¿Quién no ha tarareado una canción de Roberto Carlos?
Un álbum y un homenaje de la Academia Latina celebran la carrera del cantante brasileño
Cuando el próximo 18 de noviembre Roberto Carlos sea distinguido en Las Vegas como Personalidad del año 2015 por la Academia Latina de la Grabación, a su hoja de méritos profesionales y artísticos habrá de sumar la virtud de haber hecho tararear sus canciones a una buena parte de la población mundial en los últimos 50 años.
En portugués, español, ingles o italiano, las canciones de Roberto Carlos —en autoría con su viejo compañero Erasmo Carlos—, más allá de unas ventas millonarias que lo equiparan a artistas como The Beatles o Elvis Presley, han roto a menudo esa barrera infranqueable entre la música mainstream, la corriente mayoritaria y ese otro espacio más reservado de música de autor o de expresión lírica. Artistas como las brasileños Maria Bethânia, Gal Costa, Caetano Veloso, Zizi Possi o Marisa Monte y Seu Jorge de las nuevas generaciones, grandes divas italianas como Ornella Vanoni, Iva Zanicchi o, más cerca de nosotros, Ana Belén, se han acabado contagiando de esa melodía adhesiva e irresistible, mezcla de sensualidad y delicadeza filtrada por la voz de crooner del cantante nacido en 1941 en Cachoeiro de Itapemirim, Espírito Santo.
Desde sus primeros años como estrella pop de la Jovem Guarda, el movimiento que aglutinaba a los jóvenes músicos brasileños de rock, su posterior decantación como elegante crooner y cantante romántico, Roberto Carlos construye una parte fundamental de la música brasileña contemporánea en paralelo —y muchas veces en confrontación— a los intérpretes y músicos de la llamada MPB, el otro frente musical que tendría como artistas de cabecera a músicos como Chico Buarque o Edu Lobo. Solo un artista heterodoxo como Caetano Veloso se atreve a tender puentes entre las dos orillas antagonistas reivindicando las canciones de Roberto Carlos para el movimiento tropicalista que emerge a finales de los años sesenta en Brasil como alternativa estética y musical.
Una nueva ola que reivindica sin complejos y en santa comunión a Carmen Miranda y la psicodelia, el rock and roll y la música ié-ié que abandera Roberto Carlos. 50 años después, los dos artistas, Veloso y Roberto Carlos, se unían para una celebración musical con aquella bossa nova que había abierto una brecha en su momento y ahora punto de rencuentro. Y en el recuerdo la voz de João Gilberto, el crooner de la bossa nova, que los había unido —sin saberlo— desde sus inicios.
El homenaje que se le tributa en Las Vegas coincide con la publicación de Primera fila (Sony Music), que celebra los 50 años de la salida de su primer álbum en castellano, Roberto Carlos canta a la juventud (CBS, 1965), un disco formado por sus grandes clásicos en español ahora puestos al día y nuevos arreglos musicales.
El 18 de noviembre, cuando suba al escenario del Mandalay Bar Convention de Las Vegas vestido de blanco —o de azul—, los colores convertidos en emblema del mito, las canciones de Roberto Carlos volverán a dar positivo como material sensible y altamente adictivo.
10 canciones de Roberto Carlos que ya son historia
Emoções (Erasmo Carlos/Roberto Carlos)
La canción con la que el cantante acostumbra a abrir sus conciertos como punto de encuentro entre el artista y su público. Tributo a esa fidelidad llena de emociones demostrada a lo largo de los años sobre los escenarios de todo el mundo. A ritmo y acompañamiento de big band, el cantante exhibe su eterna alma de crooner carioca.
El gato en la oscuridad (Un gatto nel blu. Totó Savio/Giancarlo Brigazzi)
Canción original en italiano —del festival de San Remo de 1972— cuya traducción al castellano de la pareja Buddy y Mary McCluskey —en su haber cuentan entre otras las versiones de Chiquitita y Gracias por la música de Abba— acabó convirtiendo en texto surrealista y gato de colores picassianos. Deudora en parte de La gatta de Gino Paoli, con el paso del tiempo se ha transformado en uno de los himnos del cantante para el público latino.
Eu te amo, te amo, te amo (Erasmo Carlos/Roberto Carlos)
Versiones como la de Marisa Monte revalidan a Roberto Carlos como uno de los grandes creadores —junto con Erasmo Carlos— del songbook brasileño y la balada como expresión extrema de ese neorromanticismo que el cantante ha ido construyendo a lo largo de su carrera musical como una de sus señas de identidad.
La distancia (A distância. Erasmo Carlos/Roberto Carlos)
Roberto Carlos reafirmaba su posición como el gran intérprete romántico de la música popular latina. La canción encontrará una nueva vida en la versión italiana (Testarda io) de Iva Zanicchi que le realiza Cristiano Malgioglio. Como curiosidad, el tema se podía escuchar como fondo musical en una secuencia erótica de la película Confidencias de Luchino Visconti.
Detalhes (Erasmo Carlos/Roberto Carlos)
Una de las grandes baladas del tándem Erasmo y Roberto Carlos llena de sensualidad que abría una brecha en los textos de las canciones de amor y que ha merecido todo tipo de versiones y el acento de divas como Gal Costa, Maria Bethânia o la italiana Ornella Vanoni, que alcanzará uno de sus grandes éxitos con la adaptación italiana, Dettagli.
As curvas da estrada do Santos (Erasmo Carlos / Roberto Carlos)
Cuando Roberto Carlos cantó en un especial televisivo este viejo tema de los años sesenta a dúo con Seu Jorge, el celebrado actor y banda sonora de La vida acuática de Wes Anderson, puso de relieve la fuerza y el alma soul que sigue perviviendo en algunos de los temas del cantante en convivencia con su lado más crooner y baladista.
Canzone per te (Sergio Endrigo)
Formando pareja con Sergio Endrigo, Roberto Carlos se alzaba con el triunfo en el Festival de San Remo de 1968 defendiendo un tema del cantautor italiano en esa mezcla de melancolía y elegancia que acostumbran a tener las canciones del músico desaparecido. Si la versión de Endrigo se deslizaba por la tristeza casi infinita, la de Roberto Carlos se impregnaba de fuerza y lirismo.
Namoradinha de un amigo meu (Erasmo Carlos/Roberto Carlos)
Uno de los primeros éxitos de Roberto Carlos fuera del Brasil mostrando su lado más jubiloso como intérprete pop y creador de vigorosos temas juveniles que renovaban la canción para consumo de los adolescentes urbanos de los años sesenta.
Olha (Erasmo Carlos/Roberto Carlos)
La versión de Maria Bethânia, admiradora del artista desde los primeros tiempos y que formaba parte de su álbum dedicado al cantante As canções que você fez pra mim, iluminaba con fuerza la obra de un artista a menudo subestimado pero cuyas canciones han acabado convertidas en clásicos contemporáneos a la altura de creadores como Chico Buarque o Caetano Veloso.
Café da manhã (Erasmo Carlos/Roberto Carlos)
Otra vez la sensibilidad del cantante para narrar una historia donde lo cotidiano da paso a una crónica llena de sensualidad a partir de ese primer café de la mañana que se convierte en el testigo —y paso del tiempo— de la pasión de los dos amantes mientras el día avanza por la ventana de su cuarto.
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