Txetxu Altube, el músico que encandiló a Miguel Ríos
El músico madrileño presenta disco en solitario tras abandonar Los Madison
“Estoy muy marcado por la magia que tiene Dublín. Siempre que puedo me escapo a tomarme una Guinnes y a recordar cuando trasteaba por Grafton Street”, reconoce Txetxu Altube (Madrid, 1977) ante una jarra de cerveza en el James Joyce, mítico irlandés junto a la madrileña Puerta de Alcalá. Una temporada viviendo en el país celta le dejó huella en lo musical, como se refleja desde los primeros acordes de Cuestión de intensidad, su primer disco en solitario tras liderar Los Madison. “Conocí a Bap Kennedy cuando teloneó a Van Morrison en Dublín, y me ha marcado muchísimo”, explica sobre su pasión por las gaitas, flautas y violines que vuelan en su nuevo trabajo.
Conocer esa etapa vital de Altube ayuda a entender este primer paso en solitario, en el que hay canciones folkies, otras a piano y voz, un corte instrumental y varios temas eléctricos más conectados con su pasado. Diversos géneros que responden a su amplio abanico de gustos musicales, desde bandas sonoras de John Williams y Ennio Morricone a Bruce Springsteen, Tom Petty o José Luis Perales. “He estado metido en un talibanismo por el que me tenía que gustar el rock americano, pero hay muchas más cosas. La banda sonora de Braveheart me hace llorar. Me parece enriquecedor tener las orejas abiertas para que te emocione un tío como Enigma, que hace música New Age”.
Después de 12 años y cuatro discos con su anterior banda, no comienza de cero porque “hay un camino hecho, los temas de Los Madison eran míos”, pero ahora “me busco las castañas yo solo”. Tras dejar el grupo empezó a componer el grueso de este disco, en el que hay canciones sobre “la transición” a esta nueva etapa, y entre verso y verso, aflora un lenguaje un tanto bélico: guerra, contienda, armisticio, balas, desarme... “Es mi forma de escribir, en las canciones suelto los sentimientos tal como vienen. Peleas hubo y puntos de vista distintos”, reconoce sobre su pasado musical.
Una llamada para girar con Miguel Ríos empujó a Altube a romper con su “trabajo convencional” hace seis años y centrarse únicamente en la música. “Hombre, tú eres Txetxu, el buen cantante”, le dijo Ríos en su primer encuentro en un estudio después de haberle escuchado en una maqueta. “Que me lo digas tú tiene gracia”, respondió el madrileño, azorado ante una de las mejores voces del país. “De Miguel he aprendido muchísimo. Una hora antes de cantar se pone a hacer ejercicios de voz, nunca le ves poner una mala cara a nadie y siempre está ahí si le pides apoyo”, reflexiona.
Desde aquella gira, el vocalista vive en un riesgo “constante". "Para mi entorno no es fácil de asumir y a mí mismo me cuesta, pero me he acostumbrado”, dice. Tanto que no hace planes a más de tres o cuatro meses vista: “No sabes si a tu próximo concierto van a ir a verte cinco o cincuenta, y depende mucho de lo que puedas hacer después, porque tienes más margen”. Apoyado por Producciones Acaraperro, se ha costeado este nuevo trabajo: “Lo estoy pagando todavía. Hay gente que se compra un coche, yo grabo discos”, sonríe.
Para confeccionar este álbum, grabado con José Nortes en los estudios Black Betty, llamó entre otros a la banda de música celta Street Wings, a su hermano Carlos (bajo), al batería Juan Gomariz y al músico César Pop. Muchos de ellos le acompañarán en su presentación oficial en Madrid esta noche en la sala Galileo Galilei, una fecha que le ilumina el rostro, pero también le roba alguna lágrima furtiva. “Llevo muchos meses esperando que llegue este momento, porque es un paso nuevo, por lo que significan las canciones, porque sé que me va a emocionar estar ahí arriba”, dice con la voz quebrada. Aventura que Rondarás por aquí, el single, “es la canción que más me va a costar cantar en Galileo. A ver si consigo que a la gente se le pongan un poco los pelos de punta”, desea. Algo así le pasó hace algún tiempo, confiesa con pudor, cuando cantó Lucha de gigantes en un homenaje a Antonio Vega: “Su madre me dijo que cuando cerraba los ojos escuchaba a su hijo. Si emociono, es increíble”.
Tras la cita madrileña, repetirá con banda en Barcelona (el 23 en New Underground) y en Valencia (el 11 de diciembre en Loco Club), pero al resto de ciudades acudirá solo: “Una gira con banda no es viable, tengo que ir con mi coche y gestionarme los conciertos”. El reto es importante, pero las dificultades no le empañan el ánimo: “No me cierro a tocar con otros, pero ahora quiero centrarme en este disco, es mi trabajo y mi ilusión”. Por el camino, el “buen cantante” que encandiló a Miguel Ríos tiene algún vicio que corregir: “Mi madre dice que grito mucho cantando, puede ser, nunca he dado clases”. Quién lo diría.
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