Cataluña celebra una Navidad que mezcla el arte y la tecnología
De la Casa Batlló a la Fundación Miró o el Espai Guinovart, varios centros culturales apuestan estas fiestas por propuestas espectaculares, comprometidas y solidarias
En Casa Battló nieva. Los turistas que abarrotan el célebre edificio de Gaudí se amontonan delante de las ventanas que dan a los patios interiores y esperan más o menos pacientemente para poderse fotografiar delante del mágico espectáculo que supone una nevada en Barcelona. Como ellos, también los copos de lo que parece aguanieve revolotean y se van amontonando. Cómplice de una sabia iluminación, el efecto resulta sorprendentemente real y sin embargo se trata de fragmentos de papel reciclado, esparcidos mediante una máquina creada especialmente para este propósito. En la fachada, las decoraciones policromadas características de la Casa Battló, se mezclan con una instalación de copos de porexpan.
Además de la vertiente espectacular y ecológica, el proyecto tiene también un componente solidario, ya que Casa Batlló donará a la Fundación Aldeas Infantils SOS Catalunya un porcentaje de la venta de sus entradas navideñas para la implementación de unos cursos de robótica, una herramienta que se ha revelado muy beneficiosa para mejorar la capacidad de aprendizaje y la autoestima de los niños más vulnerables.
Muebles y bolsas para denunciar
Además de la instalación de Basurama en el CaixaForum barcelonés, otras dos más comparten objetivo en los de Madrid y Zaragoza: llamar la atención sobre la abundancia de desperdicios en estos días de consumo desenfrenado, sin renunciar al impacto visual. En la capital 3.000 bolsas de plástico crean un sugestivo mosaico de formas y colores gracias a un sistema de iluminación interno. Y en Zaragoza se han utilizado 350 muebles, para crear una enredadera que cubre la fachada desde el suelo hasta una altura de 30 metros.
Es solidaria y ecológica también la Navidad de CaixaForum, que despliega una instalación del colectivo madrileño Basurama, realizada con 6.000 botellas de plástico traídas por los visitantes y donadas por varios establecimientos de la ciudad. Colgadas de 75 guirnaldas y estratégicamente iluminadas, las botellas pierden su carácter de desecho y superponiéndose a la fachada evocan también una Navidad nevada. El objetivo es llamar la atención sobre la abundancia de desperdicios en estos días de consumo desenfrenado, sin renunciar al impacto visual ni a la mágica fascinación de la efeméride. La iniciativa forma parte del programa Art for Change y ha sido preparada en el marco de una serie de talleres infantiles y familiares diseñados por Basurama, conocido por sus proyectos de arte medioambiental concebidos para incrementar la concienciación sobre la emergencia ecológica.
La ilusión de la nieve como símbolo estrella de la Navidad, se utiliza también en el montaje de la plaza de Catalunya, donde es posible entrar en una gran bola de nieve y experimentar la sensación de estar atrapado en una verdadera nevada navideña. Tras las críticas del año pasado el Ayuntamiento, sin renunciar a la feria solidaria, intenta recuperar el modelo tradicional convirtiendo la plaza en un espacio para soñar, presidido por la bailarina mecánica de la compañía teatral Antigua y Barbuda, acompañada por atrapasueños iluminados, donde los niños pueden dejar sus deseos.
La creatividad se combina con la sensibilidad ecológica también en el Espai Guinovart de Agramunt (Lleida), que como ya es tradición ha sacado el árbol de Navidad que su fundador Josep Guinovart creó con una escalera de madera atravesada por manojos de ramas secas para que los niños de las escuelas locales pudieran decorarlo con sus dibujos y pequeñas esculturas. Una ocasión más para pensar en el peligro que corre el planeta y en lo fácil que puede ser convertir elementos cotidianos, aparentemente sin valor, en herramientas creativas.
Más conceptual la Navidad de la Fundación Miró, que en 2007, con una gran instalación de corcho de Perejaume, dio comienzo a la Nadala, una nueva forma de felicitar las fiestas a su público a través de una obra encargada especialmente para la ocasión. Tras propuestas muy diversas, este año Luis Bisbe plantea una deconstrucción del árbol de Navidad con el objetivo de denunciar las creencias y apariencias que caracterizan estas fiestas.
La instalación, bautizada Purailusiondura, crea un espejismo entre un gran tejo plantado en el patio y un montaje de luces navideñas colocado en el interior, que crean la ilusión visual de un árbol de Navidad que en la realidad no existe.
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