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Susanna Mälkki: “El género es algo irrelevante para dirigir orquestas”

La directora finlandesa actúa al frente de la Filarmónica de Helsinki de gira por España

Susanna Mälkki dirigiendo en el Helsinki Music Center a la Filarmónica de Helsinki
Susanna Mälkki dirigiendo en el Helsinki Music Center a la Filarmónica de HelsinkiSTEFAN BREMER

Finlandia tiene en su morfología inserta la palabra “tierra”, como Sibelius en la textura de sus sinfonías o la Filarmónica de Helsinki en el sonido arcilloso de su cuerda. En un país que no alcanza los cinco millones y medio de habitantes sorprende la cantidad y calidad de sus conjuntos sinfónicos, pero también de sus directores de orquesta: Segerstam, Salonen, Saraste, Vänskä, entre otros. “Quizá sea porque los finlandeses no somos demasiado habladores y nos expresamos más con la música”, afirma Susanna Mälkki (Helsinki, 1969) mientras recibe a EL PAÍS en su camerino del Auditorio de Zaragoza horas antes de su concierto. Mälkki será en otoño la nueva directora titular de la Filarmónica de la capital finlandesa. Es la orquesta más antigua de los países nórdicos, que fundó el legendario Robert Kajanus en 1882 y a la que Sibelius dirigió muchas de sus composiciones. Y contará por vez primera con una mujer como responsable musical.

Esta esbelta finlandesa de maneras claras y refinadas en el podio no lo ha tenido nada fácil. Incluso su maestro, el célebre Jorma Panula, llegó a declarar por televisión que las mujeres estaban biológicamente incapacitadas para dirigir orquestas. Le replicó entonces Esa-Pekka Salonen en su cuenta de Twitter: “Dirigir está relacionado con la habilidad y no con la biología. No hay razón alguna por la que una mujer no pueda hacerlo igual o mejor que un hombre”. Mälkki no está interesada en ahondar en el asunto, pero tiene muy claro lo que piensa: “Mi labor consiste en comunicarme con la orquesta y es algo muy lógico. El género es irrelevante; todo está en tus manos, tus oídos y tus ojos. Cada director es diferente, ya sea hombre o mujer”.

Fue precisamente Salonen quien animó a Mälkki a dedicarse a la dirección orquestal cuando era violonchelista en la Orquesta de Gotemburgo. En 1999 cosechó su primer éxito dirigiendo la ópera Powder Her Face de Adès. Y, tras dirigir la orquesta de la ciudad portuaria de Stavanger, se hizo cargo en 2006 del Ensemble intercomtemporain de París. “Esos años dirigiendo la orquesta de cámara especializada en música contemporánea que fundó Pierre Boulez me ayudaron a desarrollarme con mucha naturalidad”, confiesa. Estrenó ese mismo año La Passion de Simone de Saariaho o en 2011 Quartett de Francesconi que la convirtió en la primera mujer que dirigió una ópera en el mítico Teatro alla Scala de Milán. “No lo sabía cuando acepté y me sorprendió mucho”, aclara.

Actualmente prepara varios estrenos, como la nueva ópera de Francesconi en la Ópera de París o dos grandes composiciones de Tiensuu y Puumala comisionadas para la celebración del centenario de Finlandia en 2017. Huye del calificativo de especialista, pero es una ferviente defensora de la música contemporánea: “No dirijo esta música como un deber sino porque refleja el mundo en que vivimos. Esto no es como el aceite de hígado de bacalao, que tiene mal sabor pero es beneficioso para la salud, sino que es algo realmente fascinante y estimulante”. Aunque la próxima temporada se convertirá en directora invitada de la Filarmónica de Los Ángeles, su principal dedicación será la Filarmónica de Helsinki: “Me interesa fortalecer la relación con la orquesta para que sea firme y duradera. Y desarrollar con ella un cierto tipo de sonido e interpretación. También acabamos de firmar un contrato con el sello BIS y vamos a empezar grabando Bartók”.

Como cualquier músico finlandés, Mälkki siente predilección por su compatriota Jean Sibelius, de quien se celebró en 2015 el sesquicentenario de su nacimiento. “Creo que fue mucho más radical como compositor de lo que la gente piensa. Utilizó lo tonal, pero no en un sentido dodecafónico, sino en términos de estructura y desarrollo. Y eso lo puso a la vanguardia de su tiempo”, precisa. La Quinta sinfonía es una de las obras que más le interesa: “La siento como una síntesis, como la culminación de un extenso proceso”. La versión que dirigió anteayer en Zaragoza fue un impresionante estudio de texturas, perfectamente planificado y construido. El rigor analítico se equilibró con una natural propulsión atmosférica y dominio de la dinámica; por ejemplo, la exposición del segundo tema del Allegro molto final fue uno de los mejores momentos de la noche.

El contacto con la música contemporánea ha permitido a Mälkki desarrollar un sentido innato del color “a la francesa” que exhibió en la primera parte en su acompañamiento a Simon Trpcesky del Concierto para piano nº 3 de Prokófiev; en el Andante meditativo (Variación IV) del movimiento central consiguió una suspensión temporal próxima a Messiaen. El brillante pianista macedonio correspondió al público con tres propinas que culminaron con una lírica versión del Vals en La menor B. 150 de Chopin. En las dos primeras implicó al concertino de la orquesta finlandesa, Jan Söderblom, que ofreció un maravilloso Rondino Op. 81 de Sibelius y comandó una sección de cuerda sólida, tupida y maleable que se lució especialmente en el Romance en Do Op. 42 también de Sibelius que abrió el concierto. Y Mälkki lo culminó con más Sibelius fuera de programa: dos fragmentos de la música incidental de Pelléas et Mélisande. Hoy dirigirá en el Auditorio de la Diputación de Alicante.

Mujeres frente a grandes orquestas

Está claro que la mejor noticia sobre una mujer dirigiendo orquestas será cuando ya no lo sea. La solución pasa no sólo porque haya más mujeres sobre el podio sino también al frente de grandes orquestas. Mälkki se une con su nombramiento al frente de la Filarmónica de Helsinki a Marin Alsop como responsable de la Sinfónica de Baltimore, Joana Carneiro de la Orquesta Sinfónica Portuguesa, Xian Zhang de la Sinfónica Giuseppe Verdi de Milán o Mirga Grazinyte-Tyla que lo será en septiembre de la Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, pues Simone Young terminó en 2015 su vinculación con Hamburgo. Pocos casos todavía y no en las orquestas más importantes.

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