A la búsqueda de la cama de Van Gogh
Vecinos del pueblo holandés Boxmeer rastrean por sus desvanes el famoso lecho que pintó el artista tras una investigación del escritor británico Martin Bailey
La inmediatez de Internet como fuente de consultas rápidas es innegable, pero una buena búsqueda, a la antigua, en un archivo, sigue siendo la mejor ruta hacia posibles tesoros. Martin Bailey, experto británico en la obra de Vincent van Gogh, sostiene en la última edición del mensual The Art Newspaper, de Londres, que la cama usada en 1888 por el pintor en Arlés (Francia) e inmortalizada en su cuadro El dormitorio, regresó a Holanda. Primero, al domicilio de la familia. Luego, en 1945, fue enviada a la localidad de Boxmeer (sureste del país) para aliviar las carencias de la guerra. Sabiendo que tal vez no haya sobrevivido, el Ayuntamiento y los vecinos se han lanzado, sin embargo, a buscarla por desvanes y almacenes. “No suelo hablar de secretos de alcoba, pero este es especial. Miraremos por todas partes”, asegura Karel van Soest, el alcalde.
Fue en ese lecho donde encontraron al pintor, febril y desorientado, con la oreja izquierda rebanada tras una discusión con su colega galo, Paul Gauguin. Allí dormía más bien poco, es cierto, cuando pintó Los girasoles y La casa amarilla, dos de sus obras más famosas. Van Gogh dedicó en 1888 tres lienzos a su habitación: el conservado en el museo de Ámsterdam, y los del Museo de Orsay (París) y el Art Institute (Chicago). Cauteloso, el primer museo sigue “con gran interés” el asunto pero evita pronunciarse de momento. Guarda 200 telas, 500 dibujos, los cuadernos de apuntes y la correspondencia del pintor con su hermano, Theo, y “prefiere esperar”.
Bailey publica también esta semana un libro, Estudio del sur: Van Gogh en Provenza (Ed. Frances Lincoln), donde relata el origen del mueble. Señala que Vincent compró dos lechos por 150 francos cada uno, pensando también en Gauguin. “Que el suyo fuera doble sugiere que esperaba compartirlo con una mujer”. En cualquier caso, “era el primer hogar confortable de su vida adulta y lo pintó con orgullo”, escribe el experto. Durante sus indagaciones en el museo de la capital holandesa, el autor británico dio con una carta firmada en 1937 por Vincent Willem, hijo de Theo, el hermano del artista. Respondía al museo de Arlés, que solicitaba una cesión, en estos términos: "En caso de que se abra un centro artístico en la Casa Amarilla, puedo enviar la cama que aparece en el lienzo del dormitorio, además de algunas obras". No fue posible. Un bombardeo aliado destruyó parte del inmueble en 1944, luego derruido.
Como la misiva no se había publicado hasta ahora, para confirmar su hallazgo, Bailey recurrió en 2015 a Johan van Gogh, hijo de Vincent Willem. De 93 años y excelente memoria, el padre de Theo van Gogh, cineasta asesinado en 2004 por un islamista holandés de origen marroquí, le contestó que la cama había estado guardada durante años "en el domicilio familiar, en Laren" (cerca de la capital). En 1945, su padre la donó a los vecinos de Boxmeer, que lo habían perdido todo en la guerra.
El británico sostiene que en 1890, cuando Van Gogh ya estaba internado en el asilo de Auvers-sur-Oise, al norte de París, pidió que le enviasen su cama desde Arlés. Era un objeto para él conocido, que le ayudaba a centrarse, pero el 27 de julio de ese mismo año se pegó un tiro en un prado del lugar. Theo, su hermano, heredó sus escasas pertenencias por poco tiempo. Fallecido apenas seis meses después, su viuda, Johanna, recogió su hogar de París y puso una pensión en Holanda. A su muerte, en 1925, Vincent Willem, recibió los bienes maternos, incluido el lote del tío Vincent.
La ciudad de Boxmeer se encuentra cerca de Arnhem, escenario de la fallida Operación aliada Market Garden (1944) destinada a poner fin lo antes posible a la guerra avanzando hacia Alemania. Es uno de los episodios más conocidos de la contienda y fue inmortalizado en 1997 en la película Un puente lejano, del británico Richard Attenborough. Bailey ha dado incluso con fotos tempranas de la posguerra, que muestran camiones de mudanzas portando el letrero del pueblo de Laren, y aparcados en las calles de Boxmeer. Tal vez allí siga uno de los enseres más famosos del arte contemporáneo.
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