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“Hay algo oscuro en lo que rodea a la mala leche de las redes”

La cineasta ama la alegría española, le agota el ruido y alerta sobre el acoso en Internet

Icíar Bollaín acaba de estrenar el filme 'El Olivo'Vídeo: BERNARDO PÉREZ
Juan Cruz

¿Cómo ve esta civilización en la que crecen sus hijos? Es muy diferente la relación con la imagen, con la cultura; nosotros nos quedábamos delante de la tele. Ellos ya se sientan ante un ordenador, todas las imágenes están integradas.

¿Y nota un cambio de ellos ante la vida? La vida digital manda al 50% frente a la vida real. Para quedar íbamos al parque, no hacía falta el teléfono; ahora estás en el parque y sigues mandando mensajes, y en casa sigues chateando.

¿Qué sensación le produce este cambio de conversación? Al final no estás en ningún lado. Hay que hacer hueco, dejar el móvil en el bolso cuando te sientas con un amigo en un café... Recibir un wassap produce una gratificación, pero genera ansiedad. No abomino de nada, pero con respecto a las redes, es necesario hacer paréntesis.

¿Cree que nos lo plantearemos más seriamente cuando en lugar ansiedad lo llamemos angustia? Yo he visto centros de desintoxicación de Internet, de móvil. Tengo la duda de si no lo habremos dejado entrar demasiado alegremente; nos ha parecido maravilloso y sin ningún tipo de prevención nos hemos lanzado a las redes.

¿Qué le preocupa de las redes? Las sigo pero no estoy en ellas; me dan vértigo pero no me parecen algo malo en sí. Por otro lado, hay algo oscuro en todo lo que rodea a la mala leche de las redes. Hay lugares para hacer terapia de acosado en Internet. ¡Un fenómeno terrible! En la Red se desatan las ideas pero al final no se trata de nombres sino de personas. ¡Entre los diez más acosados ocho son mujeres y dos son negros!

¿Está teniendo efecto en tu mundo? Hemos hablado de su lado oscuro, pero también tiene un lado soleado. A la hora de hacer una película, de promocionarla, las redes te dan una mejor posibilidad de que llegue al público. El Olivo tiene muchos intereses, pero puede interesar a los que aman la naturaleza, desde Greenpeace a cualquiera.

¿Cómo ha cambiado la conversación en este país? Creo que se embroncado; falta tranquilidad, hay mucho ruido. Hay voces inteligentes, pero hay mucho ruido. Me produce dolor porque hay muchas cosas importantes que resolver, y el ruido no ayuda. Y además creo que en el ruido hay poca gente a salvo.

¿Qué dice el ruido? El ruido es ruido. La política también es tener adversarios, pero evidentemente se puede hacer con competitividad o se puede hacer broncamente. Se le puede partir la pierna al adversario en el fútbol, pero no ayuda.

Y ahora nos estamos partiendo las piernas. Sí, ese es el tono.

¿Qué país le gustaría dejar a sus hijos? Un país que les ofrezca oportunidades y vivir con dignidad. Aquí hay muchas cosas fantásticas, pero mucha gente no quiere que nada se mueva. Por eso se ha levantado el tono. Al poder no le gusta que le tomen el pelo y se ha liado parda.

Ha perseguido un olivo por todo el mundo. Usted estará plantada en algún sitio. En Colmenar Viejo, en La Pedriza... Ahí y en el Mediterráneo. Ahora vivo fuera, pero soy de aquí, pero más universal de lo que yo creía. Las otras culturas son muy cuadriculadas. Vuelvo y estoy en mi salsa. Esa salsa es la alegría. Y, claro, también está el ruido. Mucha gente desconecta porque es agotador.

¿La alegría también en el cine? Fuimos al homenaje a Nuria Vidal, una compañera que lleva treinta años en el oficio. Creí que íbamos a hablar de política, de crisis. Estaba todo el cine. ¡Y nos reímos todo el tiempo! Hablamos de los hijos, de la vida, de las personas. Y nos reímos.

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