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Crítica | Ciudades a contraluz
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El aliento de la calle

Sin voz en 'off' explicativa, con el apoyo puntual de breves textos sobreimpresionados, y con apenas unos flases encadenados, se crea un filme donde las ciudades palpitan

Javier Ocaña

CIUDADES A CONTRALUZ

Dirección: Francesc Relea.

Género: documental. España, 2016.

Duración: 90 minutos.

"Vivimos en un país donde la mayoría de la gente en torno a los cuarenta y tantos años ha matado a alguien". Ante una realidad semejante parece imposible poder avanzar. Y, sin embargo, hay ciudades, países, personas, que lo consiguen. La voluntad de sobrevivir de los seres humanos es inabarcable. También su capacidad para, previa reflexión, siendo consciente de dónde se vive y de lo que ocurrió en exactamente los mismos lugares donde ahora se pasea en paz, tragar saliva y mirar de frente. Sarajevo, la ciudad de Bosnia, a la que se refería la frase inicial; Kigali, en Ruanda, con un genocidio retransmitido en directo por la radio; Medellín, en Colombia, con el pueblo atrapado entre cuatro frentes de violencia; y Beirut, capital de Líbano, centro de operaciones bélicas y de la inestabilidad en Oriente Próximo. Cuatro lugares que hoy aspiran a seguir respirando, y a las que Francesc Relea dedica Ciudades a contraluz, un retrato de introspección y esperanza.

Sin voz en off explicativa, con el apoyo puntual de breves textos sobreimpresionados en la pantalla, y con apenas unos flases encadenados, no demasiado extensos, de imágenes documentales de las cuatro tragedias, Relea ha compuesto un documento donde las ciudades palpitan. Por medio de declaraciones de sus habitantes, pero sobre todo de planos de apoyo que simbolizan la liberación, Ciudades a contraluz posee un ritmo de paz. Algo complicadísimo de alcanzar y que Relea, director de Serrat y Sabina: el símbolo y el cuate (2013), periodista especializado en Internacional antes que cineasta, logra gracias a la pausa y el sonido, al resuello de las imágenes y el pulso de la magnífica música de Javier Rodero, en las antípodas de sus bandas sonoras de comedia para las películas de Javier Ruiz Caldera.

Los habitantes de las cuatro ciudades insisten en la importancia de la cultura, del arte, del deporte, para continuar en una nueva senda. Pero, en la película, es la pervivencia de objetos y lugares, ese machete que hoy no corta cabezas sino ramas, la avenida de Sarajevo que entonces era un suicido cruzar, la que sobrecoge, fascina y conquista

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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