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El Caribe es el Caribe

La nueva novela de Pedro Juan Gutiérrez, 'Fabián y el caos', no será una sorpresa para sus adeptos

La nueva novela de Pedro Juan Gutiérrez, Fabián y el caos, no será una sorpresa para sus adeptos. El escritor cubano sigue también aquí explorando la disidencia pulsional bajo el régimen cubano a través de personajes amenazados de ­exclusión por una conducta que no se ajusta a las consignas ideológicas. El núcleo narrativo no es estrictamente político, aunque el escenario opera implacablemente sobre los personajes.

En esta ocasión se ha cambiado La Habana por Matanzas, y el periodo central de la acción transcurre en los años sesenta y setenta del siglo pasado. Pero el primer capítulo, que se inicia en Madrid a principios del siglo XX, con el matrimonio de los abuelos de Fabián, sugiere un arco temporal de mayor atención sobre la influencia familiar en el delicado Fabián, criado por unos padres que, emigrantes en Cuba, alcanzan cierto estatus social y lo pierden todo con la revolución.

Esa ambición narrativa, muy prometedora, se desfonda por el apego de Pedro Juan Gutiérrez a reflejar episodios de situación derivados de las etapas de crecimiento: la adolescencia, la confrontación con los padres, el descubrimiento de la amistad, la renuncia al matrimonio, el gusto por la desobediencia y las escaramuzas sexuales de toda índole, de las que Gutiérrez saca siempre buen provecho expresivo, en su defensa de la vitalidad y el individualismo que se opone a las reglas, lo que dará como resultado un recorrido al raso de un costumbrismo caribeño exacerbado por un hedonismo vis­ceral.

Pero esta desinhibición, que resume la consigna “mis enemigos eran la familia, el Gobierno, la religión”, pertenece a Pedro Juan, un personaje reincidente en la obra de Pedro Juan Gutiérrez, que enmascara a la vez que revela aspectos biográficos del autor. De la complacencia en el apremio sexual surge, por contraste, la evocación de ese amigo pianista y homosexual a quien Pedro Juan ­conoce en la escuela, al que califica de “transparente. Absolutamente anodino”.

La novela mantiene un doble foco en cada personaje, difuminados ambos por coincidencias ocasionales, que no terminan de conformar una sólida amistad hasta que, años después, el azar los reúne en una pestilente fábrica de enlatado de carne donde trabajan los ciudadanos menos ejemplares de la revolución. Pese a que, gracias a su estilo fogoso, la lectura es gratamente trepidante, la novela no traspasa la línea de un reportaje de interés humano que hubiera necesitado más consistencia analítica y menos bullicio sexual.

Fabián y el caos. Pedro Juan Gutiérrez. Anagrama. Barcelona, 2015. 240 páginas. 16,90 euros.

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