¿Pintó Van Gogh este paisaje?
El museo del pintor en Ámsterdam considera una imitación el supuesto cuaderno inédito del pintor, mientras que dos grandes expertos avalan su autenticidad
La editorial francesa Seuil presentó este martes en París un cuaderno que incluye 65 dibujos inéditos atribuidos a Vincent Van Gogh. El volumen, anunciado por primera vez en junio y rodeado desde entonces del mayor secretismo, recoge un número inhabitual de bosquejos con tinta marrón, supuestamente realizados durante su productiva estancia en la Provenza. Fueron encontrados en casa de una mujer francesa que prefiere mantenerse en el anonimato, que habría heredado los dibujos de su madre, junto con un cuaderno manuscrito. Esta última los habría encontrado en su casa tras un bombardeo de los aliados en Arlés, en plena Segunda Guerra Mundial.
No era marrón, era negro
Como lo cortés no quita lo valiente, el museo Van Gogh, de Ámsterdam, ha calificado de “monótono, torpe y sin gracia” el supuesto nuevo álbum de dibujos del pintor, hallado en Francia. La sala holandesa asegura haber “estudiado (entre 2008 y 2012) a fondo 56 fotografías de gran calidad, de un total de 65, de los dibujos en cuestión, además de varios originales (en 2013), y nuestros expertos concluyen que se trata de imitaciones de la obra original”. Según los conservadores, “no reflejan la evolución del artista como dibujante entre las primaveras de 1888 y 1890, fecha sugerida para el cuaderno, y presentan errores topográficos relativos al edificio del asilo de Saint- Rémy, donde estuvo internado Vincent”.
De todos modos, lo más importante es la tinta. La de estas nuevas hojas es marrón, un color nunca utilizado por Van Gogh. En un pasaje demoledor, el experto Theo Meedendorp recuerda que "el artista empleaba tinta negra, o bien morada, que se ha vuelto marrón con el tiempo y la exposición a la luz". Como el cuaderno estaba cerrado y no ha sufrido dicho deterioro, "cualquiera que sea su autor, se ha inspirado en la obra del artista original sin saber que en origen el trazo era negro".
Conciliador, el museo holandés se muestra encantado de descubrir “nuevos trabajos correctamente atribuidos a Van Gogh”, pero arremete a continuación contra un nuevo cuaderno de notas presentado asimismo como obra del pintor. La sala recibió en 2012 fotografías de 4 páginas de un bloc “que provendría del Café de la Gare, propiedad del matrimonio Ginoux, de Arlés”. Las notas allí recogidas mencionan el controvertido álbum de bocetos, e indican que el 20 de mayo de 1890 el doctor Rey, que trató a Van Gogh en Arlés cuando se cortó la oreja, le dio el cuaderno a los Ginoux. “No hay pruebas de que Rey mantuviera contacto alguno con Vincent una vez internado en el asilo. Lo más probable es que ni siquiera viviera para entonces en Arlés, porque tenía que defender su tesis doctoral el Montpellier, en junio de 1890”. Por todo ello, en Ámsterdam se considera el cuaderno “una fuente poco fiable (para autentificar los nuevos bocetos) que debe ser revisada de nuevo”.
“No sabía nada sobre arte y no tenía ninguna educación artística, por lo que no entendió la importancia de este descubrimiento. Me los regaló por mi 20º cumpleaños y los guardamos en un armario”, explica esa propietaria anónima en el libro. Según sus descubridores, los dibujos fueron realizados sobre el libro de cuentas de un hostal de Arlés, el famoso Café de la Gare donde se alojaron Van Gogh y Gauguin. El volumen, de 288 páginas, será publicado este viernes en Francia, Holanda, Bélgica, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos y, más tarde, en Japón.
En las imágenes difundidas durante la rueda de prensa aparece la famosa casa amarilla que inmortalizó Van Gogh. También un puente sobre un río provenzal, que tal vez sirvió para pintar el de Langlois en una de sus obras maestras. Los almendros que se extendían por la región, puede que un dibujo preparatorio para pintar otro de sus cuadros. Un homenaje a esos juncos que dijo admirar en una carta a su hermano Theo. Repleto de paisajes, el volumen también incluye esferas solares y cielos pintados en estado alucinatorio, además de una decena de retratos, incluido uno de sí mismo con un sombrero de paja. Todos ellos, dibujados con trazo grueso, salpicado de pequeños puntos y líneas sinuosas, en la frontera entre el realismo y ese estilo que el pintor convertiría en propio.
La atribución de estas 65 nuevas obras está rodeada de una bruma misteriosa y originó este martes un violento debate. Para los responsables del libro, no cabe duda de que su autor es Van Gogh. Sin embargo, el museo dedicado al pintor en Ámsterdam no comparte esa opinión y no ha tardado en denunciar lo que considera una simple estafa. Los dibujos fueron descubiertos por Franck Baille, responsable de una casa de subastas en Montecarlo. “Fue como un puñetazo en el estómago”, recordaba ayer. Después fueron validados por dos historiadores del arte, grandes expertos en Van Gogh: la canadiense Bogomila Welsh-Ovcharov, comisaria de importantes exposiciones sobre el artista, y el escocés Ronald Pickvance, especialista en su periodo provenzal, que ha calificado estos dibujos como “el descubrimiento más revolucionario de toda la historia de la obra de Van Gogh”.
Los responsables del volumen minimizaron el debate sobre la autoría de las obras. “Las atribuciones se hacen con fórceps. Los mismos expertos que contestaron la autenticidad de Puesta de sol en Montmajour terminaron reconociendo que era de Van Gogh en 2013”, explicó el editor del libro, Bernard Comment. Por su parte, Welsh-Ovcharov también respondió a las acusaciones del Museo Van Gogh de Ámsterdam. “Nunca vieron los originales. Llegué con 10 dibujos bajo el brazo para iniciar un diálogo colegial con ellos, pero me respondieron con un desinterés total”, explicó. “Luego me enteré de que habían visto imágenes en alta definición. ¿Desde cuándo se juzga la autenticidad de una obra a partir de una foto?”. La experta también tuvo palabras duras para los responsables de ese museo: “Hace años se negaron a aceptar que un cuadro era de Van Gogh, argumentando que no estaba firmado. Si eso es un motivo, la mitad de los cuadros de su colección son falsos, porque tampoco lo están”.
Babelia
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