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“Nunca haré ‘Airbag 2”

El cineasta estrena ‘Rey gitano’, una comedia en la que repite, 18 años, después, humor y parte del equipo de su taquillazo gamberro

Gregorio Belinchón
Juanma Bajo Ulloa, retratado el martes en Madrid.
Juanma Bajo Ulloa, retratado el martes en Madrid.carlos rosillo

Hace ya 18 años de Airbag. Y en todo ese tiempo mucha gente se ha preguntado: ¿por qué no hubo una segunda parte de una comedia gamberra que logró 2,1 millones de espectadores y recaudó más de siete millones de euros? Karra Elejalde siempre tuvo en su cabeza el arranque de la continuación, el resto del reparto ha esperado disponible todos estos años… Pero Juanma Bajo Ulloa (Vitoria, 1967) se mantuvo firme en su no. “A mí repetir algo que ya he hecho no me interesa demasiado. Nunca hubo propuestas sólidas. Y sobre todo, en mí no hay voluntad. Nunca haré Airbag 2”.

En todo ese tiempo ha dirigido varios documentales musicales, otra película –Frágil (2004), casi experimental—, teatro, ha colaborado con otros cineastas y hasta ha montado una zarzuela. “La gente me dice por la calle que por qué no he hecho nada. Es un poco sorprendente. No tiene conciencia del trabajo que no es célebre. Estoy dando explicaciones todo el rato para que comprendan que el cine es un trabajo a veces frustrante, en el que algunos casos los proyectos –en mi caso varios [como Capitán Trueno]— no se materializan. Además, en mi caso, no he venido a este mundo a hacer películas, sino a otra cosa. Y entre esas cosas está descubrir qué es lo que me gusta, quién soy, qué se me da bien. Por ejemplo he buscado caminos en la música, porque soy un poco músico frustrado y hasta he producido una banda de rock”. Como cineasta, Bajo Ulloa se ha apunta a los que buscan y experimentan, no a los que repiten. “Visito lugares diferentes, y de esa intención nació Frágil”.

“Cada vez hay menos interés, porque la cultura triunfante es la desculturizadora”

Aquí surge el Bajo Ulloa de toda la vida, el que nunca tuvo pelos en la lengua, el cineasta con discurso combativo que dejó anonadado al cine español de inicios de los noventa con Alas de mariposa y La madre muerta. “Cada vez hay menos interés, porque la cultura triunfante es la desculturizadora. Se han degradado todos los extractos. Cada día es más complejo llevar al público a que vea algo fuera de los estándares. Y además, el cine está en manos de muy pocos grupos. Se ha polarizado, como en general España: o películas hechas por las televisiones comerciales o películas para cinetecas, filmotecas y festivales internacionales. Desaparecen las clases medias. Como en la sociedad española, pretenden que desaparezcan ideologías y se apuesta o por lo más frívolo y poco enriquecedor o el otro extremo en el que te consideran bicho raro porque ves cosas extrañas. Es muy triste. Porque en el fondo es lo que quiere el poder: una masa no crítica, que no piense y vea televisión y fútbol”.

Por ahí va Rey gitano, comedia explosiva que habla del poder y de quien lo posee realmente. “Espero que la gente sea consciente de que no es Airbag 2. Si la gente lo sigue pensando poco puedo hacer, pero sí se van a encontrar referencias como un humor parecido o por ser ambas películas corales de carretera”. Al vasco siempre le ha interesado la carretera por su simbología, “porque lleva al público a pensar en el recorrido que hace el ser humano con muchas dificultades”. ¿Y qué se encuentra al final? “Si eres humilde, has aprendido algo. Si eres soberbio, estás en sitio peor que al inicio”. Aunque, por seguir con el juego de paralelismos, en Rey Gitano, además de Elejalde y Bajo Ulloa, repiten de Airbag Manuel Manquiña, Rosa Maria Sardà o Albert Pla. “Buena gente”, ríe el cineasta.

Su referencia es Atraco a las tres, Don Quijote y Sancho Panza o, por qué no, Mortadelo y Filemón. “Son comedias que esconden grandes tragedias de fondo, con personajes miserables a los que les va fatal”. Como en Airbag. “Sí, no sé si llamarla tragicomedia, o si a las distribuidoras les interesa este género. En la comedia el gag es por el gag. Aquí hay intenciones ulteriores, un retrato que empuje al salir del cine a meditar”.

Bajo Ulloa es muy crítico con la España actual. “No nos gusta reconocer que somos un desastre, y asumir los errores es la única manera de superarlos. Si llevamos 500 años de picaresca será por algo, porque la toleramos. Y nos molesta que otro se lo lleve crudo no porque nos parezca inmoral, sino porque nos gustaría trincar nosotros ese dinero”.

“No nos gusta reconocer que somos un desastre, y asumir los errores es la única manera de superarlos”

El humor de Rey gitano retrotrae inmediatamente a Airbag. ¿Ha cambiado mucho el humor en España en estos 18 años? “Yo, al menos, me he vuelto más escéptico, más desesperanzado. Pero me siguen divirtiendo las cosas fueras de contexto, absurdas, surrealistas… Tenemos una enorme riqueza cultural, y una lengua con poder, y lo usamos fatal. En realidad, la gente ni es consciente de ese mal uso. En la película hemos basado los diálogos de Karra en sus patadas al lenguaje, y en los pases previos hubo público que ni se percató. En el fondo, creo que en estos 18 años el humor en España no ha variado mucho. Si acaso se ha degradado algo más, gracias a la incultura. Sigue pesando el humor más zafio, no se aprecian las sutilezas”. Y por contar cosas así, a veces se ha sentido vapuleado. “Es un peaje que pagas por tu independencia. Crean leyendas como que eres conflictivo…Por suerte, vivo algo fuera de la industria. En general se apoya la mansedumbre, la única razón por la que este país vivió una dictadura de 40 años, algo casi inverosímil. Nadie se levantó contra una situación inaceptable. De esos polvos nacen estos lodos. Yo creo que este país da para más, que su cultura, y su cine en particular, debería de ser superior. Y con mayor prestigio. ¿Qué turismo nos visita, por ejemplo? El de segunda, cuando en Europa solo Italia tiene mayor cantidad de monumentos. Me da pena”.

Físicamente, Bajo Ulloa, salvo por las canas, apenas ha cambiado en 20 años. Su mente, despierta, aguda, va a igual velocidad. Si hubo un lehendakari negro en Airbag, y ahora un rey gitano, ¿qué podía ser lo siguiente? “Aún resulta muy subversivo habla de la prostitución. Una mujer puta ejerciendo algún tipo de poder sería el siguiente paso provocador”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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