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TVE bloquea la miniserie sobre Mario Onaindia

La cadena mantiene en el cajón ‘El precio de la libertad’, cuya emisión anunció en 2012

Trailer de la serie "El Precio de la Libertad"
Luis R. Aizpeolea

Cuatro años después de su estreno en el Festival de Cine de San Sebastián, la miniserie El precio de la libertad que, retrata la transición en Euskadi del franquismo a la democracia a través de Mario Onaindia, un símbolo de la lucha por la libertad y contra el terrorismo, sigue la estela del documental francés Yo, Juan Carlos I, rey de España y permanece bloqueada por TVE. En el caso de El precio de la libertad con la singularidad añadida de que fue coproducida por TVE y anunciada para su emisión en la temporada de 2012, tras ser muy bien acogida en su estreno en San Sebastián y reconocida con premios internacionales y nacionales, incluida la Academia de la Televisión.

El precio de la libertad, dirigida por Ana Murugarren, producida por Joaquín Trincado, con el actor Quim Gutiérrez en el papel de Onaindia, fue coproducida por Blogmedia y TVE, con la participación de la televisión vasca (ETB), con el apoyo entusiasta del ICAA de Madrid así como del Gobierno vasco, y narra la evolución política de Onaindia en dos capítulos: el primero abarca de 1969 a 1977 y el segundo de 1977 a 1982.

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En el primer capítulo se cuenta su militancia en ETA durante la dictadura, su detención y condena a muerte en el proceso de Burgos de 1970. En el segundo, su elección, ya en democracia, como secretario general de EIA y Euskadiko Ezkerra, su rechazo al terrorismo y su participación, en colaboración con Juan José Rosón, ministro del Interior de UCD, en la disolución de ETA político-militar. Onaindia, que se integró en el PSE a principios de los años noventa, fue parlamentario vasco, senador, amenazado de muerte por ETA y falleció de cáncer en 2003, a los 55 años. Le fue concedida a título póstumo la medalla de la Orden del Mérito Constitucional.

El precio de la libertad tuvo una buena acogida cinematográfica y rango de acontecimiento en su estreno en el Festival de Cine de San Sebastián de 2011 con presencia política, sobre todo del PSE y del PP, cuyos representantes la elogiaron en contraste con la frialdad de la izquierda abertzale. Fue inmediatamente emitida por ETB, logrando una cuota de pantalla del 15%, el doble de la media de la cadena (7,8 %), e inició una más que notable andadura internacional: premio especial del Jurado y al Mejor Montaje en el Women Independent Festival de San Francisco; nominada a la Ninfa de Oro en el Festival de Montecarlo, seleccionada en el FIPA francés, y premio Iris a la Mejor Ficción Autonómica, por “sus valores”, de la Academia de la Televisión.

A partir de enero de 2012 estaba prevista su emisión en TVE, llegando a anunciarse, en noviembre de ese año, como una de las series recomendadas junto a Cuéntame, Isabel, Águila Roja, La República (que tampoco ha sido emitida todavía por TVE), etc. Pero, finalmente, no se pudo ver ni entonces ni nunca en la cadena pública. Su productor, Joaquín Trincado precisa: “Semestre tras semestre, año tras año, se consulta a TVE por la fecha de emisión, a lo que se responde que no está programada. Así durante cuatro años”.

Trincado destaca que “resulta inédito e inexplicable que una miniserie coproducida por TVE, premiada y, además, anunciada, termine por no emitirse”. Para mayor perplejidad, recuerda la estrecha colaboración y complicidad con TVE en la realización de la película ya que “conocieron previamente el guion y el casting”. Un portavoz de Televisión Española explicó a EL PAÍS que la miniserie no se ha programado “por criterios de emisión”, al no haberse encontrado “el momento oportuno” para hacerlo.

También contó Trincado con el apoyo del Ministerio de Defensa en la autorización de escenarios, como el antiguo Gobierno Militar de Burgos, —hoy un edificio dependiente de la Subdelegación militar—, donde se celebró el juicio de Onaindia y los 15 procesados de ETA en 1970, y se rodó la miniserie. “Los oficiales del Ejército con los que tratamos nos ayudaron sin reservas en el rodaje e incluso nos llegaron a confiar su alivio por no haberse aplicado aquellas penas de muerte”.

¿Cuál es entonces el misterio de El precio de la libertad? Trincado está convencido de que a alguno o algunos directivos les resulta incómoda la figura de Onaindia en el primer capítulo de la serie, en la etapa en que, como militante de ETA, se enfrenta a la dictadura. No tiene duda de que, incluso, algún directivo ha calificado la miniserie despectivamente como "la del terrorista”. Como dice Trincado, “confundir a Onaindia con un terrorista es como confundir al fundador de Alcohólicos Anónimos con un borracho”.

Trincado sostiene que la importancia y el interés de la figura de Onaindia radica precisamente en su evolución de militante de ETA, en la época de la dictadura —en la primera parte de la miniserie— a militante por la paz, en la democracia, comprometido con el final del terrorismo —en la segunda parte—. “La serie refleja el empeño de Mario en el abandono de las armas y aporta sencillez y claridad al discurso político porque para pasar la página del terrorismo antes hay que leerla, como escribió Rocío García, en el comentario elogioso que hizo en EL PAÍS al día siguiente del estreno de El precio de la libertad. Una tremenda miopía está privando a los espectadores españoles del mejor cine hecho para televisión”.

Eduardo Uriarte, condenado a muerte en el proceso de Burgos en 1970 como militante de ETA, igual que Onaindia, y que, con la democracia militó en Euskadiko Ezkerra y el PSE y culminó su actividad pública como gerente de la Fundación para la Libertad, con Nicolás Redondo Terreros como presidente, también se muestra perplejo por el veto pues la película “es un fiel reflejo de la realidad que vivimos y contiene una clara deslegitimación del terrorismo”.

“Este es un país de prejuicios y etiquetas. Como Mario fue de ETA, es verdad que contra el franquismo, y la película lo señala, alguien ha decidido que no le gusta. La vida es compleja y en la trayectoria de las personas hay claros y oscuros. Pero Mario fue, sobre todo, un hombre de la Transición, que contribuyó a traer la democracia”, dice Uriarte que, como Onaindia, posee la medalla de la Orden del Mérito Constitucional, concedida, para mayor paradoja, por el presidente Aznar en diciembre de 2003.

Esozi Leturiondo, viuda de Onaindia, también perpleja por el veto, señala cómo la película “puede ser ilustrativa y hasta pedagógica para encontrar algunas claves de nuestra cruel historia reciente”. “Refleja fielmente una época terrible y la vida de Mario, un luchador contra la dictadura de Franco que, tras descubrir el horror de la violencia, se enfrentó a ETA y su proyecto”.

Juan Baroja y Borja Sémper, del PP de Gipuzkoa, que vieron la película en su estreno en San Sebastián, mantienen su opinión de entonces: “Es una buena película, que deslegitima el terrorismo”. Recuerdan, además, cómo se realizó en la etapa de Patxi López como lehendakari, que contó con el apoyo del PP. El entonces director de EITB (Radio y Televisión vascas), Alberto Surio, destaca la importancia de la película “por su contribución a la memoria y a la defensa de la libertad y de la pluralidad en Euskadi”.

Trincado subraya, a su vez, que la no emisión de la miniserie “deja a los autores en una situación de desamparo, pues el hecho de ignorarla echa injustas sombras sobre la calidad y la pertinencia de un trabajo cuando El precio de la libertad ya está contrastada con sobresaliente en resultados de emisión, premios y reconocimientos; para colmo, parece que se les asigna una arbitraria e injusta etiqueta de incómodos”. Y como señala Esozi Leturiondo, viuda de Onaindia: “Desde el punto de vista de una gestión efectiva de los recursos públicos, no entiendo que se compre un producto para no utilizarlo”.

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