Rupturas: manual de uso
La compañía Equilicua presenta 'Galletas', una comedia agridulce de Antonio Zancada sobre la ruptura de relaciones, en el teatro Fernán Gómez
La vida te da galletas a veces y a veces te da galletas. “Me gusta esa metáfora de la galleta como dulce, pero también como capón. Como tortazo que te da la vida”, cuenta el dramaturgo y actor Antonio Zancada, que estrenó anoche Galletas, en el Teatro Fernán Gómez de Madrid. Vestido como el Björn Ulvaeus de ABBA (pelucón incluido), acaba de representar la ruptura del grupo sueco en uno de los últimos y más locos sketches de la obra. Perdón, sketches no. “Odio el término Sketch”, confiesa Zancada. “Cada una de las 12 partes que componen la obra es una historia propia, con principio, desarrollo y final”. 12 historias de rupturas de todo tipo, un surtido de puntos finales íntimos, locos o intensos.
“Hablamos de cosas serias, desde las vísceras, pero recubiertas de una pátina surrealista”, cuenta la actriz Gala García-Cuerva. “Es nuestro modo de trabajar en la compañía Equilicua”, cuenta Zancada. “Hablar de cosas serias, incluso tristes, pero dándole una vuelta graciosa para el público, conseguir que se rían de elementos que en principio no hacen gracia”. Esta es la tercera vez que la compañía pisa el Fernán Gómez, tras triunfar en 2001 con Zanahorias (Que luego viajó a Nueva York), y Spo(t) en 2008. “En Spo(t) estaba el germen de Galletas”, confiesa Zancada. “Eso, unido a una ruptura sentimental propia, me puso en el camino de Galletas”
Rupturas de grupos musicales, pero también sentimentales, y hasta un dúo en que Paloma Picasso y el hijo de Marina Abramovic representan la ruptura entre el arte conocido y el nuevo. 12 historias entrelazadas por la presencia física de unas galletas que concretan la metáfora de lo bueno y lo malo. “Ambienté la obra en los 70 también por eso, porque fue un momento de ruptura muy importante”, cuenta Zancada, que esta vez ha sido dirigido por Quino Falero y Eva Egido.
“Siempre me interesó el proceso de trabajo de Equilicua”, sontiene Ramón Moreno, la nueva incorporación a la compañía y el cuarto actor del reparto. “Conocía a Antonio desde los tiempos de la escuela, pero nunca habíamos trabajado juntos. Ha sido una aventura entrar en una compañía así, con un lenguaje propio”.
Un escenario que no cambia pero con dos ambientes diferenciados, blanco y negro. Cuatro actores que interpretan a ocho personajes cada uno. Artistas, novios, orgasmos múltiples, algunas drogas y, por supuesto, galletas, en una obra que no se pliega a lo políticamente correcto, pero tampoco tiene ánimo de ofender. Es también, en palabras de su creador, una forma de encarar la soledad. “En una ruptura te atreves a decir lo que no has dicho en 20 años. Es un momento catalizador muy poderoso”, cuenta. Una locura in crescendo de principio a fin, y una caja de galletas amargas dispuesta a ser abierta. Como dice Zanacada: “La palabra adiós como una obra de teatro en sí”.
Babelia
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