Las manos que mecen la tele
Los mejores guionistas españoles escriben en verano relatos de ficción en EL PAÍS
Una televisión se enciende. Son las diez de la noche de un día laboral cualquiera, en cualquier salón de cualquier hogar en España. No importa la cadena. Posiblemente estará sonando la intro de alguna serie, y probablemente esté firmada por alguno de estos nombres: Carlos López, Javier Olivares, Mónica Martín-Grande, Manuel Ríos San Martín, Helena Medina, Eduardo Ladrón de Guevara o Virginia Yagüe. Son algunos de los mejores guionistas de España, son las manos tras El Ministerio del Tiempo, El Príncipe, Isabel, Sin identidad, Amar en tiempo revueltos o Cuéntame.
Ellos, dedicados rutinariamente al diálogo y las tramas audiovisuales, cambiarán este verano la televisión por el periódico —o lo compaginarán—. Se arremangaron (metafórica y literalmente), buscaron en cajones (mentales y reales), se ilusionaron y aceptaron la proposición de EL PAÍS: escribir un relato por entregas para la Revista de Verano, que empezará el próximo lunes 6 de julio y que durará hasta finales de agosto.
El pasado miércoles despejaron sus agendas y desayunaron juntos, y por momentos también revueltos en las disquisiciones del oficio. Algunos hacía tiempo que no se veían, otros trabajan juntos, y todos estuvieron de acuerdo en dos cosas: la ilusión que les había provocado el proyecto y, sobre todo, la visibilidad que empezaban a tener los guionistas, hasta ahora opacados por actores, actrices o famosos haciendo cameos. Entre cafés solos, cortados, con leche y con hielo, alguna Coca-Cola y muchos vasos de agua, contaron cómo ha sido la experiencia y cómo se enfrentaron a un reto alejado de las estructuras "particulares y cerradas" del guion, como lo definió Virginia Yagüe. "Pero con toda la libertad". Para ellos, ya ha empezado la cuenta atrás para la entrega del texto; para los lectores, la de la lectura. Nada de spoilers.
Carlos López (Madrid, 1962)
Es esclavo de sus pulgares —hace mucho que no anota en papel— y parece que de su extensa sonrisa, que no frena ni siquiera durante la entrevista; aumenta, si cabe, cuando comenta que debe ser el único guionista de España que no ha publicado libro todavía, eso sí, asegura que por imposibilidad suya.
Es la mano detrás de... Mujeres, 11M, El Príncipe, Ciega a citas y Ángel o demonio.
¿Ha habido literatura antes de este relato?
"Todos los guionistas, además de espectadores, son también escritores. Respondemos al perfil del literato en potencia".
¿Qué diferencias hay al sentarse a escribir un guion y un relato de ficción?
"Es diferente en la técnica, pero para el guion también escribimos el relato, el concepto, el argumento, las tramas, los personajes, estamos todo el día dándole vueltas a la cabeza intentando escarbar en la historia. De hecho, el origen del que yo he elegido es un guion de cine, tenemos cajones en la cabeza que son vasos comunicantes. Yo estoy al final contando historias que empiezan y que acaban.
¿En qué pensó cuándo llegó la propuesta de este trabajo de verano?
"El trabajo de un guionista es muy de ir a la mina, hacemos un montón de horas productivas al día por el calendario de alto rendimiento que llevamos; eso hace que no exista el miedo al folio en blanco. Buceé un poquito en las historias que tenía en los cajones y en la cabeza, elegí una y a partir de ahí no te puedo contar lo que pasó porque fueron los dedos los que marcharon para adelante".
Javier Olivares (Madrid, 1958)
Si hay una conversación en marcha, ahí está Olivares. Uno de esos seres inevitablemente sociales. Comenta que probablemente, dentro de poco, deje el guion y se dedique solo a la literatura. Pero quién sabe si será cierto, a veces, es imposible discernir entre lo serio y la broma.
Es la mano detrás de... Infidels, Kubala, Moreno i Manchón, Isabel, Víctor Ros y El Ministerio del Tiempo.
¿Ha habido literatura antes de este relato?
"Para mí, aunque el guion se vea y no se lea, también es literatura. Pero sí, experimenté al crear Isabel con una novela histórica completamente redocumentada y ahora estoy escribiendo una sobre Felipe II".
¿Qué diferencias hay al sentarse a escribir un guion y un relato de ficción?
"Cuando empiezas a escribir algo que no es guion te encuentras con un grave problema: quién cuenta la historia y cómo se cuenta. La principal ventaja tiene que ver con la literatura que me gusta, la anglosajona, o Baroja, o Galdós. Es decir, gente que le importa más lo que se cuenta que el estilo. El hecho de poder hacer una novela dialogada nos aporta un valor que está muy bien. Aunque curiosamente en el relato que voy a escribir no hay nada dialogado".
¿En qué pensó cuándo llegó la propuesta de este trabajo de verano?
"Mi primer pensamiento fue alegrarme. Me voy dando cuenta de que por fin los guionistas somos visibles; el segundo fue: 'No sé cuándo lo voy a escribir'. Me siento como el conejo de Alicia en el País de las Maravillas, no llego, no llego".
Mónica Martín-Grande (Madrid, 1974)
Avisa antes de empezar de que va a ser breve porque es vergonzosa. Da la impresión de que no necesita alargarse para decir lo que quiere decir y callar lo que no quiere; no hubo forma de que eligiese una única ficción: "Eso me va a meter en problemas con mis compañeros", y sonríe.
Es la mano detrás de... Compañeros, Mis adorables vecinos, Historias robadas, Rescatando a Sara y Sin identidad.
¿Ha habido literatura antes de este relato?
"No había hecho literatura antes de esto. Ha sido como un campo nuevo a explorar, bastante complicado por cierto, pero bonito".
¿Qué diferencias hay al sentarse a escribir un guion y un relato de ficción?
"Vamos mucho más rápido en guion, cuando afrontamos una secuencia hay prisa por enfocar el conflicto y hacérselo ver al espectador. Aquí te puedes recrear un poco más, a mí me ha gustado tener un poco más de tiempo para expresar las cosas".
¿En qué pensó cuándo llegó la propuesta de este trabajo de verano?
"¡Ay Dios! ¿Cómo lo voy a hacer y cuándo? Y me hizo mucha ilusión. Me parecía una oferta estupenda e ilusionante".
Manuel Ríos San Martín (Madrid, 1965)
Llegó y se fue en moto. Es conciso y si hay algo con lo que pueda entretener las manos, lo coje. Tiene la sensación de que el público generalista español no consume series americanas ni tampoco europeas. "Ojalá", espeta.
Es la mano detrás de... Médico de familia, Compañeros, Historias robadas, Rescatando a Sara y Sin identidad.
¿Ha habido literatura antes de este relato?
"Empecé escribiendo, incluso gané algún premio de relato y novela corta hace muchos años, pero cuando me puse con el guion dejé el resto un poco abandonado. De hecho, el que he elegido es un spin off de una novela que he escrito, Círculos. La he utilizado para entresacar unos personajes y una historia paralela que en el libro no tiene cabida".
¿Qué diferencias hay al sentarse a escribir un guion y un relato de ficción?
"Es interesante el paso de una a otra. Hay parte igual que es la de pensar y estructurar la historia, crear personajes... Pero escribir es distinto. En guion eres mucho más sencillo: pocas explicaciones, mucho diálogo. Luego llega un equipo y trabaja sobre ese producto, y hay un montón de gente que aporta cosas. En literatura no hay nada mas, nadie va a aportar nada a tu relato, tienes que dejarlo mucho más terminado para que directamente vaya al lector y sea su imaginación la que aporte algo".
¿En qué pensó cuándo llegó la propuesta de este trabajo de verano?
"Me hizo mucha ilusión porque se acordasen de los guionistas. Y me pareció interesante escribir ralatos que se continúen todos los días, lo cual tiene que ver con lo que hacemos normalmente. Es una oportunidad de que la gente conozca el trabajo de los guionistas desde un punto distinto. Va a ser estupendo".
Helena Medina (Barcelona, 1964)
Sus frases hacen eco, habla de forma pausada. Todo en ella es calma, y con ella, reivindica los tiempos de entrega, las pausas para pensar una historia y el sello de autor en las series españolas.
Es la mano detrás de... El reencuentro, Sara, 23F: el día más difícil del Rey, Operación Jaque y Niños robados.
¿Ha habido literatura antes de este relato?
"Hace mucho tiempo había escrito poemas publicados en Estados Unidos, y dos relatos cortos, pero de eso hace 20 años".
¿Qué diferencias hay al sentarse a escribir un guion y un relato de ficción?
"Ha sido difícil, estamos acostumbrados a contar con lo visual, que no depende de ti y a trabajar todo en diálogo. Esto es realmente mucho más libre, pero cuando uno está habituado a las restricciones del medio cinematográfico o televisivo (hace unas comillas en el aire) esa libertad da un poco de miedo, que todo dependa de ti. Ha sido interesante pero difícil".
¿En qué pensó cuándo llegó la propuesta de este trabajo de verano?
"Me hizo muchísima ilusión, me encantó la idea y dije que sí. A la hora de empezar a materializar, lo primero que me vino a la cabeza es que eran relatos de verano y que trataría de pensar en algo que apeteciera en verano".
Eduardo Ladrón de Guevara (Madrid, 1943)
No es fácil sentarse frente a este hombre al que el rostro le cambia por completo cuando sonríe. Lleva más de medio siglo creando historias. Más de cinco décadas escribiendo teatro, más de 20 obras de las que ha estrenado una docena, series y novelas, a finales del pasado junio se publicó la última, El champán frío y la venganza caliente (Espasa).
Es la mano detrás de... Cuéntame, Farmacia de guardia, Los ladrones van a la oficina, Querido maestro, Tío Willy. (Y añade: "Como dijo Groucho Marx, si no te gustan estas, tengo más")
¿Ha habido literatura antes de este relato?
"Procedo del teatro, pero siempre he seguido escribiendo. Hace una semana que se publicó mi última novela".
¿Qué diferencias hay al sentarse a escribir un guion y un relato de ficción?
"No estoy muy seguro de que todo sea literatura, necesariamente una novela no siempre es literatura. Ya me gustaría escribir como Borges pero es que no sé, hago lo que puedo. De cualquier manera son dos cosas distintas. El guion es fundamentalmente situación y diálogo, y la narrativa es la antítesis. Es un esfuerzo diferente, hacer novela es hacer un pulso contra la costumbre de escribir diálogos, pero muy apasionante, sobre todo si te has pasado la vida haciendo diálogos".
¿En qué pensó cuándo llegó la propuesta de este trabajo de verano?
Me gustó mucho, pero sin olvidar la dificultad que tienen las carreras cortas, esto es una de 100 metros y te obliga a cuidar mucho el lenguaje, a tener ojo con los gerundios... La cuestión del estilo es muy importante. La idea me hizo feliz.
Virginia Yagüe (Madrid, 1973)
Habla de la necesidad de ampliar las miras en el sector español. No solo es creadora, se mueve en el panorama actual con fluidez. Da la impresión de que conoce la situación, la acepta, pero sabe que tiene que seguir cambiando y ella aporta lo que la dejan para ese cambio.
Es la mano detrás de... La Señora, Prim, el asesinato de la calle del turco, 14 de Abril, La República, Amar en Tiempos Revueltos y preparando La Verdad.
¿Ha habido literatura antes de este relato?
"He escrito un par de novelas vinculadas a producciones audiovisuales, El marqués y Los niños salvajes. En septiembre de 2014 publiqué la última novela, esta ya era independiente, no tenía nexo de unión con otros proyectos".
¿Qué diferencias hay al sentarse a escribir un guion y un relato de ficción?
"El guion es un formato muy reglado donde ha habido evolución pero el parámetro es claro; la narrativa permite un ámbito distinto que nos da mucha libertad, pero que nos enfrenta a formas y técnicas que no usamos habitualmente. Y eso, a veces, genera ansiedad".
¿En qué pensó cuándo llegó la propuesta de este trabajo de verano?
"Me sentí muy orgullosa. Me gustó que fueran seis capítulos, tiene que ver con un manejo que hacemos del relato habitualmente y entiendo que también hay cierta revolución por dar entrada al mundo editorial o clásico a los guionistas".
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