Secretos de cinco profesionales del engaño
Un grupo de actores nominados a los Premios Fénix debate sobre la profesión
“Un actor es una persona enferma, plena de muchas biografías”. Las palabras de Alfredo Castro no fueron dichas con gravedad. Sobre el escenario del Teatro El Milagro, en el centro de la Ciudad de México, el intérprete chileno compartió su descripción con un grupo de colegas. Sonia Braga, Luis Gnecco, Karina Gidi, Juana Acosta y el propio Castro estaban sentados en sillas negras. Formaban un círculo como si se tratara de un grupo de autoayuda. Sin cámaras y en confianza, un puñado de testigos observaba a cinco profesionales del engaño compartir sus secretos del oficio y revelar métodos de trabajo.
“Trabajar con actores no profesionales es a veces un coñazo”, soltó el también chileno Gnecco. Para romper el hielo, los aspirantes a los Premios Fénix de actuación discutieron la afición de muchos directores por utilizar actores no profesionales. “No sé por qué nos tienen miedo”, agregó Gnecco, nominado por su interpretación de Pablo Neruda en el biopic de Pablo Larraín. Desde el público, una mujer dijo que no se debe temer a este fenómeno, utilizado como recurso desde la nueva ola francesa. “Es muy difícil que continúen. Los no actores funcionan solamente en una película y con ese director”. La voz era de Marisa Paredes.
Paredes no compartía el escenario de El Milagro, pero como un apuntador con medio siglo de trayectoria supo guiar la charla imponiéndose a Gidi, la moderadora del encuentro organizado por los galardones de cine iberoamericano. “Yo ya estoy harta de repetir papeles. Estoy cansada de interpretar borrachas, escritoras y madres malditas”, dijo la española.
Frente a Paredes estaba Sonia Braga, de 66 años. Su carrera ha rejuvenecido gracias a su papel como Clara en Aquarius, de Kleber Mendonça Filho. La brasileña interpreta a una crítica de música que se opone a la rapacidad inmobiliaria. Una constructora quiere expulsarla del apartamento donde crió a sus hijos. “Mujeres más jóvenes se han identificado con el personaje, logré tender un puente con otras generaciones”, afirmó. La actriz ha vuelto a cargar de sexualidad a un personaje brasileño, como lo hizo hace más de 30 años con la Gabriela de Jorge Amado. En esta ocasión, Clara le ha servido como un conducto. “El personaje estaba diciendo cosas de mi país que yo quería decir”.
Braga corrió con suerte. La película, celebrada en Cannes y en varios festivales internacionales, le sirvió para recordar lo feliz que es trabajando en cine. Pero la mayor parte de las actrices de su edad no pueden decir lo mismo. “La industria es muy prejuiciosa al tener a este tipo de mujeres en las películas", agregó. Juana Acosta, que acaba de cumplir 40 años, dijo que no es un mito del cine. “Se escriben menos protagónicos para mujeres mayores”.
La conversación tocó poco la política. En cambio, fue generosa en franqueza. ¿Se debe obedecer a un director durante un rodaje? ¿Qué hacer si el intérprete no está de acuerdo? Braga habló de lo que llamó “el secreto”. “Dices, voy a tratar de hacer lo que pides, pero haces lo que quieres”. Esta visión se enfrentó con la de Alfredo Castro, que el año pasado ganó el Premio Fénix por su actuación en El Club, de Pablo Larraín. “Me encanta ser un muy buen esclavo al sometimiento del director. No hay nada como colmar el deseo de un creador”, compartió.
La colombiana Juana Acosta, nominada por Anna (Jacques Toulemonde), y Gnecco hablaron sobre cómo se prepararon para interpretar a un personaje de la vida real. Acosta interpretó el año pasado a Yoyes, una terrorista de ETA, en El Santuario. Y Gnecco encarnó a uno de los poetas más admirados de la lengua castellana. “Me dio mucho susto”, confesó a sus pares el actor. “Me liberó el hecho de saber que hiciera lo que hiciera alguien lo iba a criticar”, dijo el interprete, que entrevistó a decenas de amistades y conocidos del Nobel austral.
Este miércoles, los Premios Fénix organizan una nueva conversación de directores. Pawel Pawlikoski, ganador del Óscar por Ida en 2015, moderará un encuentro en El Milagro entre Gabriel Mascaro, nominado por Boi Neon, Kleber Mendonça Filho, realizador de Aquarius, y Albert Serra, de La muerte de Louis XIV.
Babelia
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