Granada Noir y el método de la mejora continua
Crónica golfa de uno de los festivales más jóvenes y completos de la escena criminal española
Da igual el año y la fecha. Estamos aquí. Donde antes otros estuvieron. Es lo que importa. Y, a priori, no hay alguien que piense que pisa los pasos de otro. Pero en Granada ocurre. Un baño de historia y cultura rabiosa. Es apenas un bebé y la segunda edición de Granada Noir se declara guerrera. En femenino. La reivindicación, la mayoría de lectoras y asistentes, la novela, la cerveza, la ciudad: todas son ELLA.No hay justificación para la mezcla pero, como el festival es eso, no encontrarán orden en esta crónica.
Las autoras Empar Fernández, Beatriz Rodriguez y el psicólogo Jesús López Megías fueron protagonistas de una mesa contra la violencia de género donde se habló de tantos por ciento que ningún favor (ni gracia) nos hacen; de la guerra fría de los niños que son, además de hijos de agresor y víctima, máximos afectados y de por vida. Pero el aplauso provocado por Raquel Paiz (la, irremediablemente, tía de la sonrisa de 50 kilos que vive en el cuerpo de Alba) hizo que se sintieran las ganas del cambio en la sala cedida por la Fundación Caja Granada.
Toda una carrera
Sin apenas descanso, llegó la ceremonia de entrega del premio a toda una carrera que otorga el festival; Enrique Urbizu recoge el revólver-galardón, una reproducción en 3D hecha en Createc 3D, de manos de Juan Madrid. El cineasta no pudo dejar de (son)reír y un "estoy flipando" es lo que acertó a decir mientras daba vueltas (literal) a su "nueva pistola". Esa misma mañana, en Pilar del Toro, Urbizu compartió botellines de Alhambra y conversación con los medios y autores que acudieron al encuentro. Un patio al más puro estilo andaluz, con fuente incluida, fue testigo de charlas y preguntas y flashes por todos lados.
De oca en oca
Han pasado, durante una semana, decenas de autores y temas: diferentes disciplinas que no dejan de sorprender al público, incluso a los que llevamos años acompañándolos en sus aventuras. Como en la oca pero de festival en festival.
Un cristal. Rotulador blanco. Y el argentino Iñaki Echeverria que, con la bso de fondo de la ficción de Toni Hill, se pone a dibujar tras el escaparate del Espacio Errant, un local coworking donde nos sentimos tan a gusto que los asistentes (y los participantes) no se decidían a abandonar, alargando el encuentro off the récord y donde se intentó "arreglar el mundo". Como todos sabemos que estaría muy bien pero esto no funciona así, una procesión espontánea nos llevó hasta El Pescaito de Carmela, donde Empar Fernández y Toni Hill se presentaron, de forma cruzada, y analizaron el papel (y las ganas) de los autores respecto a los festivales de género. Imperdible para entender el non stop del proceso literario.
Cinebar
Y si hablamos de bares, el Tun Tun Restrobar fue el anfitrión de lujo donde Lorenzo Silva cañeó. Las cadenas de televisión regionales, medios de comunicación y la gente del barrio pudo escuchar la entrevista que le hizo José Luis López Fernández, empapado hasta el hueso de la obra del autor.
Pudimos saber el origen de Donde los escorpiones e incluso ubicarlo gracias a una imagen que el autor mostró de su propio móvil. Imposible no contar, es ruin y lo sé, que allí nos alimentaron para toda la semana; que el especiado fue sublime y transportador: se pudo notar la franja mínima que nos separa del otro lado del estrecho. Y Cervezas Alhambra testigo e hidratante de todo lo que ocurría.
Por supuesto, a esta celebración cultural, no podían faltar los cumpleaños: el de A sangre fría de Truman Capote y que dio pie a la proyección de tres filmes en el Teatro Caja Granada (A sangre fría, de Richard Brooks, Capote, de Bennet Miller e Infamous, de Douglas McGrath) y más tarde a un debate con los periodistas Javier Barrera, Juanjo Ibáñez, Paco Torres y Jaime Sánchez en torno a la crónica de sucesos, que reclutó a los asistentes a las mesas de La Recacha Forum lugar, dicho sea de paso, donde estuvo Laura Palmer. Si no lo creen, vayan y busquen la pista. Y velas para el veinticinco aniversario de El silencio de los corderos, adaptación de la novela de Thomas Harris, que se celebró amandodiando al potente personaje de Hannibal Lecter, con la clínica y glaciar interpretación de Anthony Hopkins. Con un antes y un después: perfil previo analizado por los psiquiatras María José Moreno y Gustavo Abrevaya, donde se diseccionó el miedo y la intención y posterior autopsia a manos de Nacho Faerna y Carlos Bassas del Rey. Y sí: es posible enamorarse sobre la mesa metálica, siempre y cuando estos psiquiatras, escritores y guionistas sean los que portan el bisturí. Más que conferencia, ofrecieron al público una master class.
¿Quién es Penón?
También hubo hueco, y aparece ante mi la imagen de una fosa, para el recordatorio (no homenaje, porque a ella no le hubiera gustado) a la recientemente fallecida Marta Osorio: autora del libro Miedo, olvido y fantasía y que estimuló a crear a otras personas que sintieron, como ella, el derecho/deber de contar. Un grupo amplio y atento sentado frente al escenario de El Palacio de Condes de Gabia, de la Diputación de Granada, para saber más de Lorca y la maleta de Penón. En este punto me perdonan pero me pongo subjetiva y en modo personal ON para decir que fue uno de los momentos más intensos e interesantes del festival. Fue proyectado el documental dirigido por Isabel Martínez Reverte para RTVE (disponible en A la carta), junto al escritor y dibujante Enrique Bonet (maravilla el cómic La araña del olvido incubado en la curiosidad tras "conocer" a Penón) y Juan de Loxa (amigo personal de Osorio). En la sala, uno de los hermanos y sobrino de Marta, así como el hijo de uno de los protagonistas del documental, asesinado por el régimen persecutorio (por ser leve) de la época. Para más misterio: ¿dónde está la maleta de Penón hoy y quién es "el tercer hombre" que salió de la sala antes que terminara el acto? ¿Por qué se ha silenciado todo esto durante tanto tiempo? Ay, las cábalas y la rabia, invadiéndo (me) todo!
Pero relax: entre maritoñis que dan energía y azúcar en sangre para un mes, las Alambra (no catedral) en cada esquina, las tapas noir que prepararon en los restaurantes Ácimo, La Recacha Fórum, Tun Tún Restobar, Matipé Gastropub, El Pescaíto de Carmela, La Platea Fórum y La Platea Centro, El Pilar del Toro y Mundra Bar para la ocasión (no me olvídaré jamás del plato Pulp fiction) y el Barrio del Albahicin a nuestros pies, esta segunda edición de Granada Noir se convirtió en casa. A cada golpe de dado, en cada tirada. Como en el parchís.
El Zahidín
Y en El Barrio fue donde todo empezó: inauguración con cesión de libros y películas de género en la reabierta Biblioteca de Las Palomas, apertura por la que sus vecinos lucharon sin descanso y durante años.
El delegado de Cultura, Deportes y Turismo de la Junta de Andalucía, Guillermo Quero; la diputada de Cultura de la Diputación de Granada, Fátima Gómez, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Granada, María de Leyva, el director de Caja Granada Fundación, Diego Oliva; el jefe de ventas de Cervezas Alhambra en Granada, David Matas y los responsables del Festival Granada Noir, Gustavo Gómez y Jesús Lens, dieron el pistoletazo de salida, con el posterior pasacalles que protagonizaron los músicos de BeFunkBop, automáticamente después de asistir a la mesa de autores granadinos de género negro como Alfonso Salazar, Alejandro Pedregosa, Clara Peñalver y el autor canario, aunque nacido en Tánger, Antonio Lozano. Este último fue presentado por Jesús Lens, para contar qué es eso de Un largo sueño en Tánger en forma de novela.
Sí. Las mesas. Vamos. Que otra vez la multidisciplina viene a vernos: tanto se habla de la cuidad como personaje (Santiago Alvarez, Juan Ramón Biedma y Alfonso Salazar, protagonistas del debate en el que también se habló del futuro del género) como del pequeño cambio cotidiano para llegar a la gran mutación (Carlos Bassas y Paco Bescós analizaron la muerte de la clase media); Anxo do Rego (padre de Solo novela negra) reunió a José Ramon Gómez Cabezas, Benito Olmo y Francisco Concepción para hablar de sus últimas novelas; pudimos saber de primera mano qué significa (cómo afecta y duele y cuesta) la inmigración y la fuerza de la que tiran los más desfavorecidos cuando "aterrizan" en terreno de “salvación" (Jon Arretxe junto a Agustín Ndour cautivaron el panorama noir con sus verdades), estuvo un jardinero sin jardín, la presencia de la Andalucía Connection (integrada por Alejandro Pedregosa, Juan Ramón Biedma y Francisco Gómez Jurado: está bien esta Mafia andalusí!); Antonio Parra, Beatriz Rodríguez y Clara Peñalver conversaron sobre el género y, claro, también se habló de la maldad y sus diferentes interpretaciones y comprensión.
El círculo
Rompiendo mesa se crea el círculo. El contraste de la soledad del autor mientras gesta su obra y el momento de compartir impresiones (a veces amor, odio, desplantes o novedades) con los lectores: encuentros en las librerías Ubú y Agapea, con los lectores de Vegas de Genil y en las diferentes bibliotecas que acogen a los clubes de lectura municipales; con protagonistas como Juan Ramón Biedma, Toni Hill, Beatriz Rodríguez, Empar Fernández y Andrés Pérez Domínguez.
Y concierto rockero: ¿qué hay más trash que romper esa soledad del escritor que colgarse la eléctrica al cuello? Pues eso hizo Santiago Álvarez en Maripé, patrocinado por Cervezas Alhambra y arropado (en los coros) mientras entonaba Bohemian Rhapsody. Que si, este chico escribe, te hace un recorrido por los escenarios de su novela en Valencia, gestiona un festival o se pone a cantar. Con esto comprobada la multidisciplina, ¿no?
Retratos criminales
Y acompañando a la comparsa noir de Granada, desde el Teatro y hasta el Museo de Caja Granada Fundación, la obra pictórica de Miguel Heredia y su "Serie Noir": seis lienzos tratados desde una óptica naturalista, en acrílico y con esa normalidad que da miedo. Invito a descubrir la obra de este pintor (con exposiciones internacionales y numerosos premios en su haber) del derecho y del revés: Heredia acostumbra a dejar mensajes "canalla" en el anverso de sus lienzos. Con trazo negro y rabioso y a veces confuso. Probablemente se planteen la pregunta a la que su obra incita: ¿podría cualquiera ser un asesino?
Es con esta pregunta (tan) abierta que podría cerrar esta crónica, pero estaría dejando en el tintero la magistral actuación ofrecida por la asociación de jazz Ool Ya Koo en Magic, un local bajo la plaza de toros de Granada. Y ya que hablo de música, tampoco quiero dejar de nombrar a DJ Toner, responsable de hacernos imitar a Uma y Travolta cuando se le ocurrió pinchar uno de los temas de la mítica Pulp Fiction. Y yo que quería una hamburguesa Big Kahuna porque todo me recordaba a Quentin; pero los responsables del festival se empeñaron en invitarnos a un catering espectacular en las tripas del Museo Caja Granada.
Que dilema! Y qué caUsalidad!: música, literatura, cine, gastronomía, pintura, cómic y bares a la vez. No se pregunten si esta mixtura se puede. Ellos (Jesús Lens y Gustavo Gómez) lo han vuelto a hacer. Un kaizen en toda regla: el armonioso método de la mejora continua. Y vaya si continúa!
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