Plaza de armas de la persuasión
La Fundación Caballero Bonald celebra en Jerez el 17º congreso sobre el ensayo español
En tiempos de pocas palabras, dedicar tres días al ensayo como género literario es una osadía extraordinaria y plausible. Es la apuesta de la Fundación Caballero Bonald, que reúne hasta el viernes en Jerez (Cádiz) a una decena de intelectuales para reflexionar sobre una forma de escribir que, en palabras del catedrático de Literatura Jordi Gracia (Barcelona, 1965), en la presentación del 17º congreso de la organización andaluza, “ofrece a un sujeto en libertad que piensa”.
El escritor Carlos García Gual (Palma de Mallorca, 1943) abrió este miércoles el encuentro con una reflexión sobre el amor a través de seis obras con las que dejó en evidencia cómo se han impuesto los sentimientos de oferta y demanda, con límites de vigencia, como productos de consumo en tiempo de rebajas.
El autor partió de La llama doble. Amor y erotismo, el ensayo de Octavio Paz (México 1914 - Coyoacán, México 1998) publicado en 1993, y de la obra Ni el sexo ni la muerte, del filósofo André Comte-Sponville (París, 1952), para distinguir tres esferas del amor: eros, philia y agape, que hacen referencia al deseo, a la amistad más intensa con los más cercanos y a la fraternidad general.
Con esas premisas, García Gual recorrió las variantes del amor desde la sublimación a la mujer del siglo XII, la cortesía y el romanticismo hasta la actualidad, cuando se imponen unos sentimientos “con plazos, que se cambian, que tienen fecha de caducidad”. Frente a este, y apoyado en cuatro novelas (Dafnis y Cloe, Quéreas y Calírroe, Tristán e Isolda y Lanzarote), el escritor defendió que, pese a la prevalencia de eros, que muere en su satisfacción, es fundamental la persistencia de philia, “que no se gasta”.
El historiador Santos Juliá (Ferrol 1940) tomó el relevo con el análisis El ensayo español en y sobre la transición a la democracia, durante el que desveló la evolución de este género desde los “años de ruido y furia” del nacimiento de la democracia hasta la etapa de la indignación del movimiento 15-M.
Juliá destacó la “eclosión” del ensayo cuando el país demandaba pensamiento, se valoraba la intelectualidad, se gestaba el nuevo Estado, surgía el nuevo socialismo español y el terrorismo mataba día a día la democracia.
De ahí surge un espíritu crítico fruto del desencanto, de la falta de respuesta a las ilusiones de la etapa previa y de la persistencia del aparato franquista. El triunfo del PSOE en 1982 genera una nueva forma de mirar atrás y emerge una visión del logro de un país capaz de asentar la democracia, de asumir la alternancia pacífica y dar paso a un Gobierno de izquierdas.
El ensayo se decanta después hacia ámbitos más académicos y nace una revisión de una etapa en la que se percibe el país surgido de la transición como un régimen que “no nos representa”, como gritaban los integrantes del movimiento 15-M, y que aboga por un nuevo proceso Constituyente.
Estas reflexiones de García Gual y Santos Juliá abrieron el congreso sobre un género que, según Jordi Gracia, “no enseña ni predica, no sermonea ni amonesta pero sí ofrece a un sujeto en libertad que piensa, en marcha en torno a él y el mundo de su experiencia”.
Entre los ensayistas que pasarán por Jerez y que Gracia describe como “nunca seguros de nada pero casi siempre con las armas de la persuasión, la duda y las certezas transitorias como acicates para seguir pensando” se encuentran Román Gubern, Javier Gomá, Luis Alberto Cuenca, José Luis Pardo o Celia Fernández Prieto. Este jueves, Marta Sanz y Jesús Fernández Palacios presentarán el número 22 de la revista Campo de Agramante y el viernes clausura Victoria Camps, premio internacional de ensayo Caballero Bonald el pasado año.
Babelia
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