Triunfo de Francisco José Espada en su alternativa en la feria de Cuenca
Indultado un toro de La Reina en la localidad murciana de Cieza, lidiado por López Simón
El joven Francisco José Espada salió triunfador en la tarde de su alternativa como matador de toros en Cuenca, en una corrida en la que el padrino y el testigo de la ceremonia, Morante de la Puebla y José María Manzanares, respectivamente, pasaron de puntillas.
Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron toros de Ganadería de El Tajo, desiguales de presentación y de juego variado. Destacó el buen segundo, toro encastado y de mucha transmisión. Cuarto y quinto fueron pitados en el arrastre.
Morante de la Puebla: cuatro pinchazos y estocada (silencio), y dos pinchazos y tres descabellos (palmas). José María Manzanares: pinchazo, estocada desprendida y dos descabellos (ovación tras aviso), y dos pinchazos y cuatro descabellos (palmas), y Francisco José Espada, que tomó la alternativa: estocada tendida (oreja); y estocada (oreja con fuerte petición de la segunda).
Espada se estrenó como matador de toros ante un toro de noble y dulce embestida, con el que alternó momentos lúcidos con otros de amontonamiento, fruto de los lógicos nervios. El buen pitón izquierdo no acabó de verlo. Al final prevalecieron las ganas y la disposición que mostró el joven torero y cortó una oreja.
En el sexto, Espada cuajó una muy buena faena, toreó con gusto con el capote e instrumentó una labor de altos vuelos con la muleta, con mucho gusto por ambos pitones. Agarró una buena estocada y le pidieron las dos orejas, aunque el presidente optó por dejar el premio en singular.
Las figuras que completaron el cartel de la alternativa de Espada, o no quisieron quitarle protagonismo al toricantano o, simplemente, no estuvieron a la altura de lo que se les debería exigir.
Morante no pasó de las verónicas sueltas en su primero. También tuvieron prestancia los ayudados a dos manos con los que inició su labor de muleta, a la postre, lo único lucido que llevó a cabo. Se apoyó en la ley del mínimo esfuerzo y sin compromiso alguno, optó por abreviar ante un toro insulso.
Tampoco se anduvo por la ramas ante el cuarto, un toro en el límite de las fuerzas, con el que volvió a abreviar después de pegarle cuatro o cinco trallazos con la franela.
Otro que pasó sin pena ni gloria fue José María Manzanares, quien no estuvo a la altura de su primer buen toro, al que castigó excesivamente en varas y con el que estuvo desdibujado.
Logró algún pasaje estimable sobre la mano derecha, pero, al final, acabó derrotado por la casta del buen ejemplar de El Tajo, al que quiso torear siempre al hilo del pitón, aliviándose más de la cuenta.
El quinto fue un toro sin raza, con el que Manzanares volvió a estar desangelado en una faena que no pasó de simple proyecto.
Indultado un toro de Joselito
Un toro de la ganadería de El Tajo y La Reina, de nombre Valiente, fue indultado en la localidad murciana de Cieza. Su lidiador, Alberto López Simón, paseó las dos orejas y el rabo simbólicos en una tarde en la que sumó otras dos orejas del sexto toro, y en la que salió a hombros junto a El Fandi, que sumó tres apéndices.
Con más de media entrada, se lidiaron toros de El Tajo y La Reina, propiedad de José Miguel Arroyo Joselito, muy bien presentados y de juego desigual. Los mejores, segundo y, sobre todo, el tercero, número 56, de nombre Valiente, y marcado con el hierro de La Reina, que fue indultado.
Uceda Leal, silencio y ovación tras petición de oreja; El Fandi, dos orejas y oreja, y Alberto López Simón, dos orejas y rabo simbólicos y dos orejas.
López Simón toreó con mucha elegancia y elegancia a sus dos oponentes, y brilló especialmente en el toro del indulto, de gran nobleza y clase por los dos pitones, al que cuajó de cabo a rabo sobre ambos pitones. Al final, el presidente perdonó la vida a Valiente entre el clamor de los tendidos.
El sexto no fue tan franco, pero López Simón anduvo muy centrado con él, inventándose una faena de notable mérito, premiada con dos orejas.
Uceda Leal estuvo muy dispuesto toda la tarde con el lote de menos opciones en conjunto.
El Fandi se mostró muy animoso con sus dos toros. A su primero lo recibió con dos largas cambiadas en el tercio, toreándolo, acto y seguido, por verónicas de rodillas. En su segundo volvió a brillar con el percal, tanto en las verónicas de hinojos como en un quite por lopecinas. Vibrante estuvo el granadino con los rehiletes y, muleta en mano, volvió a instrumentar una labor de notable calado en los tendidos.
Babelia
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