“Me he jubilado 30 veces”
A sus 82 años, el actor británico quiere dejar de trabajar, pero no puede. Tras su paso por Cannes con ‘Youth’, estrena en el cine ‘El último cazador de brujas’
Michael Caine se sienta con babuchas y sotana en mitad de una sacristía gótica. Es el decorado montado en Pittsburgh de El último cazador de brujas y él interpreta a un cura. El actor británico le lanza frases a su compañero de reparto, Vin Diesel, sobre brujas, fuerzas superiores, inmortalidad… Por raro que parezca, a sus 82 años, Caine está muy a gusto y relajado en ese entorno. Él tampoco pensó nunca que trabajaría con su “viejo amigo Vin”. “Fue raro, mi agente me dijo: ‘Vin quiere hacer una película contigo’. Y pensé: ‘Tengo 81 años y no hago secuencias de acción. No soy buen conductor. Y nunca habría hecho un Fast & Furious. Yo soy ‘El lento y el torpe”, se ríe con todas sus ganas.
Su buen humor y su amor por el cine es lo que le mantiene activo después de más de medio siglo de carrera. Hace un año decía en una entrevista que se consideraba jubilado y desde entonces ha estrenado cuatro películas: Interstellar, Kingsman: Servicio secreto, Youth y El último cazador de brujas. Además ha rodado Going in Style, de Zach Braff; y la secuela de Ahora me ves. “Creo que me he jubilado 30 veces”, asegura riéndose. “Digo que me retiro y entonces alguien como Vin Diesel viene con algo que no puedo rechazar y me toca levantar el culo y decir: ‘Lo haré de nuevo’. Todo el mundo quiere jubilarse a los 65 años. Yo tengo 81, sigo diciendo que me jubilo y luego hago tres películas. Así que por ahora no lo haré”.
De todas las películas que hizo en estos últimos años, la más agotadora, aunque más satisfactoria fue Youth, de Paolo Sorrentino (La gran belleza). “Interpreto al protagonista”, dice casi quejándose entre risas. “Es muy raro que yo sea el protagonista. No me gusta hacerlo porque no me gusta levantarme cada mañana pronto durante seis u ocho semanas. Es una mierda. Tres semanas lo puedo hacer. Pero con Youth, cuando leí el guión me dije a mí mismo: ‘Sé que será terrible y sé que tengo que hacerlo”. Y la rodó. “Y fue maravilloso”. Y con ella volvió al Festival de Cannes 49 años después de presentar allí una de sus clásicos, Alfie.
La primera película que vi fue 'El llanero solitario'. Y pensé: ‘Quiero ser el Llanero solitario"
Por eso le gustaba el teatro, reconoce. “Me levantaba a las seis de la tarde. Y ahora alguien dice: ‘Tienes que estar aquí a las 7:45 de la mañana’. ¡Christopher Nolan!”, bromea sobre su profesión. “Debes que estar despierto y atento. Nada de estar tirado en la cama todo el día como los actores de teatro. Por eso al principio para mí las películas fueron como unos juegos olímpicos porque yo trabajé en el teatro durante nueve años”. Y continúa: “Pero sólo lo hice porque no fui capaz de conseguir una película y tenía que vivir. Y me alegré de haber trabajado en los escenarios porque si vas a hacer comedia, debes vivir el teatro primero. Es la única forma de encontrar el tiempo justo de una risa”.
Entre su larga lista de películas, de hecho, tiene un buen puñado de comedias. De Alfie a Hannah y sus hermanas, pasando por Los teleñecos en Cuento de Navidad y Austin Powers. Si algo ha hecho bien Michael Caine es controlar los tempos del drama y la comedia sin esfuerzo. El control ha sido y es, precisamente, la clave de su estilo cockney gentleman. El que permite disparar una recortada sin arrugarse el traje (Get Carter). “Yo soy un actor del método de la repetición. Cada línea que digo en una película me la he dicho mil veces. Cuando llega el momento, estoy tan acostumbrado que no lo pienso”, explica. “Aunque el verdadero truco es escuchar, por si alguien improvisa. Eso sí, no me gusta la improvisación sin avisar”.
Ahora, a sus 82 años, el control sigue formando parte de su trabajo. “Cuando llegas a mi edad, esos son los papeles que consigues, tipo el mayordomo de Batman. O como este cazador de brujas. Son hombres mayores que controlan cosas. Ya sea a Batman o los agujeros negros en Interstellar”.
El cine en cualquier caso sigue siendo su gran amor. Y se volverá a jubilar por unos días, hasta que Nolan le llame o alguien le ofrezca una buena aventura. “Lo primero que hice en mi vida no fue ir al teatro, sino a un centro infantil un sábado por la mañana”, recuerda, antes de volver al decorado. “La primera película que vi fue El llanero solitario. Tenía seis años. Y pensé: ‘Quiero ser el Llanero solitario’. Hace unos años, estaba en un club de gente pija de Nueva York, y un caballero mayor que yo se sentó conmigo. Me dijo que me admiraba y que solía ser actor. Yo no le reconocí y me contestó: ‘Llevaba una máscara. Era el Llanero solitario’. Me puse muy nervioso. Él no entendía nada: estaba hablando con Michael Caine y de repente Caine es el mayor fan que haya tenido en su vida”.
Babelia
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