Nobleza, viento de levante y poco toreo
Un estoconazo de Manzanares al quinto, lo mejor en una tarde gris de un cartel de figuras
Hubo toros simplemente nobles y bonancibles, se cortaron cinco orejas, dos toreros salieron a hombros, pero el toreo, lo que se dice toreo del bueno, no hizo acto de presencia en la plaza portuense. Sopló con fuerza el viento de levante, lo que dificultó la labor de la terna, pero esa circunstancia no es excusa para faenas interminables, soporíferas y sin contenido, muletazos sin fondo, y pases y más pases insulsos. Un gran estocada de Manzanares al quinto de la tarde y la desmedida ilusión por el triunfo de López Simón son las dos notas destacables del festejo. El resto, un espectáculo largo y olvidable, de los que no dejan más huella que el dolor de huesos después de dos horas y media sobre la dura piedra.
Bien presentada estuvo la corrida de Juan Pedro Domecq, corta de fuerzas y desbordante de nobleza, pero ninguno de los tres espadas fue capaz de acoplarse con las embestidas y trazar tandas ligadas que merecieran la pena. Quizá, habría que destacar las cuatro verónicas templadas que dibujó Castella al recibir al cuarto, otros dos de Manzanares al quinto, y poco más.
Castella, por ejemplo, luchó contra el viento durante la faena a su primero, larga y sin contenido, en el se prodigó con un toreo vulgar y ventajista. Menos movilidad desarrolló el cuarto, y el torero no dio más que trapazos.
No se entendió Manzanares como la ocasión merecía con el bonancible segundo, con el que se gustó en algún muletazo, pero no acabó de estar a la altura de la calidad del oponente. Abusó del pico en el quinto, con menos recorrido, y siempre al hilo del pitón, pero lo mató de un estoconazo sin puntilla y le concedieron una merecida oreja tras una labor muy intermitente.
Domecq/Castella, Manzanares, López Simón
Toros de Juan Pedro Domecq, -el quinto, devuelto-correctos de presentación, mansotes, blandos y nobles.
Sebastián Castella: media trasera y tendida y dos descabellos (ovación); pinchazo _aviso_ pinchazo y estocada (ovación).
José María Manzanares: estocada contraria y un descabello (oreja); gran estocada (oreja).
López Simón: pinchazo y estocada (oreja); estocada tendida y baja (dos orejas).
Plaza de toros de El Puerto de Santa María. Temporada de verano. 7 de agosto. Casi tres cuartos de entrada.
Y López Simón dice cada vez menos con capote y muleta, pero se gana a los públicos por su quietud, valentía y ambición de triunfo. Destemplado y acelerado se mostró ante el codicioso tercero, con el que interpretó un toreo bullanguero y de escaso mando. Lo dio todo en el sexto; quieta la planta y embarullado con la muleta, derrochó ilusión y paseó las dos orejas que solicitó un público generoso y festivo.
Destacaron las cuadrillas en el tercio de banderillas, porque los picadores se limitaron a esbozar puyazos inexistentes. Tras parear con brillantez saludaron Rafael Rosa, Luis Blázquez, Domingo Siro, Jesús Arruga (dos veces), José Chacón y Vicente Herrera.
Babelia
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