‘Rings’, terror de Hollywood a la española
El cordobés F. Javier Gutiérrez se estrena en EE UU con la tercera entrega de la célebre saga
Tres y media de la madrugada. F. Javier Gutiérrez se toma una pausa del trabajo. Y sale a pasear para despejar la mente. Básicamente, lo que haría cualquiera. Hay, eso sí, una diferencia: el dónde. Porque el director avanza a la vez por la noche y la historia del cine. A su lado, un callejón en el que se rodó El padrino. Y, a pocos metros, el set que acogió ¿Qué fue de Baby Jane? El español se pasó un año y medio rodeado de estos monumentos fílmicos, encerrado en los estudios de Paramount, en pleno Hollywood. Allí rodó y remató su debut en la meca del séptimo arte, Rings (Señales), que llega hoy a España.
Se trata de su segunda película, tras la aplaudida 3 días, y la tercera entrega estadounidense de una franquicia célebre en el cine de terror. Pero, ¿por qué otro episodio 12 años después de The Ring 2? “Cuando el productor Walter Parks me llamó, también nos lo preguntamos. La respuesta es que es una saga que se basa en una maldición que se transmite por una imagen, y ahora estamos en la era de la imagen”, asegura Gutiérrez (Córdoba, 1973). Al amanecer de esta trama —el primer filme, el japonés Ringu, es de 1997—, un terrorífico VHS condenaba a muerte en siete días a quien lo viera. Hoy en día el vídeo de Samara, la inquietante niña protagonista, se haría viral on line y volaría por los móviles de medio planeta.
He aquí la principal novedad de Rings, además de revelaciones sobre el origen de Samara. Y el estilo de Gutiérrez, aunque dentro de ciertos límites. “Llegas y están los productores, los ejecutivos, y todo el mundo ya sabe más o menos lo que quiere. Hay cosas de la mitología que no podía tocar, ni tampoco los guionistas. Como director tienes estrechos márgenes para trabajar. En el aspecto visual, en la elegancia de la cámara, ahí he disfrutado de cierta libertad”, defiende el cineasta.
El resultado, por ahora, convenció más a la taquilla que a la crítica. Rings acumula un 6% de consensos en la web Rotten Tomatoes, hay reseñas que hasta la comparan con una tortura y otras que sugieren que Hollywood se ha quedado sin ideas. ¿Hay demasiadas secuelas en el cine de EE UU? “Hay proyectos frescos, con presupuestos ajustados y fáciles de recuperar. Pero es difícil que las grandes inversiones financien algo que no esté probado que funcione. Las pérdidas pueden ser descomunales, así que las majors hacen estudios de mercado y apuestan por marcas que ya tengan seguidores, como la adaptación de un superventas, o por franquicias. A partir de ahí pueden inyectar ideas nuevas, pero sobre una base mínima de riesgo”.
En general, Gutiérrez habla con una honestidad sorprendente de vicios y virtudes de Hollywood. Siempre había soñado con trabajar allí, y tras el éxito de 3 días se ganó esa oportunidad. La cogió al vuelo, y se fue a comprobar “qué había de mito y de realidad”. ¿Y qué descubrió? “Hay mucho de mito. El Nuevo Hollywood es muy frívolo, más orientado hacia la corporación empresarial. Hay mucha gente dedicada al cine que no necesariamente tiene un gran bagaje artístico, pero es increíble en marketing. Se ha perdido la nostalgia, y la conciencia de dónde viene”. El cineasta no quiere generalizar y subraya que sigue habiendo productores entregados a la causa, aunque el amor al séptimo arte parece ser mercancía rara.
¿Y no es frustrante para un director? “Cuando llegas allí tienes que asumirlo. Comparando con Europa, te privan de la libertad. No pueden dejar que una sola persona maneje el destino de una película tan grande. Cualquier modificación tiene que ser verificada con los productores, los ejecutivos, incluso testada. Nada se deja al azar”. A cambio, eso sí, el cineasta recibe un despliegue envidiable. Con sus 23 millones de euros, Rings costó más o menos como Un monstruo viene a verme, que en España es excepción y casi milagro. “Cambia mucho la responsabilidad, cuando tienes a 400 personas en el set. Te da la posibilidad de experimentar cosas a nivel técnico que en España no podríamos hacer. Y como director juegas en una liga que te lleva a sentir que controlas el siguiente escalón”, relata Gutiérrez.
Tanto que su siguiente proyecto también será en Hollywood. Un filme “grandecito”, con una major, y esta vez una propiedad intelectual nueva. Aunque Gutiérrez no cuenta más detalles y quizás cruce los dedos: se pasó años rechazando películas —“no tenían calidad a nivel creativo o empresarial; sentía que se iban a caer; o estaban al comienzo de un proceso que puede durar siete años”—, la propia Rings fue aplazada una y otra vez y, antes, el cineasta apostó por el remake de El cuervo. El proyecto le chupó “dos años y medio”, Gutiérrez pasó de la dirección a la producción y el filme ahí sigue, estancado. Aunque algo se mueve: “El productor Ed Pressman ya tiene una nueva estructura financiera. Dice que la película está avanzando”. A saber: el proyecto ha muerto ya demasiadas veces. Ni que hubiera visto un vídeo de Samara.
Babelia
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