Avalancha de solicitudes para enseñar español en Francia
Hay una demanda de mil nuevos profesores de español en Francia, donde 2'7 millones de alumnos estudian castellano
La noticia de que Francia necesita mil profesores de español ha desencadenado en España (y en menor medida en otros países hispanohablantes) una avalancha de peticiones de información. Frente a ello, el Ministerio de Educación español, a través de su consejería en París, está colgando en su web los datos prácticos para orientar a los interesados. La reforma educativa francesa y la atracción del idioma, que abre la puerta a un mundo de más de 500 millones de hispanohablantes, ha disparado la demanda de docentes en un país en el que el español se consolida como la lengua extranjera más estudiada después del inglés.
El bombardeo de llamadas y mensajes en instituciones oficiales, como las embajadas de España en Francia y la francesa en España, ha sido espectacular. “Hemos recibido muchísimas peticiones de información”, confirman en la delegación gala en Madrid. Pero la educación francesa, a nivel administrativo, está mucho más descentralizada de lo que cabe esperar.
Las Academias francesas (30 en total incluidas las de ultramar) son las que vehiculan, a través de sus rectorados, las demandas para cubrir los puestos docentes que se necesitan. La web de la consejería de Educación de la embajada española en París, ante el interés despertado, ha introducido un enlace para que el público conozca el mapa exacto y está publicando los de cada una de las academias en coordinación con las instituciones francesas para facilitar la tarea.
Para empezar como interino se exige haber acabado un máster. Los españoles, sobre todo si ya residen en Francia, tienen ventaja sobre el resto de los hispanohablantes por ser europeos. “Nuestros candidatos tendrían que venir a través de algún programa bilateral específico”, explica Juan Manuel Gómez-Robledo, embajador en Francia del país más grande de hispanohablantes: México.
La oferta de puestos docentes permite convertirse en funcionario francés, pero para ello hay que prepararse para la docencia y conocer la lengua francesa también. La experiencia de varios años como profesor de español ayudará, pero superar la oposición requerida no es tarea sencilla. Eliza González, profesora en Le Pré-Saint-Gervais (París), lo logró hace cuatro años. “Había unos mil opositores y solo 42 puestos y las pruebas son muy exigentes”, explica.
La lengua de las porteras
“Cuando empecé a dar clases de español me miraban con extrañeza. El español era la lengua de las porteras. El cambio ha sido radical”, cuenta Anne-Marie Penon, de 62 años y recién jubilada como profesora de español.
El idioma de Cervantes se ha ido abriendo camino en la escuela francesa hasta la explosión actual. “Al principio teníamos muchas ayudas económicas oficiales”, relata Penon. “Ahora ya no hace falta luchar por la enseñanza de este idioma, aunque tenemos mucho apoyo moral de la embajada española”. Ahora, sin necesidad de otros incentivos, los alumnos de secundaria se apuntan al español de manera voluntaria. Eliza González asegura estar sobrecargada de trabajo porque prácticamente todos los del centro cursan el español.
Los sueldos de los profesores de secundaria en Francia no son muy voluminosos, y algunos se quejan de la ausencia de formación continuada. Pero en el lado positivo, están las prolongadas vacaciones (más de tres meses al año) y el interés de los alumnos por una lengua que ya no es la de las porteras (emigrantes de la posguerra española), sino la de las vacaciones, la fiesta y el vasto mundo de Latinoamérica.
La reforma educativa que se ha puesto en marcha este año ha disparado la demanda de profesores porque esta ha adelantado un año la introducción de la enseñanza de una segunda lengua viva. De ahí los mil puestos requeridos según cálculos oficiosos y sobre los cuales el Ministerio de Educación francés puntualiza: “Estimamos en 600 los profesores suplementarios que necesitamos para este curso”, explica un portavoz oficial. “La situación está prácticamente resuelta. La oposición externa ha permitido reclutar 462 docentes [365 en 2015]. Seguiremos contratando profesores de español en los próximos años hasta regularizar la situación”.
“Tenemos una necesidad intensa de profesores de español y el concurso de contrataciones va a tener en cuenta esa necesidad manifiesta”, añade Caroline Pascal, inspectora general de educación nacional y decana del grupo de lenguas vivas-español. El Ministerio francés de Educación ha nombrado justamente este jueves un cuarto inspector general de español para gestionar esta enseñanza.
El español se ha consolidado como la segunda lengua extranjera. Los datos del pasado curso, que aún no tienen en cuenta los de este año de cambio, son elocuentes: 5,5 millones de alumnos estudian el inglés (casi siempre como primera lengua extranjera), 2,7 el español, 840.000 el alemán y 230.000 el italiano. “Cada vez tengo más chavales en clase. Les divierte el español. Les gusta y algunos abandonan el alemán a medio camino”, asegura Christophe Francois-Connan, profesor en el instituto militar de Sain-Cyr, en Versalles.
“Desde los años 60 no deja de aumentar la atracción por el español”, insiste Caroline Pascal. “La literatura hispana ha estado siempre muy presente en Francia. Es un patrimonio cultural muy fuerte y es la política de este gobierno fomentar el aprendizaje de las lenguas vivas en etapas precoces porque es cuando es más sencillo retenerlas”. “No. No es una maría”, responde Francois-Connan. “Los chavales identifican el idioma con las vacaciones y el mundo latino, pero saben que es una asignatura seria y exigente”.
La reforma educativa francesa que tanto ha favorecido a la enseñanza del español ha sido polémica. Para poder adelantar un año una segunda lengua viva (a partir de Cinquième, equivalente al primero de secundaria en España), se ha reducido la enseñanza del latín y el griego y la opción de la educación bilingüe, considerada por la ministra de Educación Najat Vallaud-Belkacem demasiado elitista. Esta última afecta sobre todo a la enseñanza del alemán, muy promocionado desde Berlín.
En Francia hay 20.000 docentes de la lengua de Cervantes y su tarea, como la del resto del profesorado, se ha complicado en los últimos años. “Me encanta mi trabajo”, asegura Christophe Francois-Connan, de 39 años, “pero hay que advertir de que hemos perdido poder adquisitivo porque los sueldos no han aumentado como lo han hecho los precios”.
Un profesor de secundaria llega a ganar hasta 36.000 euros brutos al año, que se traducen en 2.500 netos al mes, con una antigüedad de diez años. Empezar como interino supone ganar unos 1.300. Según los profesores consultados, no hay grandes diferencias entre la enseñanza pública (mayoritaria en Francia) y la privada. El mínimo de horas lectivas es de 18 a la semana, pero como indica Francois-Connan la preparación de las clases y la corrección de los exámenes eleva la jornada a más del doble.
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