Gerardo Olivares y su cine diferente
El cineasta estrena 'El faro de las orcas', la historia auténtica de un investigador de cetáceos y de un niño autista que despierta a la vida tocándolos
Si fuera francés o británico, Gerardo Olivares (Córdoba, 1964) sería un cineasta reputado y respaldado por las instituciones. El cine que él realiza no tiene parangón en España: una mezcla muy especial de narración y documentación de la naturaleza que ya se veía especial en los documentales y que ha acentuado en sus trabajos de ficción. Fue el primer director español en ganar la Seminci de Valladolid, logro que obtuvo con 14 kilómetros (2007), estrenada justo después de La gran final (2006), y logró ser conocido por el gran público con Entrelobos, ejemplo de las historias que le interesan: el hombre en la naturaleza y no contra ella. El faro de las orcas navega en esa dirección, ya que cuenta la relación de Roberto Bubas, guardafauna argentino que lleva décadas investigando a las orcas, incluso tocándolas, y cómo una madre de un niño autista le pide ayuda al descubrir la sonrisa de su hijo al verle en una foto con esos cetáceos. La historia es real, y hoy Bubas vive marginado en su trabajo, en el que tiene prohibido relacionarse con las orcas: la película reivindica su figura. "Esperamos que cuando la película se estrene en Argentina su situación cambie, porque está dedicado a ver turistas desde una silla", avisa el director.
Lo primero que llama la atención de El faro de las orcas es su negación de una leyenda. "No hay ningún caso documentado de ataques de las orcas a seres humanos en su hábitat natural"; cuenta Olivares. O como subraya Maribel Verdú, que encarna a la madre: "Sí los ha habido en acuarios, pero es que hasta yo si estoy encerrada atacaría indiscriminadamente". Durante años, Olivares estuvo trabajando en el proyecto. "Ha sido muy complicado, y mira que yo tengo moral, pero no es una historia fácil, y los presupuestos son los que son. Había que interactuar con las orcas, eso era obligatorio, y para ello había crear unos elementos tecnológicos fundamentales". La historia le llegó a Olivares por parte de su productor, José María Morales, que descubrió a Beto Bubas cuando fue a Argentina a supervisar el rodaje de La puta y la ballena (2004), de Luis Puenzo. "Pero entremedias había otros proyectos". Se planteó un rodaje en inglés. "Y cuando decidimos que sería en español, la primera opción fue Maribel Verdú"; a la que acompaña Joaquín Furriel. "Tuve mucho cuidado en que fuera una película contenida, en que la historia de amor no se desmadrara en plan Pasión de gavilanes. Aunque esa relación sentimental ha crecido en el montaje, porque me parecía necesario para atraer al público y porque lo pedía la narración".
El cineasta ha sido muy respetuoso con el personaje de Beto, "porque está vivo y se implicó mucho en el rodaje". Por ejemplo, el caballo que monta no lleva montura porque así cabalga el auténtico Beto. "Pero he ficcionado mucho la relación. Lógico: la historia inicial es simple, hay que construirla para que llene un largo, y además yo estoy haciendo mi propia película". Ha mantenido esa interactuación con las orcas. "Empezó a acercarse a ellas porque no tenía prismáticos, para que entiendas la situación. Y las distingue por la mancha blanca de su lomo, la huella dactilar de las orcas. El momento de la película en que le prohíben volver a estudiarlas es auténtico. Deseamos que en Argentina descubran el tesoro científico que albergan en Beto".
"A veces me planteo que si quiero evolucionar en mi cine a lo mejor debo salir a otro lado"
Olivares rueda un tipo de historias, las que le conmueven. "Para mí la naturaleza es un personaje más en mis películas. Yo no soy capaz de hacer una película en un estudio. Y todo mi cine se basa en hechos reales: historias que me han pasado, que he descubierto y que me han llegado". Como El faro de las orcas. La siguiente -aunque aún tiene para estrenar Hermanos de viento, con Jean Reno- nace también de una historia que observó en 1990 en África. "He cerrado mi trilogía de infancia y naturaleza, ahora recupero esta historia en el Sahara".
¿No le iría mejor en otros países? "Puede, porque sino eres Bayona, Amenábar o Almodóvar es difícil conseguir dinero para algo grande. Esta película en Estados Unidos hubiera costado muchísimo más. Sustituimos el dinero con imaginación. A veces me planteo que si quiero evolucionar en mi cine a lo mejor debo salir a otro lado. Ya he rodado Hermanos del viento. Veremos cómo va en taquilla El faro de las orcas, que la gente, espero, esté esperando otra película como Entrelobos, y luego decidiré".
Babelia
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