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Crítica | Pixi Post y los genios de la Navidad
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Queridos Reyes Amazon

Los personajes del filme luchan por preservar su identidad con mayor empeño del que han invertido sus creadores

PIXI POST Y LOS GENIOS DE LA NAVIDAD

Dirección: Gorka Sesma.

Animación.

Género: aventuras. España, 2016

Duración: 90 minutos.

Los personajes de Pixi Post y los genios de la Navidad luchan por preservar su identidad con mayor empeño del que han invertido sus creadores, algo menos escrupulosos a la hora de dejarse llevar por esa ley no escrita de la era de la uniformidad: toda película de animación infantil será digital… aunque no pueda permitírselo. Dirigida por Gorka Sesma, la película muestra a diversas figuras folclóricas asociadas a los regalos navideños –Olentzero, Befana, Caga Tió, Hoteiosho, Reyes Magos-, unidas para combatir la segunda oleada de homogeneización. La primera es la que convirtió a Santa Claus en referente global. La siguiente es la que lo pondrá todo en manos de una corporación modelo Amazon que, en un afortunado detalle, se asocia a una simbólica resurrección del Imperio Romano.

La película acompaña sus créditos finales con deliciosos diseños de personajes trazados al estilo candoroso de un dibujo de niño. Si Gorka Sesma hubiese apostado por esa clave estética, podría haber tenido en sus manos una de las más personales películas de animación española de los últimos años. La ley no escrita antes mencionada convierte a Pixi Post y los genios de la Navidad en un esforzado ejercicio de animación digital al que le falta presupuesto para lucir como debiera. La producción toma una decisión eficaz al apostar por un registro cercano al de Carlitos y Snoopy: la película de los Peanuts (2015): confiar la expresividad de los personajes a boca, cejas y ojos, encarnados en un sintético trazo bidimensional. Hay algún diseño imaginativo –Pixi Post, el científico, el villano-, pero las figuras acaban pareciendo muñecos hinchables antes que caracterizaciones orgánicas. Cuando los personajes caminan, resulta inevitable ver al programa informático en acción por encima de la labor del animador. Por debajo de las malas decisiones, languidece la posibilidad de una película carismática.

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