301 páginas

Han pasado ya 301 hojas de esa obra televisiva llamada Página 2. Se trata de un texto con imágenes certeras, sugestivas, poéticas, un ensayo enjundioso, un vivo trayecto letraherido por lo mejor de la presente literatura, a cargo de todo un director de carisma y empatía cercana como es Óscar López.

La propuesta recuerdo que sorprendió desde su inicio. Andábamos en la tele con los programas que se inspiraban en las conversaciones cruzadas de tertulia, cuando se coló esta aproximación a las letras radicalmente audiovisual. Todavía hoy, sus inquietos responsables pueden presumir de una más que sana creatividad de ojo atento, eligiendo encuadres nada trillados, escenarios de donde con toda naturalidad brotan ejemplares silvestres y se acometen entrevistas de desnuda y pertinente complejidad.

López y su equipo sanan sin adscribirse a nada un panorama con frecuencia dado a batallitas soterradas, familias con ADN estético y recelos de tratamientos proclives a no quedar satisfechos con el minutaje. Lo hacen con aproximaciones desprejuiciadas, elecciones muy libres y siempre complicadas entre la ingente e inabarcable montaña de novedades editoriales que se da en la industria hispana. Esta sufre de un mal hiperinflacionista en sus empeños de papel, aunque abarque su zona de influencia todo el territorio global de La Mancha.

No se ahoga el equipo del espacio con el criterio, en la siempre difícil decisión de primar una novedad sobre otra. Deciden, apuestan. Raramente fallan. Mezclan géneros y propuestas sin la mirada tradicionalmente altiva y sectaria de un mundo endogámico que ha vivido en las dos últimas décadas una transformación ecléctica, muy bien plasmada en su trayectoria. Página 2 ha sabido ser testigo de esa gigantesca mutación, enriqueciendo la información cultural de manera certera, sugerente y limpia. Ojalá, con estos ya más de 300 programas, nos encontremos sólo al principio de la trama.