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El gigantesco pulgar de Trafalgar Square

'Really Good' es el título de la obra de David Shrigley que a lo largo de un año coronará el pedestal de la esquina noroeste de la plaza

El artista David Shrigley posa para una fotografía frente a su escultura 'Really Good' en Trafalgar Square, Londres.
El artista David Shrigley posa para una fotografía frente a su escultura 'Really Good' en Trafalgar Square, Londres.DANIEL LEAL-OLIVAS (AFP)

Frente a los vientos tempestuosos del Brexit -esa incertidumbre contra la que una mayoría de londinenses votó en vano el pasado junio- , la gigantesca escultura de una mano de la que sobresale un pulgar en gesto de aprobación proclama desde este jueves en Trafalgar Square que todo irá “realmente bien”. Really Good es el título de la obra de David Shrigley que a lo largo de un año coronará el pedestal de la esquina noroeste de la plaza, un espacio históricamente vacío pero erigido en la última década y media en una de las plataformas de arte contemporáneo más originales, denostada y alabada a partes iguales, del escenario de Londres.

Con sus diez metros de altura esculpidos en bronce, la imagen de ese pulgar extremadamente alargado y apuntando hacia arriba entronca tanto con la impronta satírica que viene definiendo los trabajos de su autor como con un mensaje de abierto optimismo. Shrigley, un artista inglés (Maccclesfield, noroeste de Inglaterra, 1968) pero formado en la escuela escocesa de Glasgow, se apunta a ambas lecturas a un tiempo: “Es ridículo pensar que una obra puede mejorar la sociedad, la economía, el clima… Pero como artista tienes que creer que tu trabajo puede influir positivamente en el mundo”, es un fragmento del texto que acompañó a la candidatura ganadora de su escultura para lucir en un espacio reservado en el siglo XIX a una estatua de Guillermo IV. La estampa ecuestre de aquel rey –destinada a acompañar a las otras tres que flanquean la plaza- nunca llegó a realizarse por cuestiones presupuestarias de la época, y la cuarta columna de Trafalgar permaneció vacía hasta su ocupación, en el segundo milenio, por el variado repertorio de una sucesión de autores más o menos radicales en su concepción del arte.

A pesar de ser considerado uno de los artistas jóvenes mas exitosos del Reino Unido, firmante de una obra conceptual plagada de cinismo y humor negro en sus dibujos, esculturas e instalaciones, a Shrigley le sorprendió salir elegido con esa propuesta de ambigua interpretación: entre aquellos que ven en el gesto de ese pulgar un desafío al patriotismo británico encarnado en la columna de Nelson, ubicada en el centro de la plaza de Trafalgar en honor al almirante victorioso en las guerras napoleónicas, y quienes subrayan en cambio la ironía de su feelgood en tiempos de crisis política, social e incluso existencial en cuanto al lugar de esta isla en un mundo globalizado.

La escultura fue seleccionada de entre un panel de propuestas mucho antes de que el Reino Unido optara por la separación de Europa en el referéndum del pasado junio. Pero a raíz del desenlace de aquel voto (contrario al sentir mayoritario en la capital) una cierta aprensión se ha apoderado de una de las metrópolis más abiertas al mundo, necesitada desde entonces de sinergias que subrayen con el pulgar alzado que “todo irá muy bien” a pesar de todo.

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