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Asesinatos con magia

John Verdon monta sus asesinatos como espectáculos de magia. En 'Controlaré tus sueños' inventa cuatro homicidios mediante hipnosis

Crimen perfecto, juego de prestidigitación: el criminal burla al detective como el ilusionista a su público. El anglo­americano John Verdon monta sus asesinatos como espectáculos de magia: si en anteriores novelas recurrió a números tan atractivos como la telepatía o la intervención misteriosa sobre algo encerrado herméticamente en una cámara a la que nadie tiene acceso, en Controlaré tus sueños (Beware of the Wolf, literalmente cuidado con el lobo) inventa cuatro homicidios mediante una de las mayores atracciones del ilusionismo tradicional: la hipnosis.

Así trabaja Verdon: describe cuatro aparentes suicidios inducidos por un hipnotizador genial y al mismo tiempo ejecuta su propio número de magia, consistente en engatusar al público con unos crímenes imposibles. Ha percibido con lucidez los vínculos entre la magia y la novela de misterio, amigas las dos de provocar curiosidad en el auditorio a través de la comedia, la sospecha, el sadismo y la trampa. Los criminales de Verdon actúan como prestidigitadores, hacen realidad las apariencias, y su investigador, el temerario Dave Gurney, ejerce de espectador incrédulo, empeñado en impedir que tomemos por verdadero lo que sólo puede ser falso.

Controlaré tus sueños se desarrolla en un escenario gótico: monstruosos bosques nevados del Estado de Nueva York, lagos malditos y lobos aulladores. El doctor Hammond, genio del hipnotismo científico, cura el ansia de fumar a los clientes de un hotel sacado de El resplandor, de Kubrick. El dueño será uno de los cadáveres imposibles: cuatro suicidas idénticos en cuatro lugares distantes entre sí, después de sufrir exactamente la misma pesadilla tras someterse a los poderes del doctor Hammond, heredero de los millones del hotelero. ¿Puede un asesino entrar y salir de ese cofre cerrado que es la mente ajena?

Verdon tiene sentido del juego, aunque yo eche en falta más velocidad, más elipsis. No renuncia a los trucos de best sellers: especiar la trama con una amenaza universal e introducir al funcionario de una agencia secreta que no sólo se propone dominar el mundo, sino también las mentes. Me recuerda a John Franklin Bardin, inverosímil autor de policiacas que en los años cuarenta del pasado siglo ofreció con humor un par de obras maestras del crimen surrealista, pero Verdon es imperturbablemente serio, tan serio que, divirtiéndose consigo mismo, alguna vez permite que al detective su caso le parezca absurdo, una película de terror con espías.

Controlaré tus sueños. John Verdon. Traducción de Javier Guerrero. Roca Editorial. Barcelona, 2015. 432 páginas. 19 euros.

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