“¿Por qué van en camisetilla interior?”
Ninguno de los componentes de La M.O.D.A. llega a los 30, pero tienen claro cómo quieren crecer. Esto es una pequeña radiografía del septeto burgalés
Fue en un garaje, aunque parezca americano y peliculero. Cuatro metros cuadrados propiedad del padre de Joselito Maravillas, acordeonista. Frío punzante de un febrero burgalés de 2011. Guantes puestos y vasos llenos del vino peleón que ocupaba también espacio en una cochera en la que era difícil mover la guitarra. Ese fue el primer día de ensayo de La Maravillosa Orquesta del Alcohol, un sexteto (que se convirtió en septeto) nacido a la vuelta de la temporada que David Ruiz pasó en Dublín hace cinco años.
Quería ver cómo funcionaba eso de tocar en la calle, defenderse con una guitarra para ganarse las alubias, o eso dice él. No fue demasiado tiempo, pero dio de sí para prender la mecha. Cuando aterrizó en España lo tenía claro: el espiritu era la música, sin mirar más allá, sin amplificadores. Tocar, beber y pasarlo bien. "Enseguida vimos que aquello tenía algo que nos llenaba y emocionaba". Surgieron de esa pequeña "nada" sin pretensiones, sin experiencia previa, sin saber cómo funcionaba "esa historia", sin promociones ni discográficas ni ganas de tenerlas.
Así siguen cinco años después, aunque ahora ocupan escenarios principales y son el cierre de algunas noches de festival. Este viernes 14 de agosto pisarán el Escenario Castilla y León a la 01.50. Tienen ya una persona que les lleva la prensa, "pero nada más", advierte el vocalista. Con él se dibujan los detalles de esta banda en medio de la veintena que parece tenerlo todo bastante claro.
Empezar por el principio: lo que se ve
"¿Quiénes son estos?", pregunta una abuela. "La Maravillosa Orquesta del Alcohol, nana", contesta el nieto. "¿Por qué van en camisetilla interior? ¿Y ese nombre? A saber lo que canten...". El nieto, un treintañero de vacaciones, se da cuenta de que será difícil explicarle a su abuela, de casi 90 años, quiénes son, qué tocan y por qué van en "camisetilla interior". Se limitó a abrir el Spotify y darle al play. A su abuela dejó de importarle el atuendo.
"Al principio no sabíamos ni siquiera cuánto iba a durar el proyecto. Teníamos dos nombres: Los Fabulosos Cadillacs y La Maravillosa Orquesta del Alcohol. Nos dimos cuenta de que el segundo se podía abreviar como La M.O.D.A. y lo de maravilloso no deja de ser una chorrada. Queríamos cantar cantaciones que nos hiciesen sentir bien, nada más. Y lo de la camiseta fue un poco por casualidad y nos pareció que nos daba una conexión estética. Es una prenda que puede llevar cualquiera, desde mi abuelo, un currante o mi hermano pequeño. No nos gusta el exceso de barroquismo".
¿Lo siguiente? Lo que no se ve pero está
No se consideran artistas, sino artesanos. David Ruiz hace un símil con un carpintero: "Como un ebanista que se levanta a las ocho y cada día pasa horas perfeccionando sus muebles. Nosotros lo hacemos con las canciones. Sin pretender ser nada más de lo que somos". La edad media del grupo son 25, cada vez hay más público delante del escenario, ya han tenido ofertas del alguna discográfica y sin embargo, terco y franco, David Ruiz repite: "Tenemos un grupo reducido de trabajo con el que trabajamos a gusto. Por nuestra manera de ver el grupo y la música preferimos autoeditarnos y seguir siendo los únicos a los que consultar lo que hay que hacer".
No quiere que haya malentendidos: "Valoramos que se interesen por nosotros y creemos que algo verán cuando se interesan por nosotros, pero nos gusta hacer las cosas a nuestra manera y nos va bien. Supone mucho más esfuerzo y más dinero, pero eres dueño de tus aciertos y de tus errores". No se queda ahí, el crowdfunding no le parece bien y añade que si quisieran dinero, serían notarios, no músicos. "Tenemos que ser responsables de nuestros conciertos. Sería muy jeta que, además de pagar la entrada para los conciertos, le pidas por adelantado a la gente que te sigue el dinero para un disco. No".
Fondo y forma
Underground Blues era una de las canciones del EP No Easy Road, en 2011. El nombre de su último disco es La Primavera del Invierno. "Nos dimos cuenta de que si queríamos llegar a la gente y expresar exactamente lo que quieres expresar, teníamos que cantar en español", explica el vocalista. Sabe que eso los expone más, pero deja caer que no hay nada equiparable a que alguien, después de un concierto, se acerque y diga "tus letras me están ayudando".
No volverán a componer en inglés. Esa es la idea por ahora, aunque sí caerá de vez en cuando alguna versión. "De cualquier forma nuestra idea es seguir creando, más allá de las influencias", que, obvio, son inevitables. En La M.O.D.A. suena el acordeón, un banjo, la mandolina, el saxofón... ¿blues? ¿punk? ¿folk? ¿rock? La mezcla es tan dispar pero tan coherente que es difícil no esperar a ver qué sigue. "Es cierto que nadie hubiese recomendado esta combinación, pero salió bien. Supongo que porque somos sinceros, esto es lo que queremos hacer y lo que hacemos".
Reverencia al frente
22 horas y media para que la hora y media restante sea perfecta. Ese es el concepto de concierto del septeto de Burgos. "Todo tiene que ser lo mejor posible para que la gente pueda disfrutar de lo que tú eres capaz de dar. Es a la vez lo más divertido y lo más serio". Cada vez que suena el último bis (porque hay bises), bajan a hablar con el público, no les importa si hay piropo o crítica: "De todo aprendes. Nos debemos a ellos. Primero hacemos música, la que nos gusta, en la que creemos. Y sí, quieres que llegue, pero no a cualquier precio, tiene que significar algo, para ti y para los demás".
Este verano tendrán varias oportunidades más de mezclarse a pie de pista. Les quedan varios festivales hasta finales de septiembre. Y en diciembre volarán hasta Dublín, Edimburgo y Londres. "Queremos seguir dando conciertos en tiendas de discos y nos quedan lugares de España por visitar como Andalucía, Castilla La Mancha o la Comunidad Valenciana. Y nos gustaría también hacer algún acústico en algún teatro. No queremos repetirnos".
Eso será en otoño, por el momento les toca parar en Aranda de Duero y llegarán como siempre, pasando inadvertidos: "La mayoría de las veces nadie piensa que nosotros somos el grupo, piensan que somos los mozos de otra banda. En el fondo me pone mucho. Es lo que buscamos". Pero la confusión solo dura lo que tardan en cambiarse de ropa, es lo que ocurre cuando tu uniforme es "una camisetilla interior".
Babelia
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