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CARAS MUSICALES

Iván Ferreiro: “Hay vergüenza y placer al salir al escenario”

El cantante gallego, ex vocalista de ‘Los Piratas’, prepara su nuevo disco. “Con los años, me he dado cuenta de que busco más un punto de lucidez”, afirma.

Minutos antes de salir a dar un concierto acústico para cerrar el verano del Manzana Mahou 330, la terraza madrileña donde se mezcla música con cerveza, Iván Ferreiro (Nigrán, 1970) enciende un cigarrillo y se sienta para conversar. Todavía no sabe que cuando esté ante el piano y el micrófono un apagón hará que improvise un puñado de sus canciones indie-pop. Entonces su hermano le acompañará con la guitarra y él desatará una ola de aplausos. Pero ahora Ferreiro (el acento gallego intacto) fuma y mira de reojo una botella de cerveza que le han puesto al lado.

En hacer una canción puedo tardar unos días o puedo tardar 10 años, ¿eh? Tengo una que empecé en el 94 y la acabé en el 2004

El ex vocalista de Los Piratas acaba de ponerle música a tres novelas negras del escritor César Pérez Gellida, reunidas en Versos, canciones y trocitos de carne (Suma de letras) y espera tener un nuevo disco de su carrera en solitario para el próximo año. Mientras tanto, se presenta en algunos puntos de la geografía española en los que nunca faltan sus seguidores. Dice que lo más común para él es salir al escenario entre orgulloso y avergonzado: “es una forma de tener cierta humildad. Porque para salir al escenario hay que hacerlo con un poco de chulería. Decir: yo puedo llevarlo a cabo. Y, por otro lado, uno dice: joder, qué vergüenza que se den cuenta de que yo quiero hacer esto, ¿sabes? Entonces: hay vergüenza y placer al salir al escenario. Hay cierta timidez, pero eso ayuda a hacer mejor las cosas.”

Ferreiro cuenta sin rodeos que ha llegado a la madurez musical pues, con el paso del tiempo, la experiencia de tocar ante el público ha ido cambiando. “Las emociones explosivas que buscaba cuando era más joven se han ido transformando en algo mucho más sutil. Antes me ponía nervioso y luego cantaba y me llenaba de placer. Ahora, con los años, me he dado cuenta de que busco más un punto de lucidez. Con el tiempo he entendido que antes de salir hay una excitación. Porque voy a hacer algo que me gusta. Pero también tengo serenidad ante el micrófono.”

El cantante que desde 2003 actúa junto a su hermano, el guitarrista Amaro Ferreiro, se enorgullece de poder cantar lo mismo con una banda que acompañado sólo por un piano y una guitarra. “Antes el acústico me asustaba un poco más, por la poca instrumentación y por cómo adaptar las canciones. Pero ahora, a medida que he ido descubriendo cómo tocar mis canciones, me encantan los acústicos. A ver: también me gusta mucho tocar con la banda, ¿eh? Pero me adapto a lo que sea necesario.”

Cuenta que pronto hará un “corte de caja” para revisar las canciones que lleva escritas y seleccionar las que incluirá en su próximo disco. A veces compone solo, pero casi siempre lo hace con otros músicos, como Andrés Calamaro o Leiva. “Las canciones que hago yo solo empiezan con una frase a la que luego le busco unos acordes, pero todo va muy poco a poco. Puedo tardar unos días o puedo tardar 10 años, ¿eh? Tengo una que empecé en el 94 y la acabé en el 2004. Hay veces que alguien ya me trae un estribillo y entonces a mí me toca hacer lo demás. Otras veces tengo una melodía pero no una letra. Lo que más me cuesta es ponerle música a una letra”, reconoce.

El disco que publicó hace tres años lleva por título Confesiones de un artista de mierda, una categoría en la que él mismo se incluye. “A mí la palabra artista no me gusta mucho. Porque el arte es una cosa muy seria. Yo no me puedo llamar a mi mismo artista, pero sí artista de mierda. Valoro mi música y me gusta y estoy orgulloso de ella, pero nunca me atrevería a compararla con la de Prince, por ejemplo. Yo hago pop con un piano y una guitarra. Nada más. Con actitud y cierta gracia, pues sí. Pero hay que salvar las distancias.”

Babelia

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