Del escritor al lector, 4: la correctora de textos
Ana Laura Álvarez, de editorial Siruela, reconstruye el proceso de corrección de los manuscritos en la cuarta entrega de la serie de vídeos 'Las voces del libro'
Ana Laura Álvarez, de editorial Siruela, reconstruye el proceso de corrección y revisión de los textos que se convertirán en libro. Es el cuarto capítulo de la serie de vídeos Las voces del libro con la cual EL PAÍS lleva a sus lectores por los entresijos del proceso de creación de una obra literaria, con motivo de la 75ª Feria del libro de Madrid. El apartado del Corrector llega después de El Escritor (Clara Janés), el Agente literario (Luis Miguel Palomares Balcells) y la Editora (Valeria Ciompi, de Alianza).
Pilas de manuscritos en carpetas, cogidas con una goma o simplemente sueltas descansan sobre varios escritorios. Son algunos de los centenares de textos de los escritores que recibe cada año una editorial como Siruela, en Madrid, que tras pasar varias pruebas decidido convertir en libros. Esa criba de lectura la ha hecho un equipo de lectores y editores que han dado su visto bueno para su publicación, tras comprobar su calidad literaria y que encajan en el perfil de alguna colección del sello. La editora, Ofelia Grande, ha autorizado su edición.
Esos manuscritos han llegado hasta allí por recomendación de otros autores, o por intervención de un agente literario, o por el envío espontáneo del autor a través del correo de toda la vida o por email, o por la compra de derechos en alguna feria del libro, o porque lo han visto en algún concurso literario, o porque uno de los editores que otean el panorama literario lo ha detectado.
Aunque esto es solo el primer episodio de un largo y fundamental capítulo que buscará la escritura definitiva del texto a través de la revisión y corrección del libro. Un proceso en varias etapas que lo cuenta para los lectores de EL PAÍS Ana Laura Álvarez, una de las editoras de Siruela, para la serie de vídeos Las voces del libro. Pero ese manuscrito que es novela, cuento, ensayo, poemario, biografía, cartas o guía o recopilación de algo aún no está terminado. La palabra fin la puso el autor, aunque todavía no está afinada. Y eso es, precisamente, lo que relata hoy Ana Laura Álvarez y que se podría resumir en las siguientes palabras:
"El corrector de estilo no solo detecta y soluciona asuntos relacionados con la ortografía o las erratas, sino que debe tener la capacidad sobre el texto de aportar sugerencias para que este sea fluido y lo pueda hacer lo más legible posible, si fuera el caso".
"Después de señalar algunas sugerencias se le envía el manuscrito al autor para que las revise. Luego él las devuelve, a veces con más correcciones o sugerencias o cambios, y en la editorial se vuelven a leer, hasta que ese manuscrito se convirte en lo que se llaman galeradas, y luego en pruebas corregidas, y así hasta las correcciones definitivas".
Mañana: Las voces del libro 5: El maquetador.
Babelia
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