Regreso al primitivismo
La partida hacia la montaña de un hombre cualquiera, primero para suicidarse, luego para sobrevivir, es relatada por Farnarier con su estilo pausado
Dos universos creativos tan, en principio, poco conciliables como el de los hermanos Pablo y Daniel Remón, cortometrajistas, guionistas y dramaturgos ligados a la palabra y a la comedia social cercana al absurdo (Casual Day y 5 metros cuadrados, en el largo; Los Cárpatos, de Daniel, y Todo un futuro juntos, de Pablo, en el corto) y el del cineasta francocatalán Christophe Farnarier, adicto a la crónica seca y austera, sin apenas texto, hiperrealista y natural, se han unido para componer El perdido, sorprendente película basada en hechos reales, con metodología y narrativa cercana al documental. Una llamada de la naturaleza calmosa y árida como sus paisajes, que entronca con los espíritus de Jack London y Henry David Thoreau.
EL PERDIDO
Dirección: Christophe Farnarier.
Intérpretes: Adri Miserachs.
Género: aventura. España, 2016.
Duración: 96 minutos.
La partida hacia la montaña de un hombre cualquiera, primero para suicidarse, luego, tras su fracaso, para sobrevivir, reencontrarse y, finalmente, existir en paz, es relatada por Farnarier, tras idea y coescritura de los hermanos Remón, con su inconfundible estilo pausado pero sin capricho, bajo el gobierno de las estaciones, de su luz, su textura, sus brisas y sus vientos, como ya hiciera en El somni (2008) y La primavera (2012). A Farnarier parecen fascinarle los seres humanos que se despiden de la convención para abrazar lo desconocido (su documental Le premier rasta, de 2011, es otra muestra) y el retorno a los orígenes. Y aquí, cambiando Jaén por Girona para contar el hecho real del tipo que desapareció de entre los vivos, lo vuelve a articular a través de una película sin una sola palabra de texto, magnífico trabajo con el sonido, y apenas una ráfaga musical bien entrado el metraje.
Cine exclusivamente destinado para los buscadores de sensaciones ajenas a la narrativa tradicional, El perdido, ganadora en la sección Zonacine del Festival de Málaga, es un regreso al primitivismo de London, "con la tierra virgen a sus pies y el inmenso cielo por encima de su cabeza". Y nada más.
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