Metallica, evitando el autoplagio
El nuevo disco de la banda recibe una calificación de 7'5 sobre 10
A cualquier grupo duro del mundo le gustaría estar al nivel de popularidad de Metallica, pero muy pocos aguantarían la presión mediática y la ira de los fans decepcionados a la que suelen estar expuestos los de San Francisco disco tras disco. De ahí que hace unos años empezasen a repetir constantemente que Metallica harían simplemente la música que les apetecía. Y esa música que les apetecía hacer no siempre coincidía con la que a todo el mundo le gustaría escuchar viniendo de ellos. Así llevaba siendo, en cierta manera, desde los tiempos de ese inspirado superventas de portada negra. Ninguno de los trabajos publicados por el cuarteto desde 1991 escapó a la división de opiniones tanto de crítica como sobre todo de público.
Artista: Metallica
Disco: Hardwired... To Self-Destruct
Sello: Blackened / Universal
Calificación: 7,5 sobre 10.
Metallica intentaron reinventarse, primero estilísticamente con Load (1996) y Reload (1997), luego experimentando con la producción en St. Anger (2003) y Death Magnetic (2008) –por no hablar de S&M o ese todavía inexplicable experimento junto a Lou Reed llamado Lulu (2011)-, pero siempre había una facción de sus fans decepcionados. Hasta que las cosas cambiaron hace apenas unos meses al avanzarse el primer material del nuevo trabajo de los estadounidenses. Quienes confiaban ciegamente en Metallica imaginaron que su grupo favorito iba a estar a la altura como nunca. Incluso quienes poníamos en duda que, a día de hoy, pudieran mantener el listón de su leyenda empezamos a excitarnos ante el lanzamiento de Hardwired... To Self-Destruct.
Y aquí lo tenemos. Tras casi veinticinco años de altibajos (aunque todos sus discos nos han brindado alguna canción memorable para su repertorio), Metallica se sacan de la manga un disco largo, larguísimo –un pero que, en realidad, no lo es tanto-, que nos remite a sus mejores momentos evitando la sensación de autoplagio.
Los Metallica de 2016 disfrutan en su piel y eso se transmite ya desde el arrollador inicio con Hardwired, tres minutos veloces y certeros en los que la banda deja suficientemente claro que han vuelto para plantarle cara al paso del tiempo. Lo que viene a continuación son casi ochenta minutos de rock pesado, infinidad de cambios de ritmo que dotan de vitalidad a un puñado de temas que se mueven entre los seis y los ocho minutos de duración, y una suerte de amalgama de varias etapas de la carrera del grupo.
Como era de esperar, todo funciona mejor cuando Metallica echan la vista atrás y firman temas incontestables como Moth Into Flame, Dream No More -que recuerda a Black Sabbath con su línea vocal a la Ozzy Osbourne-, Here Comes Revenge y una Spit Out The Bone, que traslada el concepto Kill ‘Em All a 2016. Por contra, Confusion, Murder One y sobre todo Am I Savage? carecen de la garra necesaria para que Hardwired... To Self-Destruct suba lo alto que merecería, lastrando un poco la segunda mitad de un álbum que –y ya suena a tópico- demuestra que a sus cincuenta y tantos años de edad Metallica siguen sintiéndose cómodos con quienes fueron a los veinticinco. Y nosotros encantados.
Babelia
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