Amor, confianza e infidelidad, según Marion Cotillard
La actriz francesa y Brad Pitt asisten al estreno en Madrid de ‘Aliados’
Incluso entre las estrellas, hay clases. Ayer en Madrid el productor Graham King (Argo, El aviador, Ali y Oscar por Infiltrados) y la actriz Marion Cotillard (Oscar por La vida en rosa) atendieron por la tarde a la prensa como fin de la minigira europea —Londres, París y Madrid, ya que la parada en Alemania se anuló— de promoción de Aliados, de Robert Zemeckis. Unas plantas más arriba, en la suite real, descansaba Brad Pitt. A 13.000 euros la noche. El actor solo se sumó por la noche al estreno, previo a su llegada a salas este próximo viernes, en el que no hubo cámaras de televisión para que nadie pudiera preguntarle por el TEMA.
Y por el TEMA en el mundo del cine se entiende el divorcio de la pareja personal, artística y empresarial Brangelina. El imperio, resquebrajado. King dice que Aliados, la relación sentimental en mitad de la II Guerra Mundial entre un oficial canadiense, experto en inteligencia, y una espía francesa, es una película que habla sobre temas que apasionan a todo el público: “el amor, la confianza y la infidelidad”. Puro mensaje publicitario. Cotillard (París, 1975), embarazada, funciona en modo zen. Nada parece alterarle. Ni tampoco sacarle de su mensaje promocional. Pero al transmitirle la frase del productor sus ojos azules se achinan: terreno minado. “Están efectivamente en el centro de la trama, porque en mayor o menor medida el espectador puede haber vivido esas emociones”. Y hasta ahí se puede estirar.
La francesa llevaba años detrás de la producción. “Solo esperaba poder interpretarla antes de cumplir los setenta”, bromea. Desde que leyó el guion hasta que se subieron al proyecto Pitt y el director Robert Zemeckis pasaron tres años. “Que llegaran me hizo feliz, me emocionó aún más”. Porque en aquel libreto Cotillard encontró “una película de espías que se convierte en una apasionante historia de amor y vuelve a mutar y deviene en un thriller. No sabes lo que va a pasar, y como actriz es estupendo formar parte de un proyecto tan potente”.
Cotillard luce un espléndido vestuario en Aliados, nada que ver con las camisetillas de tirantes de Dos días, una noche, de los hermanos Dardenne. Porque si algo define su carrera es el eclecticismo, su capacidad para pasar sin perder frescura de un musical como Nine o una superproducción estilo Origen a los dramas que dirige su pareja, el actor y realizador Guillaume Canet (Pequeñas mentiras sin importancia, Lazos de sangre) o los filmes exacerbados en su regodeo doliente de Xavier Dolan (Solo el fin del mundo). Todos la quieren. “Sencillamente, solo me mueven los guiones”.
El salvador Tim Burton
"No recuerdo casi nada de la noche que gané el Oscar"
Y eso que en 2003 estuvo a punto de abandonar la interpretación. La hija de un dramaturgo y de una actriz que realmente se ganaban la vida como profesores en el extrarradio de París estaba harta. “No fue tanto un abandono de la actuación como buscar algo diferente. Necesitaba una nueva energía, positiva, y la que tenía en aquel momento no era precisamente positiva. No quería dejarlo definitivamente, porque amo en exceso mi profesión. Decidí que tenía que hacer algo realmente diferente para variar esa energía”. Lógico, cuando tu último rodaje es Taxi 3. “Y entre lo que me mostró mi agente estaba Big Fish, de Tim Burton. Desde ese momento dejé atrás la negatividad”. ¿Alguna vez piensa en lo que pudo haberse perdido? “No, jamás”. ¿Ni cuando ganó el Oscar? “No recuerdo casi nada de aquella noche”. Este periodista la vio cantar La vie en rose en la sala de prensa con la estatuilla en la mano y bañada en una catarata de lágrimas. Entre risas, con tono pillo, Cotillard subraya: “Lo dicho, ni me acuerdo”.
Babelia
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