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La rebelión de las mujeres de Shakespeare

¿Y si Ofelia no se quisiera suicidar? ¿Qué pasaría con Hamlet? La compañía Martelache cambia el mundo femenino del bardo en 'Clásicas envidiosas'

Isabel Valdés
El reparto y el director de 'Clásicas envidiosas', Juanma Cifuentes.
El reparto y el director de 'Clásicas envidiosas', Juanma Cifuentes.Emilio Vázquez

Julieta prefiere morir antes que vivir sin Romeo. Drama. Ofelia, suicida desquiciada por el desprecio de Hamlet. Drama. Lady Macbeth, la imagen de ese lado pérfido que se atribuye a las mujeres. Drama. ¿Y si Julieta dejara de pensar que no puede vivir sin Romeo? ¿Y si Ofelia no quisiera suicidarse? ¿Y si Lady Macbeth dejara de pergeñar maldades para conseguir el éxito de Macbeth y se dedicara solo a sí misma?

Después de 400 años, las mujeres de William Shakespeare dicen basta, y se rebelan: ni sumisión, ni control, ni sacrificio, ni fragilidad. Así son Julieta, Ofelia y Lady Macbeth en Clásicas envidiosas, el último proyecto de la compañía Martelache. "Esas tres la lían parda", comenta Chema Rodríguez (Madrid, 1973), el autor —autodenominado "friki total de Ofelia"— de esta obra que se fogueó en el Paco Rabal de Madrid en febrero, después en Aranjuez y ahora empezará su gira de festivales clásicos (Chinchilla, Ciudad Rodrigo, Almagro). Se estrena de forma oficial hoy jueves, 30 de julio, en el Festival de Clásicos de Alcalá y después se va al Pequeño Gran Vía, de Madrid.

'Clásicas envidiosas'

Autor: Chema Rodríguez. Dirección: Juanma Cifuentes. Intérpretes: Chema Rodríguez-Calderón, Julián Ortega, Pedro Bachura, Gerard Clua y Juan Madrid. 'Clásicas envidiosas' estará en el Pequeño Teatro Gran Vía (Gran Vía, 66) de miércoles a domingos desde el 6 de julio hasta el 7 de agosto.

Esas pruebas previas con el público les han permitido cambiar, ajustar y cuidar los detalles. "Nos gusta probar y luego escuchar a los espectadores. La obra cambia, y ahora está mucho más perfilada que al principio", explica Rodríguez, sorprendido por la amplia aceptación en los festivales de clásico. "Es un texto contemporáneo en el que hemos incluido mucha actualidad: independentismo, liberación de la mujer, temas de impunidad, políticos...".

Esta rebelión es un homenaje que Rodríguez quiso hacer al teatro isabelino: "Ellas no podían actuar, en la sociedad inglesa estaba prohibido. Ahora, en esta estructura moderna, el hecho de que un hombre haga de mujer tiene otra lectura, como la de la sexualidad o la liberación". Y también a esas grandes sufridoras, convertidas en la obra en mujeres fuertes. "Llevo 400 años suicidándome porque el único objetivo que me han dado como mujer es casarme, no puedo ni ser política, ni militar, ni estudiar... y si el hombre al que me han prometido no se quiere casar conmigo, o me voy a un convento o me tiro al río, es durísimo", exclama Rodríguez haciendo un repaso a varios personajes femeninos del bardo.

En el camerino de 'Clásicas envidiosas'.
En el camerino de 'Clásicas envidiosas'.Gerard Magrí

Tal vez, esta versión del clásico no termine de encajar a los puristas, pero Rodríguez ha visto en ella la oportunidad de hacer un análisis de la obra de Shakespeare con un humor salvaje, negro y canalla, pero amable —puro Martelache—; y también una apertura de puertas a aquellos que "temen" a los clásicos. También lo vio así Juanma Cifuentes (Albacete, 1968), el director: "Una desmitificación de lo mitificado que es buena para entender la obra de grandes autores y que parte desde un programa de radio estilo Orson Welles". 

Al final, según el director, la obra habla de amor y deseo: "De lo único que se habla en todos los casos". Ofelia está convencida de que no recibe el amor como cree que debe recibirlo de parte de Hamlet; Julieta le da clases de "amor mediterráneo"; y Lady Macbeth ayuda desde su especial carácter. "Sobre todo, para ver a las mujeres de Shakespeare desde otra perspectiva y para generar un concepto sano sobre lo que en realidad es el amor entre hombres y mujeres".

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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