Las lenguas arrasadas
La nueva novela de Emiliano Monge nos habla de narcos, secuestros, inmigrantes y corruptelas estatales. Los males que atraviesan México
De México son noticia los narcos. El papel de los aparatos de seguridad del estado cuyo rol abre enormes sospechas de connivencia con los forajidos. Las desapariciones sistemáticas de mujeres en Ciudad Juárez y de la participación de miembros de la policía y de capos del narcotráfico en dichos crímenes. También lo son el asesinato de periodistas por lo que sabían y tuvieron el valor de denunciar. La infamia tiene caras diversas, cada día indescriptiblemente más crueles e insospechadas. A toda esta cadena de infamias, se suma el secuestro de migrantes centroamericanos que atraviesan México para entrar a los Estados Unidos en busca de una mejor vida. De esto nos habla la nueva novela de Emiliano Monge (México, 1978), Las tierras arrasadas.
Hace unos días, en estas mismas páginas, escribí sobre la narrativa del escritor también mexicano Élmer Mendoza. Y hacía hincapié en su tratamiento estilístico, que afectaba a la lengua literaria de su novela. Pues precisamente en Las tierras arrasadas, Monge procede con la misma voluntad de hacer de la novela sobre la violencia en su país, un ejercicio no solo de denuncia y testimonio (que también), sino sobre todo de subversión de la lengua, como si la escritura tradicional ya no sirviera para representar las nuevas formas de violencia humana. Emiliano Monge es politólogo y periodista, sin embargo elige la ficción para contar una historia que está casi al borde de lo inimaginable en materia de barbarie. Y también de lo indecible, y por ello es entendible que la forma y la escritura que mejor cree Monge que encajará con ese material humano inefable consiste en quebrantar el bello estilo y reemplazarlo por un discurso narrativo contaminado de slang, de feroz cinismo y de esa metódica inhumanidad, que el lenguaje coloquial absorbe, y que se va extendiendo por el mundo, llámese narco, yihadismo o terrorismo de estado.
La narración nos llega desde una voz omnisciente clásica. Lo que esa voz nos relata es la atrocidad hecha práctica cotidiana. Los dos protagonistas son Estela y Epitafio. Comandan una banda de traficantes de migrantes en plena selva mexicana (Monge no comparte la teoría de que la violencia en su país tiene su origen en el narcotráfico. No hay más que leer su novela El cielo árido, para rastrear ese origen en la colonia y la Revolución). Y en medio de esa descripción dantesca, Estela y Epitafio se aman porfiadamente. Esos dos amantes en medio de la abyección que ellos mismos generan, son la pavorosa ironía de un relato hecho con los ruegos y los dolientes lamentos de las víctimas. En este terrible relato, no hay estilo de autor. Es como si Monge se hubiera limitado a verter lo que oyó de los bárbaros.
Las tierras arrasadas. Emiliano Monge. Literatura Random House. Barcelona, 2016. 342 páginas. 17,90 euros
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