‘Beat Bugs’, demasiado literal
Descubrir los Beatles a los niños mezclando sus canciones con dibujos animados es una gran idea, pero hacerlo literalmente igual no tanto
Beat bugs es una buena serie para los niños. La idea de iniciar a los pequeños en la música de los Beatles es magnífica. Da gusto verles animarse con canciones como Good day sunshine, Day Tripper o Help. Los dibujos, que quieren acercarse todo lo posible a Pixar, son más que correctos. Y los personajes de este grupo de bichos, aunque realmente parecen niños, que viven en el jardín trasero de una casa son perfectos para que los críos se sientan identificados. Pero hay algo que no termina de funcionar, y es que las canciones se trasladan de forma literal a las historias, por lo que Lucy in the sky with diamonds no es un viaje psicotrópico sino un personaje que se llama Lucy, de ojos que parecen caleidoscópicos y brillan como diamantes y que, como es un bicho, vuela a través de flores de celofán. Tal cual, sin interpretaciones.
Descubrir a los Beatles de niño fue una gozada, en especial discos como Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, donde todo parecía misterioso y de lo que se entendía la mitad, pero que se ponía una y otra vez tratando de comprenderlo y haciéndo interpretaciones. La imaginación se disparaba. Y eso es lo que se pierde con Beat Bugs. Que es mucho. La intención de la serie de Netflix de enseñar valores a los niños es perfecta, pero hay mil y un formas de hacerlo que no sea transformando las canciones de los Beatles en historias más o menos planas. A los niños les quedan las sugestivas melodías del grupo británico, pero lo demás es como cualquier otra serie.
Las interpretaciones de los temas seleccionados, del catálogo de John Lennon y Paul McCartney, son estupendas en general, con artistas como Eddie Vedder, Pink, James Corden o Sia, cuya versión de Blackbird es uno de los mejores momentos de la serie, aunque en la serie se muestre a un pájaro negro con el ala rota que no pueda volar (McCartney la compuso inspirado en las tensiones raciales de 1968 en Estados Unidos) . Lástima que no haya canciones de Harrison como Something o Here comes the sun.
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