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Dos caras de la nostalgia en el Azkena Rock Festival

Television y ZZ Top detacan en la primera jornada del evento rockero por excelencia

Dusty Hill y Billy Gibbons, de la banda ZZ Top, en su actuación en el Azkena Rock Festival.
Dusty Hill y Billy Gibbons, de la banda ZZ Top, en su actuación en el Azkena Rock Festival.L. Rico

Su reputación le precede. El Azkena Rock Festival es el campeón de los pesos medios, un festival para gente a la que, ante todo, le gusta la música. El evento rockero por excelencia: pequeño, en comparación con otros, pero con una fiel legión de incondicionales. Tras un par de años con un perfil más bajo, y quizá un tanto descuidado, el cartel de este año nos devuelve al Azkena más emblemático, con nombres muy jugosos y estilos que, sin salirse de la línea general del festival, tocan muchos y diferentes palos. Dos nombres destacaban en su primera jornada, tan atractivos como antagónicos: por un lado, Television, una de las bandas más influyentes de su generación, y buque insignia del proto-punk neoyorquino; por otro, los legendarios ZZ Top, un grupo con 45 años de historia que ha sabido, a partir de premisas muy sencillas, reunir entre sus seguidores a aficionados al blues, al hard rock y a su característico boogie rock tejano.

La nostalgia es un plato que se sirve caliente. Si se enfría, no sabe igual. Para una banda como Television también es un elemento peliagudo, como ocurre siempre que la obra maestra de un grupo es más grande que el propio grupo. Marquee Moon y Television son dos nombres indivisibles dentro de la historia del rock, por muy bueno que sean el segundo álbum de la formación —que lo es— y su álbum homónimo grabado al calor de su reunión en 1992. Así, la unión de ambos nombres en directo provoca un efecto más estimulante en el espectador, que no tiene que preguntarse qué van a tocar, ni en qué forma están, porque el rollo es que van a tocar Marquee Moon.

El guitarrista y cantante Tom Verlain, del grupo neoyorkino Television.
El guitarrista y cantante Tom Verlain, del grupo neoyorkino Television.David Aguilar (EFE)

Tom Verlaine y los suyos ya pasaron por el Azkena Rock Festival hace diez años con su formación original, en un concierto que se recuerda con menos efusividad de la que cabría esperar. Richard Lloyd saldría de la banda poco después, en 2007, dejando el mito un poco cojo. Cualquier fan sabe que Television sin Richard Lloyd no es lo mismo. Afortunadamente, su reemplazo, Jimmy Rip, lleva tocando con Verlaine desde primeros de los 80, lo que le da todas las credenciales que uno puede tener, sin ser el propio Lloyd.

Tal y como rezaban los carteles, el set de Television en el Azkena se compuso por los ocho temas incluidos en Marquee Moon, tocados de forma aleatoria a partir de un See No Evil que con sus primeros acordes apretó el gatillo de la memoria. La batería de Billy Ficca también apretó un gatillo en ese momento, cuando una caja tocada fuera de tiempo nos hizo darnos cuenta de que no estábamos ante los Television que grabaron aquel mágico disco en 1976, sino a unos señores mayores que lo tocaban para nosotros en 2015. Ah, la nostalgia, esa perra traicionera.

Dusty Hill, de la banda ZZ Top.
Dusty Hill, de la banda ZZ Top.ANDER GILLENEA (AFP)

Todos menos Rip, curiosamente, empezaron el concierto desganados, tocando de forma mecánica y desapasionada. Elevation, con otro par de garrafales fallos de tiempo de Ficca, y un Prove It tocado de forma increíblemente anémica, nos empujaron a buscar constantemente los referentes originales en nuestra memoria. Olvidar la interpretación y refugiarnos en las canciones —en nuestro recuerdo de ellas— para que el concierto no se viniese abajo.

Con Torn Curntain la cosa cambió, afortunadamente: Verlaine comenzó a implicarse más y la banda empezó a sonar en condiciones, abrigando dignamente al líder, que improvisó algunas líneas memorables con la guitarra tirando de su característico vibrato, sus violentos ligados y su instinto a la hora de frasear. Las guitarras de Verlaine y Rip fueron salvando el concierto y brindando los únicos momentos realmente brillantes, más allá de las innegables cualidades de las propias composiciones. Friction y Venus sonaron razonablemente bien (no tanto Guiding Light), y con un excelente Marquee Moon los neoyorquinos dieron por finiquitado el recital. Era lo que habían anunciado, después de todo.

Si el concierto de Television fue todo contenido y nada de continente (se nos ofrecieron las canciones tocadas sin florituras ni miramientos, con poca ambición, incluso), el de ZZ Top prometía ser lo contrario: todo continente y poco contenido. Desde que Billy Gibbons, Dusty Hill y Frank Beard se subieron juntos a un escenario en 1970, han ido modelando su imagen hasta una sana autoparodia con parafernalia que, si bien no es muy abundante, sí es muy característica. Sin embargo, su directo muestra a una banda hábil que, tocando música muy sencilla, lo hace con gracia y credibilidad. Más allá de las barbas, los sombreros y las gafas de sol, ZZ Top ofrecieron en Vitoria un sólido show rockero disparado por temas como Got Me Under Pressure, Waitin’ For The Bus, Jesus Just Left Chicago o el deliciosamente ochentero Gimme All Your Lovin'. A pesar de un sonido extremadamente pobre y un volumen injustificablemente bajo para un festival, el power trío más longevo del rock mantuvo un buen pulso todo el bolo.

Gibbons tiene la misma edad de Verlaine, y nadie lo diría viéndole moverse con sus piernecitas de alambre y los dedos huesudos con los que aporrea su guitarra. Pero, aparte de sus lentos movimientos y su aspecto envejecido, sigue sacándole mucho rollo a la guitarra, haciendo suyos varios licks de blues clásicos a base de estirar las cuerdas y retrasar ligeramente el tiempo, dándole ese característico carácter tejano.

Entre gritos por parte de la audiencia como “vaya volumen de mierda” o el ya clásico en discursos y mítines, “que no se oye”, Gibbons y los suyos tiraron de temas menos populares como Pincushion y los más recientes I Gotsa Get Paid y Flyin’ High, que con su estribillo casi AOR desembocó en dos versiones habituales de la banda: Foxy Lady y un Catfish Blues cantado por Dusty Hill en el que Gibbons demostró que, 40 años después de su antológico Blue Jean Blues, aún puede tocar blues como en los viejos tiempos. Otros dos clásicos del grupo, Top Dressed Man y Legs, dieron paso a los bises de rigor con La Grange y Tush cerrando un concierto que ofreció lo que uno podría esperar de ZZ Top: barbas, coreografías y buen rollo, por supuesto, pero también algunos pequeños clásicos tocados de forma tan llana como genuina. Nunca grabaron un álbum tan apabullante como Marquee Moon, pero tampoco parece que les preocupe demasiado.

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