Las mejores novelas negras de 2016
Repasamos con blogueros, libreros, escritores y organizadores de festivales una selección de lo mejor que se ha publicado en el género
El final del año se acerca y volvemos con un artículo que es un topicazo pero de aquellos en los que sano caer. Tras las recomendaciones para regalar, nunca es tarde así que las dejo por aquí, ahora vamos con una selección de lo mejor del año. Son nueve aportaciones, incluidas la mía, surgidas de la generosidad de blogueros (Leer Sin Prisa y Abrir un Libro), escritores (Nieves Abarca y Carlos Bassas, también alma de Pamplona Negra), organizadores de festivales (Santiago Álvarez de Valencia, que también escribe, y Sergio Vera en Cuenca) y un editor (Pere Sureda de Navona). El criterio, como siempre, no es científico, depende de los gustos de cada uno y es personal e intransferible. Pero les digo que, aparte de generosos, estos ocho colaboradores de excepción leen una barbaridad a lo largo del año. Y leen bien. Ahora les toca a ustedes juzgar. Pasen y vean.
PERE SUREDA
Volar en círculos, John Le Carré (Planeta, traducción de Claudia Conde)
En este 2016 creo que hemos tenido menos títulos y menos calidad general. Por eso con el que más he disfrutado es Volar en círculos, del ineludible John le Carré. Él lo subtitula como Historias de mi vida, yo lo leí como historias de suspense, espías y de guerra fría.
Me apasionó desde el comienzo..."Estoy sentado ante mi escritorio..." Ya te mete dentro de su verdad o de la verdad que, como buen sabueso, quiere contarnos. El autor de El espía que surgió del frío (1963) no pretende en estas memorias hacer un repaso exhaustivo de su vida, sino de una serie de anécdotas y personajes que, en su conjunto, hilando fino, acaban por formar un retrato ¿preciso? ¿lúcido?, no lo sé; en todo caso un retrato muy verósimil, muy Le Carré de la época en la que le tocó espiar y escribir. Por el libro se pasean Arafat, Margaret Thatcher, Graham Greene, entre otros. Pero también y sobre todo con los que más he conectado y disfrutado es con las criaturas anónimas, espías imperfectos como corresponde. Sobresale, en mi opinión la figura de su padre, un estafador que pasó por las cárceles de diferentes países. Irónico e incisivo, su frase sobre la imagen que han creado los servicios secretos del Reino Unido a través de personajes a lo James Bond es lapidaria: “Todos los servicios de inteligencia tienden a mitificarse, pero los británicos somos una clase aparte. Mejor no hablar de nuestra triste figura en la Guerra Fría”.Un grande ante una gran historia. No cuento más, pasen y lean, El jardinero fiel tiene bien resguardado su jardín...y que dure! Larga vida.
MARTA MARNE
Hay que matar a Lewis Winter , Malcolm Mackay (Siruela, traducción de María Corniero)
En un momento en que la novela negra se caracteriza por la fusión de géneros y la interrelación entre distintos estilos, escojo esta novela negra canónica que perfectamente podría haber sido escrita en los años 40. No tengo nada en contra de las nuevas corrientes, pero sí de las etiquetas defectuosas que tratan de vender como género todo aquel escenario donde aparezca un cadáver. Resulta gratificante encontrarse con una historia que no admite margen de duda: el encargo a un sicario de eliminar al tal Lewis Winter. El acecho, las dudas, la elección del método, los incidentes. Una intriga impecable, una historia bien contada con un uso de la construcción narrativa al servicio de lo que está narrando: sujeto-verbo-predicado, frases cortas, sin exceso de adjetivos, con una voz omnisciente sin subjetividades ni trucos de chistera. Y para colmo, es el arranque de una trilogía, un comienzo sencillamente perfecto. Estoy deseando ver qué viene ahora.
SERGIO VERA
- Galindo, déjame recomendar dos novelas, ¡que tengo el corazón partío!
- No.
- Venga, no seas así. Que aunque Madrid: Frontera (David Llorente, Alrevés) es de lo mejor que he leído en mucho tiempo, con esa genial narración en segunda persona, y ese distópico Madrid dolorosamente presente, no estoy muy seguro de que sea novela negra.
- Pues recomienda la otra.
- ¿El ángulo muerto? (Aro Sainz de la Maza, RBA) Sin duda, es una novela de género más pura, la mejor sobre la crisis que he leído. Escrita con las tripas y para removerte las entrañas. Y con uno de los mejores protagonistas que recuerdo, ese cúmulo de contradicciones con placa llamado Milo Malart, siempre al borde del precipicio y la locura. Pero es que Madrid: frontera...
- ¡Que no!
- Pues nada, si te pones así. mi novela negra favorita del 2016 es…. Yeruldelgger (Ian Manook, Salamandra, traducción de José Manuel Fajardo).
MIGUEL FUENTES
Matar a otro perro, Marek Hlasko (Malpaso, traducción de Jerzy Slawomirski y Anna Rubió)Uno de los grandes descubrimientos de este año. Crónica de una estafa perpetrada por dos timadores polacos exiliados en el Israel de los años 60. Memorables ambos personajes empeñados en realizar su trabajo como si de una obra de Shakespeare se tratara, uno asume la dirección teatral y el otro actúa con el objetivo de desplumar a las ricas turistas norteamericanas. Tiene mucho de autobiográfico de este autor de culto admirado por James Sallis y Roman Polanski entre otros.
SANTIAGO ÁLVAREZ
Azul Marino, de Rosa Ribas y Sabine Hofmann (Siruela)
Este año hemos tenido muchas lecturas de primer nivel, pero en esta ocasión quiero destacar Azul Marino, de Rosa Ribas y Sabine Hofmann. Se trata de la novela que cierra la serie de la periodista Ana Martí en la Barcelona de los años cincuenta, una ambientación fascinante y unos personajes que crecen en cada entrega. Lejos de tratarse de una novela más, las autoras nos envuelven en una investigación compleja y maravillosa, un entramado de intrigas cuya lectura nos lleva en volandas, vertiginosamente, hasta el brillante colofón epistolar, con una prosa eficiente pero también plena de sensibilidad. Si tienen dudas, bueno, es que son tres novelas, lean Azul Marino, y así lamentarán profundamente no haber leído también Don de Lenguas y El Gran Frío, las anteriores entregas. Algunas cosas buenas de esta vida vienen en tres partes.
NIEVES ABARCA
Los ángeles de hielo, Toni Hill (Grijalbo)
He leído muchas novelas negras este año, pero la que más me ha sorprendido por el giro absoluto en el estilo literario ha sido la de Toni Hill. Noir gótico inspirado en Henry James o en Charlotte Brontë, puro atrevimiento y salto al vacío. Estilísticamente impecable y con el mejor prólogo que se ha escrito en años, acabarás con la piel de gallina. Aire fresco frente a tanto policial clónico patrio y extranjero.
ABRIR UN LIBRO Y CARLOS BASSAS
Lo que nos queda de la muerte, Jordi Ledesma (Alrevés)
Aquí quien escribe se ha pasado el año llorando por los rincones por la clausura de dos de sus trilogías favoritas. Una, la de Empar Fernández que con Maldita verdad cerraba la serie de la culpa. Una culpa que encogía el corazón, escrita con excelencia. La otra trilogía, la de la periodista Ana Martí de Rosa Ribas y Sabine Hofmann, se despedía con Azul Marino, novela ambientada en la posguerra de la cartilla de racionamiento, exquisita en ambientación y trama. Ellas, tanto Empar como Rosa, dos escritoras de lo mejorcito de la literatura negra de este país y que trabajan sus novelas delicadamente, como los orfebres. Suerte que, entre lágrima y lágrima, llegaron unos ángeles de hielo y unos muertos que viajaban en tren hacia Gijón; incluso hubo cantos de sirenas en Madrid o una buena mano en el póker ganando la partida con un full. Pero como el año no finaliza hasta las campanadas, menudo campanazo el de Alrevés con Lo que nos queda de la muerte de Jordi Ledesma. Una novela escrita con el talento de los maestros: “Fue aquí, en esta atarazana; en este conjunto de playas, entre dos faros. Fue aquí donde murieron los sueños y se falsificaron los recuerdos”. De estilo impecable, basa su historia en la gente que pasó un verano, durante la década de los 90, en un pueblo costero. El resto… Averígüenlo. Porque es de lo mejor
Carlos Bassas
He disfrutado de la forma de mirar y de narrar de Jordi Ledesma desde Narcolepsia. La una procede de la otra. De una forma de ver las cosas única, que desemboca en un torrente de buena, de buenísima literatura. Después vino El diablo en cada esquina, estupenda, pero ha sido con Lo que nos queda de la muerte que me he quedado sin aliento. No es por sus tramas, es por sus personajes, por sus mundos, por cada una de las palabras con los que los cuenta. Cada una es importante. Crucial en la frase, en el párrafo. Cada una. De ahí su perfecta brevedad. Es cierto: la envidia me corroe".
JUAN CARLOS GALINDO
Bajo los montes de Kolima, Lionel Davidson (Salamandra, traducción de Cristina Martín)
Hay dos libros que me han dejado especial huella este año. Del primero, Sangre helada, ya hablé en las recomendaciones navideñas así que paso al segundo, Bajo los montes de Kolima. Un excelente libro, un clásico que llena cada ángulo de esa palabra tantas veces mal usada. Una novela de aventuras, de espías, de amor. Salamandra la publica por primera vez en español y recupera así a un autor extraordinario y olvidado. La novela, escrita al final de su vida productiva por el autor de The Night of Wenceslas, narra la historia de Johnny Porter, una especie de superhombre que atiende a la llamada de un antiguo colega para infiltrarse en una secretísima instalación científica de los soviéticos. Porter es un indio canadiense hecho a sí mismo, un científico de primer orden, un gran deportista, un políglota que habla 20 idiomas con facilidad y que adopta acentos como si siempre hubiera vivido con ellos. ¿Demasiado? Pues no se pierdan cuando monta un coche pieza a pieza, de la nada, a escondidas, durante días. Dediquen sus navidades a leer esta historia monumental, no se van a arrepenteir.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.