es la muestra de Eduardo Berti y Monobloque en CentroCentro Inventario de inventos inventado (hasta el 16 de abril), que en palabras de Berti (Buenos Aires, 1964): “Se trata de una enorme biblioteca hecha de inventos literarios: objetos que existen tan solo en la ficción o que existieron primero en las páginas de un libro o en la fantasía de un escritor”.

Regresando a esa constante que es Borges, Leandro Katz (Buenos Aires, 1938) explica el título de su exposición, El rastro de la gaviota (hasta el 16 de abril) imitando con los dedos las huellas que dejan las gaviotas, esas tres marcas, cada una en una dirección. Vuelta al laberinto borgiano, a los diferentes caminos que ha recorrido Katz, desde el “salvaje” Nueva York de los setenta y el teatro del ridículo, a su fascinación por el mundo maya o el documental del fotógrafo que inmortalizó el inerte cuerpo del Che Guevara, una suerte de Cristo de Mantegna del siglo XX, un icono que ha traspasado las fronteras de Latinoamérica. No pierde de vista tampoco Katz la palabra y su alfabeto lunar, que no solo forma parte de esta muestra, también de Alimentación30, otra de las sedes de En el ejercicio de las cosas, donde se expone el himno de su país arrinconado y escrito con este alfabeto. “Arrinconado porque habla de un sentimiento patriótico, que no...”, comenta con sarcasmo este artista que se siente latinoamericano. La sátira política y la ironía es otro de los elementos que cultivan los artistas argentinos.

'Alfabeto lunar', de Leandro Katz.
'Alfabeto lunar', de Leandro Katz.

El rastro de la gaviota es una muestra inmaterial, tanto Katz como su comisaria, Berta Sichel, se precian de decir que no han trasladado ni una sola obra, todo son vídeos e imágenes enviadas a través de la red. “Ni un peso en transporte”, confirman. Y no hay que perder la perspectiva, esta Argentina / Plataforma Arco, así se ha denominado el programa paralelo del país invitado en la ciudad, surge a la sombra de una feria, de un mercado. “No se puede presentar de manera disociada”, afirma Erlich (Buenos Aires, 1973). Cuya muestra, Certezas efímeras, se podrá disfrutar en el Espacio Fundación Telefónica hasta el 23 de abril.

Certeza es que Argentina colonizará Madrid los próximos días. Está por ver que no se quede en algo efímero, en una excusa, como la fiebre madrileña de febrero por las ferias de arte contemporáneo.

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