Diego Ventura, El Juli y Talavante llenan y triunfan en Albacete
Comenzó la feria de Guadalajara con una mansada de la ganadería de Samuel Flores
Los diestros Julián López El Juli, y Alejandro Talavante cortaron dos orejas cada uno y salieron a hombros en el octavo festejo de la feria de Albacete, un festejo mixto en el que rejoneador Diego Ventura sumó también un apéndice, aunque el palco le privó de la salida a hombros.
Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron dos toros para rejoneo de los herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, manejables en distinto grado, y cuatro en lidia ordinaria de Garcigrande y Domingo Hernández, de desigual presentación y juego. El mejor, el tercero, y, en parte también, el quinto, pero solo por el pitón izquierdo.
El rejoneador Diego Ventura: pinchazo y rejón (ovación); rejón y descabello (oreja con fuerte petición de la segunda).
Julián López El Juli: casi entera (silencio); estocada (dos orejas).
Alejandro Talavante: estocada (dos orejas); dos pinchazos, estocada y seis descabellos (silencio).
Diego Ventura se mostró a buen nivel, sobre todo montando a Nazarí, en el paradito toro que abrió plaza, con el que lo tuvo que hacer todo él para llegar al tendido. Le faltó contundencia con el rejón definitivo y fue ovacionado.
El cuarto lució mejor condición y Ventura dio toda una exhibición de toreo a caballo. Los galopes a dos pistas y batidas sobre Sueño, la espectacularidad de Chalana con las piruetas y banderillas, y un final con las cortas sobre Remate completaron una faena maciza.
Nuevamente, le faltó mayor rotundidad con el rejón final, requiriendo de un golpe de descabello, lo que impidió que el presidente le concediera la segunda oreja.
El Juli pasó muy de puntillas con su flojo y complicado primero, al que lo sobó por uno y otro lado antes de tener que desistir ante la imposibilidad de armar faena. Se desquitó con el buen quinto, al que cuajó sobre todo por el pitón izquierdo. Faena de raza y dominio, en la que El Juli se impuso a un antagonista que no quiso saber prácticamente nada por el derecho. Un final en la distancia corta y una gran estocada dieron paso a las dos orejas.
Talavante estuvo sensacional con su primero, un gran toro de Garcigrande al que ya dejó su impronta en el capote con un ajustado y emocionante quite por gaoneras.
Con el ‘cartucho del pescao’ y la muleta a la izquierda inició faena en los medios, ligando dos tandas de suave, lento y sentido trazo, muy bien hilvanadas. El toreo con la derecha tuvo también su importancia, por la naturalidad de su expresión. Faena muy redonda y compacta, abrochada por manoletinas y una estocada definitoria que le pusieron en sus manos las dos orejas.
En el sexto, en cambio, poco pudo hacer Talavante con un toro de cortas y remisas embestidas, con el que, además, anduvo muy desacertado en el manejo de los aceros.
Inicio de la feria de Guadalajara
Los diestros Sánchez Vara y Curro de la Casa cortaron una oreja cada uno de la 'Corrida Alcarreña' con la que se ha inaugurado la feria de La Antigua de Guadalajara, una tarde muy pobre en lo artístico por culpa del manso y complicado comportamiento de los toros de Samuel Flores.
Con tres cuartos de entrada, se lidiaron toros de Samuel Flores, primero y cuarto despuntados para rejoneo, con cuajo y serias arboladuras pero mansos, rajados, algunos complicados, y muy deslucidos. El sexto, el menos malo.
El rejoneador Alfonso López Bayo: rejón atravesado sin quebrar y descabello (ovación); tres pinchazos y rejón (ovación).
Sánchez Vara: pinchazo y estocada ligeramente trasera (oreja); tres pinchazos y estocada (ovación).
Curro de la Casa: cuatro pinchazos, media muy tendida y caída, casi entera muy trasera y descabello (silencio); casi entera trasera y caída (oreja tras aviso).
Una terna de toreros alcarreños abrió la feria de La Antigua de Guadalajara. Una corrida con interés, primero por la rivalidad en el ruedo de ver quién se erigía en el actual torero de la tierra por antonomasia, y segundo por los toros albaceteños de Samuel Flores, que, sin embargo, tuvieron un debut aciago en el coso de Las Cruces con un envío manso sin paliativos, imposibles en algunos casos, incluso, para ensayar siguiera el toreo.
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