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ENTREVISTA | ARKANO

“Al poder no le interesa una sociedad avispada”

El rapero de 22 años publica libro tras batir el récord del mundo de 'freestyle', improvisando más de 24 horas

Borja Hermoso
Arkano, hace dos semanas en Madrid, cuando batió el récord del mundo de 'freestyle'.
Arkano, hace dos semanas en Madrid, cuando batió el récord del mundo de 'freestyle'.Jacobo Medrano
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El español Skone gana la Red Bull Batalla de Gallos en Lima

La ficha fría habla de Guillermo Rodríguez Godínez, un estudiante de ingeniería informática nacido hace 22 años en Alicante. La realidad caliente alude a un volcán en erupción que canta, grita y rima sobre las sucesivas porquerías del mundo. Arkano es rapero y hace free, esto es: le dan un tema y él hace estallar el verso. O le mientan a su madre y él responde al rival que, cuidado, la otra noche se acostó con la suya. No hay ley ni límite –insultos incluidos- en el ring del rap, no apto para todos los oídos. Pero él improvisa, malea y controla el idioma. Le engancha la poesía y lo mismo te habla del amor y las estrellas que de pollas y coños, todo ello en un español violento y exquisito. Ahora lo cuenta todo en un libro, Asalto al vacío (Ediciones Martínez Roca), mientras descansa de la hazaña: hace 15 días batió el récord mundial de freestyle, tras improvisar ante 30.000 personas congregadas en la Puerta del Sol durante 24 horas, 34 minutos y 27 segundos.

Este sábado, en Lima, Arkano intentó ganar su tercera Batalla de Gallos Red Bull (el mundial oficioso de rap improvisado en español). Quedo tercero, y ganó otro español, Skone. Ya fue campeón en 2008 en España, con solo 15 años, y en 2015, en Chile. Habló con EL PAÍS por teléfono días antes, desde un coche que le llevaba a una actuación en Granada.

Pregunta. ¿Cómo acaba el bolo después de 24 horas improvisando en público?

Respuesta. Acabé bastante desorientado. Era una sensación rara. Después de 24 horas seguidas creando, expresándome y haciendo rimas, cuando acabé me costó bastante adaptarme a la nueva realidad. Eso, mezclado con la emoción que tenía encima y las lágrimas, fue un cóctel brutal.

P. ¿Un poco como cuando has estado en alta mar y te bajas del barco pero un buen rato después te parece que sigues en él?

R. Eso es. Estaba sumergido en una marea, en pleno vaivén de estar improvisando sin parar. Y bajé a tierra firme y me costó darme cuenta de que todo estaba parado.

P. En medio de ese vaivén, ¿ve al público? ¿Se da cuenta de su reacción… o solo está concentrado en cantar y rimar?

“A mi arte le quiero dar un ingrediente de transformación social”

R. Percibo la energía de la gente. Estoy creando pero la estoy observando, mis creaciones se basan en todo aquello que observo. No todo puede realizarse a nivel interno porque entonces la improvisación no se podría dar. Tomo como estímulo creativo todo lo que percibo.

P. Hay creadores que dicen que crean para ellos y no para la gente.

R. Es respetable. Pero yo a mi arte le quiero dar un ingrediente de transformación social y entonces lo que yo hago, sin alguien que lo escuche, no tiene sentido.

P. Y de todos esos estímulos, ¿inspira más lo malo y lo que hiere o lo bueno?

R. Hay una frase que dice que lo que duele inspira, y estoy bastante de acuerdo. Pero también quiero transmitir un mensaje positivo en todo lo que hago. Y pese a que hay lucha y deseo de cambio, intento que esté presente la sonrisa, disfrutar de la vida y aprovechar el tiempo que estemos aquí. Que no todo sea enfado, aunque haya lucha.

P. Juega con una cosa esencial y menospreciada como es la poesía. ¿No cree que en nuestros días la poesía se ha hecho casi sospechosa?

R. La poesía ocupa un lugar marginal dentro de nuestra sociedad, y más en esta época en la que los formatos tienen que ser tan efímeros, tan explosivos, que llamen la atención. A mí me suele costar que me llamen poeta precisamente por ellos, por los verdaderos poetas.

P. Que el público –sobre todo el más joven- sienta esta atracción por la improvisación… ¿puede tener algo de reacción frente a discursos más oficiales?

“La poesía ocupa un lugar marginal en esta época de formatos explosivos”

R. Precisamente. En un mundo tan mecanizado todos tenemos que ponernos un poco en modo improvisación. La improvisación es necesaria en nuestras vidas. De esto hablo en el libro que acabo de sacar, de cómo la improvisación me cambió la vida. Yo la descubrí mediante el rap, pero cuando conseguí extrapolar lo que para mí suponía improvisar a todos los aspectos de mi vida noté que había evolucionado, que mis límites estaban en otro lugar distinto al que yo había creído que estaban.

P. ¿Está hablando de la improvisación no solo como un valor artístico, sino como un valor a secas?

R. Así es. Puede ser algo tan sencillo como el camino que recorro cada día para ir a la universidad: cambiar de calle, no ir siempre por el mismo sitio. Salir de lo mecanizado, y eso en todos los caminos de mi vida, ya sean literales o metafóricos… Hace falta improvisación, hace falta que la gente despierte, dar un latigazo a las mentes.

P. Entonces, ¿qué le dice entonces la frase ‘Oye, cuál es tu proyecto de vida’?

R. ¿Y por qué hay que tener proyectos? ¿Por qué hay que seguir el camino establecido? Hombre, pues porque obviamente hacer proyectos nace del miedo, y es muy humano tener miedo. Pero tenemos que ser inteligentes y aprender a gestionarlo. Yo, proyecto, ninguno. Hoy estoy rapeando pero a lo mejor dentro de cinco años estoy poniendo mojitos en un bar de playa.

P. Y para alguien que no se hace planes, ¿qué idea hay de futuro en cuanto evolución creativa?

“La improvisación es necesaria en todos los aspectos de nuestras vidas”

R. Mira, veo actuaciones mías de cuando empecé y me veo comportamientos hipermachistas y homófobos, precisamente cuando una de mis líneas argumentales en lo que estoy tratando de transmitir es la lucha contra las injusticias. Pero ¡hostia! Yo mismo caí en eso, pero pude mejorar y es lo que estoy intentando transmitir a la gente.

P. ¿No cree que estamos asistiendo en este país a un debate oculto, un debate que no se nombra, acerca de si la cultura es una necesidad o un capricho?

R. Claro que sí, sí lo creo. Es como cuando quieren sacar la filosofía de las aulas. Es que no es algo superfluo. La cultura permite a las personas hacer evolucionar su pensamiento y desarrollar capacidad crítica. Pero a lo mejor en algunos estamentos y en algunas posiciones de poder no interesa que haya una sociedad demasiado avispada…

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Sobre la firma

Borja Hermoso
Es redactor jefe de EL PAÍS desde 2007 y dirigió el área de Cultura entre 2007 y 2016. En 2018 se incorporó a El País Semanal, donde compagina reportajes y entrevistas con labores de edición. Anteriormente trabajó en Radiocadena Española, Diario-16 y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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