Nate Parker: “Soy un artista, no un político”
El éxito de 'The Birth of the Nation' ampara el silencio de su director ante la polémica racial
Pocos hablaron tanto y dijeron tan poco como Nate Parker a su paso por el Festival de Toronto. Con el director, guionista, productor y protagonista de The Birth of the Nation llegó la una de las películas más esperadas de este certamen y el centro de la polémica en una edición racialmente cargada. “La controversia la alimentan otros que no puedo controlar. Y como no tengo control, prefiero no pensar en ello. Soy un artista, no un político”, resumió Parker a EL PAÍS. La tensión fue palpable en el hotel Fairmont de Toronto donde el nuevo autor se pasó el fin de semana rodeado de un pequeño ejército de publicistas y representantes personales o del estudio y respondiendo sin responder a las preguntas de la prensa. Hasta hace solo unas semanas Parker era el nuevo Rocky de Hollywood, un actor de reparto sin conocimiento formal en la dirección elegido para la gloria en un año de controversia racial.
Y su filme, centrado en la revolución de esclavos que lideró Nat Turner en 1831, un seguro candidato al Oscar que llegaba a Toronto avalado por los millones que pagaron los estudios Fox Searchlight por su distribución (la astronómica cifra de 15,5 millones de euros de los mismo bolsillos que llevaron al Oscar a 12 años de esclavitud). Eso hasta que salieron a la luz las acusaciones de violación a una compañera de universidad. El suceso pasó hace 17 años, y Parker, ahora 36, fue absuelto de todos los cargos. No así su entonces compañero de piso y ahora coguionista Jean Celestin, que fue condenado aunque la sentencia fue posteriormente revocada. Un escándalo que concluye con el suicidio de la víctima en 2012. O una polémica que comienza porque The Birth of a Nation es el centro de todas las miradas de Hollywood con un estudio que quiere salvar su inversión, un artista que quiere salvar una carrera que acaba de empezar y una industria que quiere alejarse de la sombra del racismo mientras sopesa la moralidad de sus autores.
De hecho, la audiencia que asistió a la premiere de The Birth of a Nation obsequió la proyección en el Winter Garden de Toronto con un minuto de aplausos, redoblados cuando salía el nombre de Parker en la pantalla. Y todo el equipo que participa en la cinta ha cerrado filas estos días entorno a su director, alguien que la actriz Aja Naomi King define por su “magnetismo”. “Creemos que este filme es especial sin importar el resto”, aseguró a este diario Armie Hammer, también parte del reparto. Su sentimiento fue corroborado en rueda de prensa por otra de las actrices, Penelope Ann Miller. “Esta no es la historia de Nate Parker. Es la historia de Nat Turner”, subrayó. Este es el intento del realizador, el de devolver la conversación hacia una cinta que dirigió en 27 días llevado por la pasión personal, por la necesidad de saber más de la historia de sus ancestros y con el deseo “subversivo” de paliar el daño que en su opinión han hecho en Hollywood películas como esa de la que roba el título y hasta el tipo de letra con el que está escrito, El nacimiento de la nación que dirigió D.W.Griffith en 1915. “Me sigue asombrando que esa muestra de racismo siga a la cabeza de las mejores películas de todos los tiempos. No puedo valorarla solo por sus méritos cinematográficas”, declaró el realizador.
Sin embargo Parker insistió en separar su pasado de su obra y pese a convocar a la prensa tras un primer intento de cancelar la rueda de prensa oficial del festival fueron escasas las respuestas ofrecidas. “Hice este filme sin ninguna conexión a nada de lo pasado en mi vida”, aseguró el realizador a este diario en respuesta a los comentarios suscitados por las violaciones que se producen en la película, momentos incómodos tras conocerse las acusaciones de abusos sexuales que pesaron sobre Parker, en la actualidad casado y padre de cinco hijas.
El realizador también rechazó la idea de que el éxito de su película sea fruto de la controversia racial que vive Hollywood en estos momentos. “Si algo no soy es vidente. No podía predecir que ahora iba a ser el momento perfecto”, añadió de un proyecto que le costó ocho años llevar a cabo y que hizo pensando en motivar a otros jóvenes a conocer su historia y no llevado por el deseo de conseguir un Oscar. Su premio, aseguró es la recepción recibida primero en Sundance y ahora corroborada en el festival internacional de cine de Toronto. “Eso valida mi idea de que el cine es la plataforma que pensaba que era”, agregó. Pero en lo que respecta a su vida y a la repercusión que esas acusaciones pueden tener en un proyecto tan personal y tan necesitado por Hollywood en estos momentos para lavar su imagen blanca y poco diversa, Parker se cerró en banda con una amable sonrisa, impecablemente vestido en un traje de tres piezas de Burberry y una imparable verborrea. “Como realizador, como negro, como hombre, a mis 36 años, como padre, como marido, en mis últimos 36 años me he encontrado con muchos obstáculos que me han llevado hasta aquí. Y los seguiré superando con mis oraciones y con Dios –explicó-. Y eso es todo lo que voy a decir y espero que sea suficiente”.
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