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Digno debut en Las Ventas del novillero Miguel Ángel Silva

Clemente sufrió una luxación en el codo izquierdo y Rey dejó atisbos de buen sello

El novillero Miguel Ángel Silva protagonizó ayer un digno debut en Las Ventas, en un festejo en el que firmó lo más destacado, dando una vuelta al ruedo al término de su primera faena, mientras que el francés Clemente acabó lesionado. Con casi un cuarto de entrada en una tarde de muchísimo calor, se lidiaron cinco novillos de Guadaira y un sobrero -el tercero- de Julio de la Puerta, bien presentados y de juego desigual. Destacaron segundo y cuarto, ambos por el pitón derecho; sin fuerzas ni raza, el primero; a la defensiva el tercero; deslucido el quinto; y remiso y complicado el sexto.

Fernando Rey: estocada caída (ovación tras aviso); y estocada (silencio).
Miguel Ángel Silva: pinchazo y estocada (vuelta al ruedo tras petición de oreja); estocada trasera y atravesada, y casi entera muy atravesada (silencio tras aviso); y pinchazo y estocada (ovación).
Clemente: cogido en su primero, al que despachó Fernando Rey de: pinchazo, metisaca, estocada trasera y descabello (silencio). Clemente fue atendido de una "luxación de codo izquierdo, pendiente de estudio radiológico. Pronóstico reservado".

El tremendo calor que hizo en Madrid marcó una tarde de toros de lo más agobiante, y los tres novilleros resolvieron sus respectivas actuaciones con distinta suerte. El francés Clemente fue, sin duda, el peor parado. Un percance en las postrimerías de su labor al tercero lo dejó fuera de combate; Fernando Rey no pudo pasar de los detalles sueltos con el lote más deslucido, mientras que el debutante Miguel Ángel Silva fue el que, a la postre, firmaría lo más entonado del festejo.

Este último, natural de la localidad extremeña de Zafra, recibió rodilla en tierra al novillo de su debut, un animal que apuntó escaso recorrido de salida, y, en consecuencia, su castigo en varas fue medido para que llegara a la muleta con fondo y movilidad; se arrancó de largo en las primeras tandas por su buen pitón derecho, lado por el que el novillero argumentó una faena más que interesante.

Toreo templado y compuesto, bajando la mano y hasta con momentos de relajo. Gustó el joven torero, que, al natural no pudo lucirse, y que abrochó faena con bernadinas de escalofrío. El pinchazo previo a la estocada final restó pañuelos en la petición de oreja, y todo quedó en una vuelta al ruedo.

Su segundo buscó terrenos de querencia, esperó y arreó en banderillas, pero se dejó mucho en la muleta por el lado derecho. Silva alternó pasajes estimables con otros más deslavazados, y no siempre supo cogerle el ritmo al novillo, en el curso de una faena que no acabó de romper lo suficiente, y dilapidada por completo en la suerte suprema.

El sexto fue un marrajo, con la cara suelta, acostándose y volviéndose en una baldosa, con el que Silva hizo una apuesta firme y sincera para solventar la papeleta.

Rey dejó atisbos de su buen sello con el capote ante su primero, sobre todo en un quite por chicuelinas de tanto ajuste como lentitud en su ejecución. Le costó un mundo al novillo moverse en las probaturas con la muleta, pero Rey, midiendo muy bien los tiempos, logró enjaretar una meritoria primera serie a derechas, dejándole siempre la muleta puesta para ligarle los pases. No duró mucho más el utrero, que protestó por el izquierdo y acabó desfondado, pero el malagueño, muy centrado y tesonero, se justificó.

En el quinto, cuya suerte de varas fue un simulacro, apenas pudo resolver nada ante un antagonista muy deslucido, con el que no lo vio claro en ningún momento. Lo mejor, la brevedad con la espada.

Clemente fue el que se llevó la peor parte. Su primero se inutilizó en el capote y fue sustituido por un sobrero de Julio de la Puerta que no estuvo sobrado de fuerzas, lo que propició que la faena apenas tuviera eco. Para más infortunio, y ya al final de su quehacer, Clemente sufrió un pitonazo seco en la mano, que le mandó directamente a la enfermería. Fernando Rey se hizo cargo de la muerte del astado.

Rejoneo inaugural en Teruel

El rejoneador Andy Cartagena fue el gran triunfador del festejo ecuestre con el que se inauguró ayer domingo la feria taurina de Teruel, y en el que tanto Mario Pérez Langa como la amazona Lea Vicens lograron un apéndice cada uno. Con media entrada, se lidiaron seis toros de Soto de la Fuente, blandos y reservones, que en general no ofrecieron facilidades.

Andy Cartagena, oreja y oreja; Lea Vicens, vuelta al ruedo y oreja y Mario Pérez Langa, silencio y oreja.

Finalmente, en la localidad zamorana de Fuentesaúco, y con tres cuartos de entrada, se lidiaron toros de Orive, aceptablemente presentados y de buen juego. El rejoneador Manuel Manzanares, ovación y oreja; Miguel Abellán, oreja y dos orejas, y David Fandila El Fandi, dos orejas y dos orejas.

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