Nichols, el último clásico
Obra serena en tiempos agitados que se asienta en la mirada tranquila de la esposa y en el estilo del director
LOVING
Dirección: Jeff Nichols.
Intérpretes: Joel Edgerton, Ruth Negga, Marton Csokas, Michael Shannon, Nick Kroll.
Género: drama. EE UU, 2016.
Duración: 123 minutos.
La coherencia de un discurso, tanto de forma como de fondo; el equilibrio entre los modos clásicos y la modernización del ritmo, la narrativa y la puesta en escena; los paralelismos entre películas, sobre temas y épocas en principio distantes, que acaban conformando una obra unitaria y enriquecedora, incluso en el aspecto ético. Y todo ello sin alzar la voz, ni en el diálogo ni en la verbalización de subtextos, sin apariencias técnicas o formales que desvíen la mirada del verdadero núcleo del relato, pero con la inspiración del que sabe llevar sus métodos hasta la nobleza, la de cada película y la suya propia, como artista y como humanista. Todo eso y mucho más es Jeff Nichols, el último clásico.
No quedan tantos. Clásicos a la manera de John Ford o de Michael Powell, aquellos que hablaban de los grandes temas con la naturalidad de la poesía invisible, los autores de un cine en el que primaban los personajes y su síntesis perfecta con las imágenes. Quizá Clint Eastwood y Peter Weir, mayúsculos, aunque en la última fase de sus carreras. Sin embargo, llegan otros, y al aún joven James Gray se le ha unido en los últimos años Nichols. Shotgun stories, Take Shelter, Mud, Midnight special y Loving: un notabilísimo debut, tres películas sensacionales y un honestísimo e ínfimo resbalón con infinidad de virtudes (Midnight special). Cinco películas unidas por un gran motivo temático: la automarginación. El ser humano que se sabe distinto y que decide, con la nobleza del héroe griego, con la serenidad del sabio del terruño, mantenerse al margen, aunque fiel a sus convicciones, en una sociedad que ya no le pertenece.
Los protagonistas de Loving son dos solitarios que se desenvuelven en un universo de apariencia lírica y fondo épico. El amor, sobre todas las cosas. Por encima de la ley. En un estado americano, Virginia, que en los años 60 aún prohibía el matrimonio interracial. "Dígale usted al juez que amo a mi mujer", dice a su abogado el honorable marido ilegal, el magnífico Joel Edgerton. ¿Hay mayor defensa que esa, más sencilla, más sabia, más coherente, más justa? Nichols cuenta su historia de racismo huyendo de cualquier cliché, despojándola de cualquier elemento melodramático. Como en Mud, utiliza la naturaleza, animales y plantas, vientos y sol, con la certeza de que el amor también es un elemento natural. Loving es una película que se respira y que, en su mayor parte del metraje, parece una heredera moderna de las grandes películas de la época muda. Sin apenas diálogos, cine puro.
Obra serena en tiempos agitados, Loving se asienta en la mirada tranquila, inteligente y cálida de la esposa, la maravillosa Ruth Negga. Y en el estilo de Nichols. Larga vida a su cine.
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