Bruce Davidson capta la vida como una sucesión y no como un instante
Una gran exposición con imagénes icónicas del artista de la agencia Magnum recala en la Fundación Mapfre de Madrid tras su paso por Barcelona
Nacido en el seno de una familia acomodada, la vida de Bruce Davidson discurría entre dos ciudades cosmopolitas y abiertas como Nueva York y Chicago, cuando no viajaba a Europa. Sus fotografías se las disputaban algunas de las mejores revistas del mundo. Y aunque ya había dejado testimonio de su interés por reflejar con su cámara la realidad social de su entorno, como en su extraordinaria serie sobre las bandas de Brooklyn, para la que se ganó la confianza de los jóvenes pandilleros marginados, la segregación racial no entraba entre sus preocupaciones más cercanas.
Sin embargo, Davidson ( (Oak Park, Illinois, Estados Unidos, 1933) no dudó en atender el encargo del The New York Times y el fotógrafo, que llevaba dos años en la cooperativa de la agencia Magnum, se embarcó en los Viajes por la libertad para recorrer las poblaciones del profundo Sur de EE UU donde se conculcaban diariamente las leyes para que los negros no pudieran disfrutar de los mismos derechos que los blancos. Los voluntarios blancos y negros que subieron a aquellos autobuses en 1960 para desafiar las normas racistas fueron objeto de todo tipo de humillaciones y agresiones. Nada más llegar a Jackson (Mississippi) la comitiva en defensa de los derechos civiles fue arrestada. Davidson no solo fue, vio y disparó su cámara, sacando sus mejores imágenes de fotoperiodismo, sino que estuvo cinco años volviendo, entre 1961 y 1965, a los mismos escenarios.
El resultado es un documento de gran valor, tanto histórico como estético, que se puede ver, al igual que otras de sus conocidas series, en la gran exposición abierta en la Fundación Mapfre de Madrid (C/ Bárbara de Braganza, 13), tras su paso por Barcelona. Se exhiben 190 imágenes de este fotógrafo humanista, con tendencia a retratar al perdedor, al marginado, a personas anónimas: usuarios del metro de Nueva York, parejas en Central Park, niños zanganeando en la Almería de los años sesenta; trabajadores británicos descansando en la playa...
Se trata de la retrospectiva más amplia dedicada a Davidson, que, a sus 83 años, declinó asistir este martes a la presentación en Madrid por problemas de salud, según informó Pablo Jiménez Burillo, responsable de la Fundación Mapfre.
Carlos Gollonet, comisario de la exposición que permanecerá abierta hasta el 15 de enero, recordó la propia definición que Davidson hace de sí mismo: "Él se define como un fotógrafo humanista, de forma que sus intereses personales se entremezclaban con los temas que trabajaba". El experto incidió en que "la fuerza de su trabajo reside en el conjunto", en la yuxtaposición de imágenes más que en piezas aisladas, por mucho que algunas de ellas hayan alcanzado un carácter icónico.
Le interesaba más captar la sucesión de la vida que el instante de una vida, aunque también lo hacía. En este sentido, Gollonet hizo alusión a la relación mantenida con el protagonista de la serie El enano, cuando visitó el circo Clyde Beatty, uno de los más importantes de Estados Unidos, cuyo retrato ilustra esta página. Esta serie gira en torno a las actividades cotidianas que realizan los artistas y trabajadores en la trasera del circo y, especialmente, en la vida de Jimmy Armstrong, con el que mantuvo la amistad durante años.
"Alcanzaba un grado de intimidad y confianza tal que los retratados siempre muestran una gran naturalidad, en una entrega mutua entre ambas partes", señaló el comisario.
La conciencia social impresas en sus imágenes tal vez ha perjudicado el reconocimiento de su obra. Aunque ha sido objeto de dos exposiciones en el Moma y en otros museos importantes, a Davidson le ha costado más alcanzar el estatus de gran artista del que ya gozaban algunos de sus compañeros fotógrafos, más esteticistas o más proclives a otros temáticas, apuntó Gollonet.
"¿Dónde está la esperanza en estas imágenes?", le preguntaron los responsables de la revista Life, deseosos de mostrar una América que despegaba. "No la hay", respondió Davidson, que rechazó un contrato con esa publicación que le habría resuelto la vida a los veintipocos años. Terminó vendiendo las imágenes a Esquire y exponiéndolas posteriormente en el MoMA de Nueva York, contó el comisario de una muestra muy completa del fotógrafo que empezó bajo la influencia de Eugene Smith o Cartier Bresson y ha acabado siendo uno de los más influyentes.
La exposición, producida por la Fundación Mapfre, viajará íntegramente tras su paso por Madrid al Centro Italiano per la Fotografía de Turín, al Nederlands Fotomuseum de Róterdam y, en la primavera de 2018, volverá a España para recalar en la Sala Rekalde de Bilbao.
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