La inestabilidad económica sobrevuela Art Basel Hong Kong
La feria anual reúne 239 galerías de los 35 países
Durante esta semana, todo aquel que decida pasearse entre los rascacielos que flanquean las calles de Hong Kong, podrá degustar la famosa comida cantonesa con una pizca de arte. Los restaurantes de la ciudad han vestido sus menús para dar la bienvenida a Art Basel Hong Kong, una feria que se abrió el jueves al público y que ha dado la posibilidad a renombrados chefs de decorar unos platos que serán contemplados y luego devorados por coleccionistas y marchantes venidos de diferentes rincones del mundo.
Pero mientras unos “se comen el arte” y disfrutan despreocupados de las múltiples fiestas, intervenciones artísticas y exposiciones que se organizan de la mano de la muestra, otros se revelan más inquietos ante la preocupante situación de este mercado en el país. Nadie duda de que en la cuarta edición de la considerada por su director general Marc Spiegler como “la feria global de arte más grande del mundo”, la inestabilidad económica de China sobrevolará los trabajos expuestos por las 239 galerías de los 35 países que se dan dado cita.
“No es la primera vez que el mundo del arte experimenta una recesión económica. En Asia, ya hemos pasado por ello un par de veces en 1997 y 2008”, declaró a este periódico la recién estrenada directora de la muestra para Asia, Adeline Ooi. “En todos los mercados siempre hay altibajos y no voy a negar que somos cautelosos, pero todavía tenemos esperanzas en las ventas de este año”, añadió.
De la misma opinión es Amanda Hon, directora de la famosa galería Ben Brown en Hong Kong. “En esta ocasión hay que trabajar más que en años anteriores, ya que será más complicado”, apuntaba. No en vano, el informe de European Fine Art Foundation (TEFAF) anunciaba a principios de mes que el frenazo de la economía china había afectado a las ventas de arte en el gigante asiático hasta disminuirlas en un 23%, un dato que sin embargo no parece asustar a las galerías españolas venidas a la muestra.
“Nuestras expectativas son muy altas. A nosotros nos ha ido siempre muy bien, tanto a nivel comercial como a nivel de público, y aunque tenemos cierto miedo de que la situación económica de China nos afecte, habrá que esperar al final de la feria para saberlo”, afirmaba José Aloy, director artístico de Polígrafa Obra Gráfica.
Desde que se inaugurara en 2008 Art HK, feria precursora de Art Basel, esta editorial con sede en Barcelona se ha acercado año tras año hasta la ex colonia británica, ciudad donde su fórmula todavía no les ha fallado. Para ellos, es esencial traer nombres reconocidos mundialmente y artistas asiáticos así como adaptarse al público local. Por eso, este año apuestan por Miró, Tapies, Francis Bacon o el famoso artista chino Wang Huaiqing para romper esa tendencia del mercado.
Los más de 60.000 visitantes que espera la organización tampoco amedrentan a la recién llegada galería madrileña Sabrina Amrani, cuyo director, Jal Hamad, señaló tras el pase privado previo a la inauguración de hoy que habían empezado “con muy buen pie”.
Desde que Hong Kong se consolidara como la puerta de entrada al mercado del arte en Asia, el público que se ha acercado a esta feria ha sido de lo más variopinto y gran parte de las galerías que acuden a la muestra coinciden en señalar que es muy internacional. “El coleccionista que viene a Hong Kong busca descubrir algo y el hecho de exponer tanto a artistas establecidos como a nuevas figuras atrae a gente de todo el mundo”, asegura Jennifer Caroline, de la galería Edouard Malingue.
En esta edición, aparte de mucho Picasso y Miró, el arte español también estará representado por Miquel Barceló, Jaume Plensa o José María Sicilia. “Los artistas españoles ocupan un importante lugar en la historia del arte, por lo que son de gran interés para el coleccionista asiático”, afirma Adeline Ooi.
No obstante, y como es de esperar, el grueso de la muestra corre a cargo de artistas de la región como el indonesio Tintin Wulia, la coreana Kyungah Ham o el escultor japonés Tatsuo Miyajima, que con su instalación de luces “Time Waterfall” cubrirá los 490 metros del rascacielos más alto de la ciudad.
Entre proyecciones de cine, firmas de moda cuyas tiendas se han engalanado para servir de galerías y cócteles inspirados en la obra de Dalí, los marchantes llegados a la ciudad tratarán de salvar las ventas de la feria de arte con mayor proyección internacional de Asia. Como apunta Amanda Hon, “nos preparamos para lo peor pero trabajamos para lo mejor”.
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